Daniel Schweimler BBC, Santiago de Chile |
¿Un héroe nacional, que salvó al país del caos comunista, está luchando por su último aliento luego de pasar 91 años dedicándose a su gente?
¿O un asesino y un ladrón que finge estar enfermo para evadir el número creciente de acusaciones de fraude y violaciones de derechos humanos presentadas en su contra?
Chile, como lo fue durante los 17 años del gobierno militar de Augusto Pinochet y los tres años de gobierno socialista que precedieron a ese período, es un país dividido.
Mientras Pinochet se encuentra en un hospital militar de la capital, Santiago, tras haber sufrido un infarto al miocardio este domingo, sus seguidores se reúnen en las afueras del centro asistencial ondeando banderas chilenas, cantando y colocando bustos de bronce de su héroe en el pavimento.
Al pasar, los conductores tocan sus cornetas en apoyo.
Muchos de los participantes son mujeres mayores del barrio de clase alta Las Condes.
¿Recuerdos?
Pero otros son jóvenes que deben tener muy pocos recuerdos, o ninguno, del sangriento golpe de estado que llevó a Pinochet al poder en 1973.
"Como chilena siento que debo estar aquí para agradecerle al general Pinochet por todas las cosas que hizo por este país. La nación no tiene memoria y ha olvidado mucho de lo que ocurrió", dice una joven.
Cuando le recordé a un hombre joven que en contra del ex líder militar pesan varios cargos por fraude y abuso a los derechos humanos, me respondió: "ya lo sé, pero él sigue siendo lo mejor que le ha pasado a Chile".
Una de las personas en la larga cola de amigos que quieren visitar a Pinochet es su ex ministro de Relaciones Exteriores, Jaime del Valle.
"Él heredó un país en caos. No había orden, ni comida, la gente estaba desesperada. Era un período muy difícil. Y él nos dejó un país en donde había normalidad, la economía estaba en buen estado y todo estaba en orden", comentó del Valle.
Acciones de la acusación
Este domingo Pinochet fue sometido a un procedimiento quirúrgico para ampliar un vaso sanguíneo tras el ataque cardíaco que sufrió.
Un sacerdote católico fue llamado para administrarle los santos óleos. Sin embargo, desde entonces, el médico Juan Ignacio Vergara ha estado emitiendo partes médicos cada vez más positivos acerca de la condición del ex mandatario militar.
Ahora, algunos se preguntan si Pinochet estuvo realmente enfermo en algún momento.
Las mismas personas dicen que el ex mandatario tiene la costumbre de enfermarse a medida que se acerca un juicio por abusos cometidos contra los derechos humanos durante los 17 años en los que estuvo en el poder.
El ejemplo más evidente tuvo lugar hace siete años.
El juez español Baltasar Garzón intentó procesarlo y ordenó su detención en una lujosa casa en las afueras de Londres por más de un año, sólo para tener que enviarlo de vuelta a Chile por considerar que estaba muy enfermo para soportar un juicio.
Milagro médico
Al otro lado de la ciudad, lejos de los hoteles cinco estrellas y las tiendas de ropa de diseñadores conocidos, está la sede de las familias de los detenidos que desaparecieron en la época de Pinochet.
La presidenta del grupo, Lorena Pizarro, se sienta bajo un afiche inmenso que tiene las fotografías de 3.000 personas que perdieron la vida durante el gobierno militar.
"Quizás esta enfermo", señaló.
"Pero hace una semana lo vimos celebrar su cumpleaños, y se veía muy bien para ser un hombre de 91 años. Hemos visto varios milagros médicos con él, así que tienes que tener dudas", agregó.
El funeral
El aspecto más controvertido en Chile en este momento es si Pinochet, cuando muera, recibirá el funeral de Estado que normalmente está reservado para ex presidentes.
Sus opositores indican que nunca fue elegido, y con tantos casos legales en su contra, no debería recibirlo.
La prensa chilena dice que, como ex comandante en jefe del ejército, se le dará un funeral militar.
Pizarro comentó que "Pinochet es un terrorista y como tal, se le debería permitir morir con su familia, pero sin ningún honor que legitime los crímenes que cometió contra la humanidad".
El gobierno de izquierda de la presidenta Michelle Bachelet, quien estuvo presa durante el régimen militar, se ha negado a pronunciarse sobre el tema argumentando que no es apropiado hablar al respecto mientras el ex líder militar sigue vivo.
En 1989 Augusto Pinochet dijo: "iré al cielo. ¿A dónde iría? ¿Al infierno? No, no se preocupen, iré al cielo".
Sus seguidores no lo dudan ni por un momento. Pero sus opositores preferirían que se quedara alrededor un poco más para que pueda ser juzgado en la Tierra.