Profesionalizar a los agricultores en libertad
Ante el anunciado "tractorazo" por parte de productores agrícolas eficientes y de alta productividad, programado para el 10 de agosto, nucleaciones de "sintierras" y otras organizaciones campesinas anunciaron rectificaron a medias que aprovecharían la ocasión para distintas movilizaciones, incluyendo la invasión de inmuebles. Ocurrió, sin embargo, que el "tractorazo" fue desactivado por desaparecer la causa que motivó su programación, pero los grupos campesinos opuestos a la modernización de la producción agrícola, por motivos de orden político-ideológico, siguen anunciando que ese mismo día procederán multitudinariamente a numerosas acciones de fuerza. El país tiene así la posibilidad de estar frente a la iniciación de un conflicto político-social con claro sentido de "lucha de clases", una noción que, como se sabe, es parte esencial del pensamiento y la doctrina del marxismo. Nuestro país no puede darse el lujo de seguir equivocándose y menos aun de ir a conflictos. Lo que debiera atraernos no es solamente el reparto de tierras: es la profesionalización de los agricultores. Su educación para poder buscar una vida de mayor bienestar, tanto en el campo como en las ciudades.
Este diario ya había expresado preocupación sobre el próximo 10 de agosto porque para ese día los productores agrícolas eficientes y de alta productividad el primer sostén de la economía lícita del país habían fijado la realización de un nuevo "tractorazo", y temíamos que como de hecho ocurrió ello provocara una reacción de las nucleaciones de "sintierras" y de otras organizaciones campesinas. Efectivamente, estas pronto anunciaron que aprovecharían el "tractorazo" para distintas movilizaciones, incluida la invasión de los inmuebles del otro sector.
Ocurrió, sin embargo, que los productores agrícolas mecanizados desistieron de la acción proyectada pues el Ejecutivo nacional dejó sin efecto el Decreto Nº 1937, cuyo dictamiento era precisamente lo que había motivado la realización del "tractorazo".
He aquí, no obstante, que los grupos campesinos opuestos a la modernización de la producción agrícola, por motivos de orden político-ideológico, habían anunciado rectificaron a medias que ese mismo día 10 del mes en curso procederían multitudinariamente a numerosas acciones de fuerza, incluyendo el "sitio" de Asunción, cierre de rutas, concentraciones populares en torno al Congreso y al edificio de los Tribunales asuncenos, así como también a la realización de una "consulta popular" sobre el cambio de la actual Constitución de la República.
El país tiene así la posibilidad de estar frente a la iniciación de un conflicto político-social con claro sentido de "lucha de clases", una noción que, como se sabe, es parte esencial del pensamiento y la doctrina del marxismo.
La situación se complica adicionalmente porque el Ejecutivo, si bien ha tenido algunas expresiones correctas, parece estar dividido. Abundan en él personajes que obviamente simpatizan con el marxismo, algunos de los cuales actualmente están incluso siendo sospechados de ayudar a las agrupaciones campesinas que se oponen radicalmente a la agricultura moderna. Es harto difícil presumir cuál será su actitud si surgieran situaciones de violencia.
Para decirlo con claridad, en el país se tienen actualmente dos ideologías opuestas y consecuentemente en pugna. Entre ambas existe, además, una fuerte cantidad mayoría, puede suponerse de paraguayos del campo que tiende a la democracia de cuño liberal o, a lo sumo, de sentido social demócrata.
Con todo, el sector agrícola empresarial y el de los que se encuentran en el medio entienden y aceptan el capitalismo, buscando sí que se limiten sus excesos. El sector de los campesinos ideologizados hacia el marxismo es gran partidario de la supresión de la propiedad privada, que ha de ser convertida en "comunitaria".
El problema es de base ideológica, pero también ha de ser analizado como una cuestión de orden práctico. Una visión productiva que, cuando menos, data del siglo XVII, de ninguna manera puede hoy servir a la Nación. El problema de la tierra en el Paraguay ya se ha demostrado con claridad es más una cuestión de conocimientos, de educación, de visión de futuro, que de cualquier otro orden.
Hay dos ejemplos en la historia que deben ser recordados. Por una parte, en todas las naciones agrícolas incluidos los Estados Unidos y gran número de naciones europeas los establecimientos productivos han crecido en extensión, produciendo inclusive el éxodo de campesinos a las ciudades y a otros campos de actividad laboral.
Por otra parte, el referente al sistema soviético de las granjas comunitarias terminó en el mayor de los fracasos. Por de pronto, la ex Unión Soviética empezó a privatizar la propiedad de la tierra y con ello aumentó su producción. Hoy lo está haciendo incluso la propia Cuba de los hermanos Castro.
Nuestro país no puede darse el lujo de seguir equivocándose y menos aun de ir a conflictos.
Lo que debiera atraernos no es solamente el reparto de tierras: es la profesionalización de los agricultores. Su educación para poder buscar una vida de mayor bienestar, tanto en el campo como en las ciudades.
Ocurrió, sin embargo, que los productores agrícolas mecanizados desistieron de la acción proyectada pues el Ejecutivo nacional dejó sin efecto el Decreto Nº 1937, cuyo dictamiento era precisamente lo que había motivado la realización del "tractorazo".
He aquí, no obstante, que los grupos campesinos opuestos a la modernización de la producción agrícola, por motivos de orden político-ideológico, habían anunciado rectificaron a medias que ese mismo día 10 del mes en curso procederían multitudinariamente a numerosas acciones de fuerza, incluyendo el "sitio" de Asunción, cierre de rutas, concentraciones populares en torno al Congreso y al edificio de los Tribunales asuncenos, así como también a la realización de una "consulta popular" sobre el cambio de la actual Constitución de la República.
El país tiene así la posibilidad de estar frente a la iniciación de un conflicto político-social con claro sentido de "lucha de clases", una noción que, como se sabe, es parte esencial del pensamiento y la doctrina del marxismo.
La situación se complica adicionalmente porque el Ejecutivo, si bien ha tenido algunas expresiones correctas, parece estar dividido. Abundan en él personajes que obviamente simpatizan con el marxismo, algunos de los cuales actualmente están incluso siendo sospechados de ayudar a las agrupaciones campesinas que se oponen radicalmente a la agricultura moderna. Es harto difícil presumir cuál será su actitud si surgieran situaciones de violencia.
Para decirlo con claridad, en el país se tienen actualmente dos ideologías opuestas y consecuentemente en pugna. Entre ambas existe, además, una fuerte cantidad mayoría, puede suponerse de paraguayos del campo que tiende a la democracia de cuño liberal o, a lo sumo, de sentido social demócrata.
Con todo, el sector agrícola empresarial y el de los que se encuentran en el medio entienden y aceptan el capitalismo, buscando sí que se limiten sus excesos. El sector de los campesinos ideologizados hacia el marxismo es gran partidario de la supresión de la propiedad privada, que ha de ser convertida en "comunitaria".
El problema es de base ideológica, pero también ha de ser analizado como una cuestión de orden práctico. Una visión productiva que, cuando menos, data del siglo XVII, de ninguna manera puede hoy servir a la Nación. El problema de la tierra en el Paraguay ya se ha demostrado con claridad es más una cuestión de conocimientos, de educación, de visión de futuro, que de cualquier otro orden.
Hay dos ejemplos en la historia que deben ser recordados. Por una parte, en todas las naciones agrícolas incluidos los Estados Unidos y gran número de naciones europeas los establecimientos productivos han crecido en extensión, produciendo inclusive el éxodo de campesinos a las ciudades y a otros campos de actividad laboral.
Por otra parte, el referente al sistema soviético de las granjas comunitarias terminó en el mayor de los fracasos. Por de pronto, la ex Unión Soviética empezó a privatizar la propiedad de la tierra y con ello aumentó su producción. Hoy lo está haciendo incluso la propia Cuba de los hermanos Castro.
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CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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