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viernes, abril 24, 2009

Compañías estadounidenses trataron de esconder efectos climáticos

Compañías estadounidenses trataron de esconder efectos climáticos PDF Imprimir E-Mail
viernes, 24 de abril de 2009
24 de abril de 2009, 10:14Washington, 24 abr (PL) Representantes de compañías energéticas estadounidenses mintieron para esconder la responsabilidad de la industria extractiva en el cambio climático y mantener las emisiones de gases de efecto invernadero, revela hoy The New York Times. Por más de una década, el grupo Unión para un Clima Global cabildeó y realizó campañas públicas para sembrar dudas sobre los informes científicos que culpaban a las empresas del sector por las anomalías meteorológicas reportadas a nivel mundial.

Sin embargo, un documento archivado en un pleito federal demuestra que los expertos del complejo industrial consideraban irrefutables las alertas climáticas emitidas por los activistas ecológicos a pesar de manifestar públicamente lo contrario.

El papel de los gases causantes del efecto invernadero no está bien claro, aseguraron ante los medios de difusión y legisladores durante la década de 1990, pero en un informe privado de 1995 reconocieron que la base científica de tales aseveraciones era innegable.

Grandes corporaciones del sector energético financiaron a la Unión, que por su trabajo recibió un millón 68 mil dólares en 1997, el año en que se aprobó el Protocolo de Kyoto sin la firma de Estados Unidos, refiere el rotativo.

Aunque el grupo se disolvió en 2002, algunos de sus antiguos miembros continúan cabildeando en Washington contra cualquier ley o tratado para regular las emisiones de sustancias contaminantes de forma drástica.

mgt/iep

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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
 
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BIOETICA: La bioetica y su relación con la tecnología medica-1

La bioetica y su relación con la tecnología medica-1

La bioetica y su relación con la tecnología medica

1. Bioetica: surgimiento y desarrollo
2. Principios Bioéticos
3. Principio de la Autonomía o el respeto de las personas
4. Principio de la Beneficencia
5. Principio de la Justicia
6. Desarrollo tecnologico y problemas bioeticos de la tecnologia medica
7. Conclusiones
8. Revision Bibliografica
9. Resumen

1. Bioetica: surgimiento y desarrollo

En 1970, el oncólogo norteamericano V.R.Potter, estableció por vez primera el término bioética con la intención de dar a entender una forma de acción para la sobrevida y, simultáneamente para un mejor vivir en un medio natural desarrollado gracias al progreso. Como es de suponer, este término ha sido objeto de múltiples definiciones de entonces acá, existiendo en la actualidad múltiples controversias acerca de una cabal significación del mismo.1

En el contexto de las ciencias biológicas, la bioética resulta muy similar al cuestionamiento moral que surgió después de la segunda guerra mundial ante la perspectiva de las potentes y terribles armas nucleares, capaces de destruir la humanidad, en cuanto a los límites que la sociedad debía, en definitiva imponer al desarrollo de la ciencia en su proyección tecnológica. Así mismo, el interés en este campo se ha intensificado considerablemente desde que se descifro el código genético humano y se plantearon nuevas posibilidades y surgieron nuevas perspectivas de manipulación científica de la naturaleza. Dentro del vasto campo de la bioética caben cuestiones tan diversas como la liberación en el medio ambiente de compuestos basados en la tecnología del ADN recombinante, las ciencias biomédicas y la guerra, las investigaciones sobre y con niños, la ética sexual, el suicidio, la política del control obligatorio de la natalidad y la deshumanización e institucionalización de la atención.7

La Bioética no se la debe limitar solamente al ejercicio de la medicina, de su práctica en el contexto más amplio, sino ésta debe pretender encontrar todas aquellas vías que expliquen la relación más acabada y completa existente entre el ser humano y las denominadas ciencias de la

salud. Sin dejar de ser una potente herramienta moral, cuyo uno de sus objetivos es encontrar el nuevo marco racional y creativo que sustenta a cada nuevo avance en el conocimiento, científico debe ser capaz, al mismo tiempo, de integrar tales avances al quehacer médico diario, para el bien y en aras de la conservación de la vida.

La Bioética se la puede considerar surgida como en un intento por profundizar en la necesaria búsqueda de la verdad, de todo aquello relacionado con el bien integral del paciente, es decir con las esferas psicológicas, biológicas y social de éste y así posibilitar la potenciación y expresión, con la mayor fuerza posible de todos los elementos de la persona.

La Bioética toma y considera al ser humano en su relación estrecha con sus factores ambientales, como naturaleza, cultura, religión, política y sociedad, entre otros. Su campo es mucho más amplio y, sobre todo más interdisciplinario que el de la ética biomédica, la cual se circunscribe más a los temas relacionados con los pacientes y el personal de la salud que los atiende.1

La Bioética no es sólo un código de derechos y obligaciones, sino una imprescindible herramienta que posibilita la ayuda a nuestros semejantes a realizarse a plenitud como personas, sobre la base de las leyes que rigen el movimiento y desarrollo de las ciencias de la salud, que guíen a la persona y la conduzcan al enfrentamiento de la posibilidad técnica con la licitura ética.8

En el horizonte bioético la regulación en virtud de las prescripciones interdisciplinarias del comportamiento racionable y humano en lo concerniente a la investigación, a las terapéuticas y a las aplicaciones de las biotecnologías, es la norma. En él se va mucho más allá del conjunto de normas jurídicas que ordenan a los ciudadanos y a la sociedad y, más allá aún de todas aquellas deontologías que definen, en su esencia, los principios y normas de la buena conducta entre los médicos y los pacientes.8

La bioética, en un sentido operativo, se presenta como un laboratorio experimental de la ética en el campo de la vida y por lo tanto comprende una metabioética racional de principios y una bioética normativa, dirigida específicamente hacia la praxis. En ella la racionalidad científica encuentra su debido lugar en nombre de la objetividad al tiempo que la sugestividad, la tradición, la moral y los sentimientos resultan, por si solos incapaces de fundamentarla y, mucho menos, establecerlas.1

El avance tecnológico y científico de nuestros tiempos, sin lugar a dudas, le ha proporcionado al ser humano la posibilidad de intervenir sobre otros seres y sobre su medio, lo cual ha producido modificaciones esenciales, profundas y de un efecto aún no conocido hasta el presente en el

campo científico y en el momento actual, de gran expansión tecnológica, no se puede preveer cuáles serán los limites de esas modificaciones; de aquí, que desde la introducción de la tecnología en la asistencia médica, en sentido general, se haya determinado el surgimiento de numerosos problemas jurídicos, éticos, morales y sociales que estimularon, en su momento, la creación de Comités de Etica interdisciplinarios encargados de introducir y hacer cumplir principios de moderación y de prudencia en indicaciones éticas, en lugar de las morales juzgadas anticuadas; es decir, se convirtieron en motores impulsores del desarrollo, indetenible, de la bioética.9

En una ocasión Mc Farlane Burnet, premio Nobel de medicina en 1952 expresó: "El propósito de

la medicina en el más amplio de los sentidos, es proporcionar a cada ser humano, desde el momento de su concesión hasta su muerte, salud, en toda su magnitud y la expectativa de vida que le permitan su constitución genética y los accidentes implicados en el vivir" 10 y en consecuencia con este magnifico planteamiento la Bioética ha de hacer lo posible por respetar escrupulosamente y, al mismo tiempo, la autonomía, la beneficencia y la justicia del individuo. Está obligada a ello aunque en la práctica resulte muy difícil y a veces rigurosamente imposible. Ella obliga a extremar las precauciones y fundamentar del modo más estricto los posibles criterios de decisión con independencia de la urgencia de los problemas concretos y cotidianos.

En el surgimiento y desarrollo de la bioética están presentes, vigentes y palpitantes todas aquellas cuestiones que son tan graves como para que intervengan en la definición y duración de la vida de los individuos y las sociedades, como sucede con frecuencia en medicina; entonces, más que nunca antes es preciso aguzar la racionalidad al máximo y dedicar todo el tiempo necesario a los problemas de fundamentación.

2. Principios Bioéticos

En el devenir de los muchos siglos en que prevaleció la filosofía griega del orden natural, que pronto cristianizaron los teólogos, la entonces llamada ética médica la hicieron los moralistas y la aplicaron, en definitiva, los confesores. En estos tiempos, al médico se le suministraba todo hecho pidiéndole o exigiéndole que simple y llanamente lo cumpliera, así mismo tampoco se comprendía muy bien que los casos concretos, de esencia definida, pudieran ser la causa o provocar conflictos graves, sustantivos, ya que una vez establecidos los denominados principios generales, de carácter inmutable, lo único que podían cambiar eran las circunstancias; dicho con

otras palabras: a lo largo de todos esos siglos de regencia filosófica griega no existió una verdadera ética médica, si por ella entendemos la moral autónoma de los médicos y los enfermos; existió otra cosa, la concesión aristotélica principista heteronómica, que muy bien pudiera denominarse ética de la medicina. Todo esto explica porqué los médicos no han sido por lo general ni muy duchos y, mucho menos competentes, en cuestiones de ética, la cual quedó reducida a una actividad propia del ámbito de los ascético y de etiqueta. 11

En la actualidad el panorama que se percibe es muy diferente al descrito. Estamos inmersos en una sociedad en que todos sus miembros integrantes son, mientras no se compruebe lo contrario, agentes morales autónomos, con criterios bastantes diferentes sobre que es lo bueno y lo que es

malo, con una relación médica que, por tratarse de una relación interpersonal, puede ser no ya accidentalmente conflictiva, sino esencialmente de esa naturaleza.1

Así mismo, el conflicto sube de grado y se profundiza si se toma en consideración que en la relación sanitaria pueden intervenir, además del médico y el paciente, la enfermera, la dirección de la unidad asistencial de que se trate, la seguridad social, la familia, autoridades competentes, entre otros factores. Todos estos agentes de la relación médico-paciente pueden reducirse al final a tres: el médico, el enfermo y la sociedad, cada uno de ellos con una significación moral específica. Así el enfermo actúa guiado por el principio moral de autonomía; el médico, por el de beneficencia y la sociedad por el de justicia. De forma natural, la familia se proyecta en relación al enfermo por el principio de beneficencia y en este sentido actúa desde el punto de vista moral, de una forma muy parecida a la del médico, en tanto que la dirección de la unidad asistencial, los gestores del seguro de enfermedad (de existir éste) y las autoridades competentes, tendrán que mirar y preocuparse, sobre todo, por salvaguardar el principio de justicia. Esto pone en evidencia, de manera irrefutable, que en la relación médico-enfermo están siempre presente, interactuando entre sí, si se quiere de forma dialéctica y necesaria, esas tres dimensiones: la de autonomía, beneficencia y justicia, y que es bueno que así sea 1,4. Así las cosas, si el médico y la familia se pasarán o intercambiaran con armas y bagajes de la beneficencia a la justicia, sin lugar a dudas la relación sanitaria sufriría de modo irremisible, como sucedería también si el enfermo renunciara a actuar como sujeto moral autónomo. Una vez más: los tres factores son esenciales, lo cual no significa que siempre hayan de resultar complementarios entre sí, pudiendo en ocasiones resultar conflictivos; por ejemplo no siempre es posible respetar por completo la autonomía sin que sufra la beneficencia y respetar esta sin que se resienta la justicia. Esto pone en evidencia la necesidad

de tener siempre presente los tres principios ponderados de manera adecuada en cada situación concreta.4,11-13

3. Principio de la Autonomía o el respeto de las personas

En este principio se toma en consideración, por lo menos, dos vertientes ético-morales fundamentales: 14


El respeto por la autonomía del individuo, que se sustenta, esencialmente, en el respeto de la capacidad que tienen las personas para su autodeterminación en relación con las determinadas opciones individuales de que disponen.


Protección de los individuos con deficiencias o disminución de su autonomía en el que se plantea y exige que todas aquellas personas que sean vulnerables o dependientes resulten debidamente protegidas contra cualquier intención de daño o abuso por otras partes.

La aparición y puesta en práctica del principio de autonomía ha influido profundamente en el desarrollo de la bioética, tanto desde el punto de vista sociopolítico como legal y moral. El mismo a cambiado indiscutiblemente el centro de la toma de decisiones del médico al paciente y a su vez a reorientado la relación del médico con el enfermo hacia un acto mucho más abierto y más profundamente franco, en el que se respeta y toma como centro de referencia la dignidad del paciente como persona.4,15 En la actualidad se plantea que el auge del principio de la autonomía en la práctica biomédica ha protegido a los enfermos contra las flagrantes violaciones de su autonomía e integridad que en el pasado, por simples razones éticas eran tan ampliamente aceptadas como permisibles.

No obstante, lo planteado el principio bioético de autonomía, como es de suponer, no resulta lo suficientemente fuerte, no basta para garantizar el respeto a las personas en las transacciones y hechos médicos en los cuales éstas puedan verse involucradas con todos los matices y significados que ello entraña. Al respecto del fundamento de las relaciones médicas, el concepto de integridad es más rico y fundamental. El mismo está más estrechamente ligado a lo que significa esencialmente el ser humano completo en sus aspecto psicológicos, biológicos y espiritual. Este concepto resulta más exigente y difícil de captar en un contexto legal o en lo relativo a los llamados procedimientos de consentimiento informado. En definitiva la autonomía depende de la preservación de la integridad de las personas, y tanto una como la otra dependen de

la integridad del médico, pudiéndose asegurar que la integridad sin conocimiento es débil e inútil y el conocimiento sin integridad es peligroso y temible.15

4. Principio de la Beneficencia

La esencia de este principio consiste en la obligación ética de aumentar, tanto como ello sea posible, los beneficios y reducir al mínimo los daños y prejuicios que el individuo pueda recibir.

El ejercicio de la medicina está orientado por principios éticos que tienen sus raíces en conceptos filosóficos, el no causar daños y hacer el bien al paciente. En la mayoría de los textos clásicos de medicina también se establecen limitaciones, claras y precisas, en cuanto al empleo de los conocimientos médicos para determinados objetivos. Los actos como la eutanasia, como el

aborto, la tortura, el ejercicio del poder o incluso la manipulación de las personas por medio de una intervención médica completa pueden ser excluidas de la práctica, no sólo idónea sino también hábil de la medicina por esas restricciones de la conducta profesional. Es un hecho de tradición que tanto la ética como la pericia se aúnen en el campo de la medicina; no obstante ello debe recordarse que la ética sin la debida pericia nunca puede resultar eficaz pero que la pericia, por muy grande que esta sea sin la correspondiente dosis de ética nunca redundará en beneficio del paciente.11

Del principio bioético de la beneficencia se derivan normas que exigen el establecimiento de los riesgos de la investigación, que éstos sean del todo razonables, tomando en consideración los beneficios que se esperan obtener, que la concepción de la investigación que se pretende realizar sea sensata y atinada y que los investigadores que habrán de intervenir en la misma tengan el grado de idoneidad requerido para llevar a cabo debidamente sus tareas, al tiempo que salvaguarden el bienestar de los sujetos de la investigación. 14

Cuando se trata del cuidado de los enfermos, nunca debe ser olvidado el ambiente cargado de valores de todo tipo en que se realiza o ejecuta la intervención médica de que se trate. Es por esta simple y llana razón que deben ser elaboradas listas de verificación de datos no científicos con el objeto de abordar como es debido las cuestiones personales y el conocimiento de aquellos valores que resultan imprescindibles para el establecimiento de una correcta relación médico-paciente y determinar, en definitiva, lo que es mejor para el mismo.12,13

La intervención médica no se puede basar única y exclusivamente en datos científicos, por la compleja naturaleza de la explicación médica en sí, por la incertidumbre inherente al diagnóstico y al pronóstico y, sobre todo, porque la ética de la medicina es, en primera y última instancia, tratar al paciente como un todo y no lo síntomas o enfermedades aislados. Nunca debe olvidarse que los conceptos de salud, bienestar objetivo y subjetivo y felicidad, al igual que sus opuestos, son mucho más inclusivos y dicen mucho más de la realidad objetiva del individuo que los datos de él obtenidos en el laboratorio.2

Implícitamente contenida en la letra del principio bioético de la beneficencia está la prohibición de infligir deliberadamente daños a otras personas. Esta importante y trascendental aspecto de la beneficencia se expresa a veces, por algunos autores e investigadores en este campo, como un

principio separado de la Bioética, al cual se le ha dado la denominación de principio de la no-maleficencia, o lo que es lo mismo, no ocasionar daño alguno.

5. Principio de la Justicia

Este principio se sustenta en la obligación ética de dar a cada una de las personas lo que verdaderamente necesita o corresponde, en consecuencia con lo que se considera correcto y apropiado desde el punto de vista moral.14 La aplicación consecuente de este principio puede suscitar el surgimiento de problemas éticos, que últimamente se presentan con gran frecuencia en la práctica médica y que están en relación directa con los adelantos tecnológicos de carácter diagnóstico y terapéutico. El alto costo de estos recursos obliga, la más de las veces, a utilizarlos de manera selectiva y es entonces cuando surge el conflicto de decidir quiénes deben beneficiarse de ellos y quiénes no. Además, también en los últimos años se han incrementado y arreciado las críticas por el indebido uso de esas tecnologías y las repercusiones negativas que ello puede tener entre los costos y los beneficios obtenidos.9,16 Es indudablemente una desgracia que su empleo tienda a aumentar de manera sostenida, en forma indiscriminada y, como resultado, se encarezca significativamente la atención de salud, lo cual reduce el número de personas que reciben lo correcto y apropiado en un momento determinado. El principio bioético de justicia para todos le permite al médico que este pueda distinguir entre sus obligaciones médicas como profesional de sus deberes cívicos como ciudadano.

En la ética de las investigaciones con seres humanos el principio de la justicia se refiere principalmente al concepto de la llamada justicia distributiva, el cual establece una distribución equitativa de las cargas y de los beneficios de la participación en las investigaciones realizadas, aceptándose diferencias en tales distribuciones si las mismas se basan en distinciones moralmente pertinentes entre las personas, como puede ser la de la vulnerabilidad que no es más que la incapacidad de proteger los propios intereses debido a impedimentos tales como la falta de capacidad para prestar un consentimiento informado o la ausencia de alternativas lógicas para recibir una atención médica de calidad o satisfacer otras necesidades psicológicas, biológicas o

espirituales, ser menor de edad o un miembro subordinado dentro de un grupo jerárquico, todo lo cual conlleva definir las medidas especiales que habrán de tomarse para la protección adecuada y correcta de los derechos y el bienestar de la personas vulnerables. 14

La solidaridad humana exige que se preste asistencia y se proteja del sufrimiento al prójimo aún cuando existan profundas diferencias ideológicas, religiosas o de cualquier otro tipo entre los individuos, lo cual pudiera muy bien ser o constituir un punto más de apoyo o sustentación del principio bioético de la justicia
6. Desarrollo tecnologico y problemas bioeticos de la tecnologia medica

La Ciencia y la Técnica constituyen en la actualidad la principal fuerza productiva de la sociedad.

Sin el directo y decisivo concurso de las mismas es imposible concebir un desarrollo social sostenido y sostenible por cuanto estas se proyectan directamente en todas las facetas del quehacer creador del hombre, no solo en la producción como tal, consecuencia de su trabajo, sino también, y muy importante, en su productividad. Ambas son el motor impulsor para la consecución de la más plena satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del ser humano y su empleo lógico, racional y consecuente representa la más plena garantía de la felicidad humana.

La situación que enfrenta la sociedad en el último decenio del siglo XX obliga a la reflexión sobre las transformaciones conceptuales que demandan nuevas formas de abordar el estudio del panorama multidimensional de las ciencias médicas en nuestros días. 17

La investigación y el estudio sobre el bienestar de los individuos precisan hoy más que nunca de datos de alta calidad y de resultados que tengan como base estudios interdisciplinarios teniendo en cuenta que la salud y el bienestar humano son la base y la razón de ser de todos los esfuerzos del desarrollo, es decir, se precisa de una tecnología de avanzada para lograr tales propósitos.

La salud como diría George AO Alleyne 18 "en su totalidad es una esfera en la que no tenemos que aceptar un juego de suma cero ni un mundo en el que nadie sale ganando". Lograr la estabilidad en el terreno de la salud es una meta que redunda en el mejoramiento y bienestar de las personas, llegando a los umbrales del siglo XXI con los logros del pasado, pero identificando los objetivos del futuro. 17

Hablamos de la era de la tecnología; al respecto en 1962, el Comandante Ernesto "Ché" Guevara 19 expresó: "... el mundo camina hacia la era electrónica... todo indica que esta ciencia se constituirá en algo así como una medida del desarrollo; quien la domine será un país de vanguardia..."

Para el logro de tales objetivos es necesario hablar del uso de la información (como conocimiento) para la salud, de sus posibilidades y del significado de las nuevas tecnologías para su desarrollo. El logro de la meta "salud para todos" depende en gran medida del aporte y acceso a la información misma.

Cabe muy bien citar lo expresado por Alleyne 18:

"El más poderoso de los instrumentos modernos -la información- quizás sea el único instrumento capaz de cerrar la brecha entre el mundo que es y el mundo que podría ser- el único instrumento que puede aliviar la ignorancia causante de mala salud y sufrimiento."

Las condiciones de salud están íntimamente relacionadas con la equidad en las condiciones de vida y de acceso a los frutos del desarrollo científico y tecnológico. La información constituye uno de los elementos esenciales para lograr estas metas.

Desde la antigüedad la transmisión del conocimiento influyó en el progreso y desarrollo de las ciencias. Galileo 20, a quien se atribuye el establecimiento de las bases empíricas de la ciencia, como los filósofos naturales utilizó sus escritos para la comunicación de sus ideas y avances, partiendo de los patrimonios anteriores.

Es evidente que desde el pasado el conocimiento fue obtenido y transmitido ya sea mediante palabras o por otras formas. En estos momentos los procesos para la obtención de la información han cambiado, pues ahora existen métodos más complejos que permiten obtener datos, compartir y comunicar mensajes casi minuto a minuto.

La tecnología permite, además de la obtención, recopilar, analizar, almacenar y recuperar la información a velocidades y con costos inimaginables. Las computadoras y la comunicación han revolucionado la estrategia de informatización en muchas sociedades, incluso en el campo de la salud.17

Marcelo Sosa en su libro Telematic and Health 18, se refiere a la información como la piedra angular de las ciencias médicas y cita lo expresado por el Dr. Héctor Sosa Padilla- pionero que ayudó a la OPS en el desarrollo de los sistemas de información-

"La colección y el estructuramiento sistemático de los datos según el espacio, el tiempo, los temas y los objetos... en el contexto de las decisiones que deben adoptarse, es lo que constituye la verdadera información para el planificador, el cuerpo legislativo, el nivel de gestión o el técnico."

La información es crucial para alcanzar la meta "salud para todos", pues constituye un factor determinante en la formación de nuestros profesionales y en el bienestar y la atención de la

población en general. Por lo tanto, el acceso a la misma juega un papel importante en el logro o no de la salud de algunas personas o grupos desfavorecidos y contribuye al mismo tiempo, de manera particularmente importante, a la aplicación de principios bioéticos como el de la justicia y la beneficencia.

Hablar del mundo de la telemática y su influencia en la medicina es pensar en el monitoreo de enfermos, la automatización de los registros, la captura de datos en línea y las nuevas posibilidades que brinda la telemedicina, las cuales facilitan a todos los profesionales de la salud la competitividad en sus trabajos, con una sensible mejoría del desempeño hacia la consecución de una meta de excelencia.17

En estos términos, la introducción de redes mundiales sobre información sanitaria representan la llave del desarrollo de las ciencias médicas, pues han posibilitado saltar barreras económicas, políticas y físicas. La cantidad de información sobre salud mundial aumenta de manera vertiginosa, por lo que la única manera de manejarla en forma racional es mediante la formación de redes que empleen las capacidades que brinda el surgimiento de la Internet y el World Wide Web. 17

Pensemos en lo expresado por la Dra. Ingrid Libman de la Universidad de Pittsburgh "La mayor parte de la salud pública y la medicina preventiva involucra la transferencia de información". Por lo que, si se logran aplicar las telecomunicaciones a la medicina, se podrá obtener un mejoramiento en la salud, tanto en las naciones industrializadas como en los países en desarrollo, de esta forma la práctica de la atención de salud en los próximos años cambiara espectacularmente., y en esto coincidimos con el Dr. Roberto Rodríguez, coordinador del Programa de Sistemas de Información sobre Servicios de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que plantea que las aplicaciones que utilizan tecnologías basadas en las telecomunicaciones están incorporándose rápidamente a las prácticas de salud, mucho más allá del entorno institucional en el que se desarrollaron inicialmente. El motor que impulsa el interés por estas tecnologías es su creciente disponibilidad y accesibilidad, el movimiento a favor de un mayor acceso y calidad de los servicios de salud para un mayor número de personas, y el deseo de establecer sólidas prácticas de salud basadas en evidencias", sobre la base de una información fiable obtenida tanto al pie de la cama del enfermo mediante dispositivos apropiados para su utilización en directo o transmisión a distancia.21

Las nuevas tecnologías de información en el sector de la salud permiten una mayor preparación

para enfrentar y contrarrestar brotes de enfermedades, epidemias o desastres naturales y proporcionan a los trabajadores de la salud los datos necesarios para darle frente a los problemas que se presentan en el sector brindándole un fácil acceso a la información más precisa y confiable que éstos necesitan y que es en definitiva requerida y necesaria para la recuperación, curación y rehabilitación de los enfermos en sentido general.

La Bioética tiene que ver con el punto de contacto entre la ética y la tecnología médica moderna en lo que afecta el control de la vida humana3. Los avances tecnológicos médicos se pueden clasificar en tres categorías: los que permiten la curación de enfermedades a un costo moderado; los que facilitan y hacen posible la prevención de enfermedades y la promoción de la salud con poco dispendio económico y los que permiten mantener la salud y una calidad de vida aceptable, pero que para su implantación exitosa necesitan de considerables recursos tanto en la esfera material como lo humano22-24. Frente a la sociedad, los avances tecnológicos de este último tipo son los que crean problemas, ya que son los factores económicos los que decidirán a la larga si el surgimiento y dominio de una nueva tecnología debe o no tener una debida repercusión inmediata en la comunidad, ya sea por facilitar, limitar o finalmente rechazar su uso. Esto implica, en su esencia, un racionamiento más o menos grande de los recursos de salud. El hecho de que una técnica este disponible no conlleva necesariamente la posibilidad de que pueda ser utilizada, sobre todo, si los recursos son escasos y obligan a una utilización limitada de la misma como ocurre, por ejemplo, con los transplantes de órganos únicos (corazón e hígado), cuya extraordinaria difusión puede sobrepasar los marcos de los presupuestos monetarios destinados a la asistencia médica y dificultar con ello el desarrollo de otros programas de interés mucho más general25. En definitiva, los representantes de la sociedad deben preocuparse y al mismo tiempo exigir que la introducción y puesta en explotación de las nuevas tecnologías se acompañen siempre desde un principio, de una correcta evaluación de su aplicación y de los beneficios que con ella se obtendrán.26

Las nuevas tecnologías al ser aplicadas en el campo de la medicina pueden conducir a nuevos daños iatrogénicos, o lo que es lo mismo, a daños que el médico ocasiona aunque éste siempre intente producir el bien, o sea devolver la salud al paciente y que violan el principio de la no maleficiencia de la bioética.27

Sin lugar a dudas, en los últimos años se han cristalizado grandes y viejos anhelos de la práctica médica, de la Medicina como ciencia que es, en lo fundamental gracias al desarrollo de los conocimientos en el campo de la electrónica y su aplicación, a través de dispositivos ingeniosos capaces de contribuir o hacer posible diagnósticos de certeza con extrema rapidez o intervenir terapéuticamente de manera decisiva en el restablecimiento o curación del enfermo.

Hoy, más que ayer, somos testigos excepcionales del renovado despuntar de nuevas proezas, de vastas conquistas y aportaciones que muchas veces nacen separadas unas de otras tan solo por

una diferencia de días. Nuevos medicamentos, ingeniosos procedimientos de alta especificidad y sensibilidad para el diagnóstico, significativos adelantos en la llamada imageneología intervencionista, con asombrosas aplicaciones terapéuticas y grandes innovaciones revolucionarias en el campo de la cirugía. Todo ello tiene como objetivo, en definitiva, llevarnos a una medicina más precisa, a salvar exitosamente aquella utopía de los médicos de las épocas ancestrales: el acceso a una medicina científica, a nuestro alcance para poder disponer de ella, en el ejercicio médico, como una ciencia exacta. En este sentido los resultados han sido realmente benéficos, si bien, en su aplicación individual no siempre del todo favorables. Al respecto resulta interesante la reflexión hecha por Trousseau, en el siglo XIX, quien les pedía a sus ayudantes en la cátedra que no se olvidaran que la medicina era tan bien arte y contra lo cual ha atentado, de manera evidente, el crecimiento y desarrollo, en proporción casi geométrica de la medicina de nuestro tiempo. Esto le ha restado poder a aquel acto mágico de la medicina de antaño, cuando el médico ciertamente cambiaba el panorama del sufrimiento, tan solo con colocar su mano sobre el hombro del enfermo27. En otras palabras, el desarrollo tecnológico actual en el campo de la medicina ha afectado, y amenaza con hacerlo cada vez con más fuerza, esa necesaria corriente magnética que, cuando se establecen en forma fructífera, conocemos como relación médico-paciente.

Una medicina con un mayor grado de desarrollo en su tecnología de aplicación es, desde luego, más precisa pero también resulta mucho más costosa y se la observa así mismo incidir todos los días, negativamente, en el binomio del que cura con el que padece, como si atentara con la aplicación en la práctica del principio bioético de la justicia.

La práctica actual de la medicina enfrenta continuamente al médico facultativo con dilemas o problemas de tipo ético relacionados con los adelantos obtenidos en el campo tecnológico, ya sean éstos de carácter diagnóstico o terapéutico. Muchas decisiones de conflicto determinan que el médico no siempre desarrolle una conducta de respeto a las esperanzas y los deseos del enfermo debido a que en muchas directivas de los políticos, de acuerdo con la meta de salud para todos en el año 2000, se favorecen más las inversiones para la sociedad en su conjunto que para

el individuo aislado. 28 Puede tratarse tanto de terapéuticas brillantes como los transplantes, como de diagnósticos obtenidos por medio de costosas metodologías como son las técnicas de imagen: tomografía axial computarizada, resonancia magnética nuclear y activación neutrónica, entre otras. A pesar de las indudables bondades tecnológicas de tales procedimientos, su elevado precio encarece sustancialmente los servicios médicos, limitando de manera considerable el número de individuos que pueden tener acceso a los mismos, aunque realmente necesiten de ellos para un diagnóstico preciso y de rigor. Esto va en detrimento de la aplicación consecuente de los principios bioéticos de autonomía, de justicia y beneficencia, con repercusiones adversas sobre la calidad de la medicina primaria, comunitaria o de familia, incluso de la secundaria y de la terciaria.

En los últimos tiempos se ha observado una tendencia, no despreciable, al abuso del empleo de los medios tecnológicos en la práctica médica, lo cual ha dado lugar a un número elevado de protestas dirigida contra los médicos y al mal empleo hecho por estos de pruebas diagnósticas sustentadas sobre una tecnología sofisticada. 16 La conclusión inevitable de lo referido es que muchos facultativos ignoran realmente la utilidad de las pruebas que indican en comparación con otras parecidas, ya sea en relación con su posible valor en diferentes situaciones clínicas o bien con respecto al costo real de tales pruebas. 29

Las causas del empleo abusivo de la tecnología avanzada en la práctica biomédica de hoy están representadas por el hecho de que muchas de tales tecnologías pueden irrumpir en el mercado sin haber sido sometida con anterioridad a un estudio cuidadoso, tanto en lo referente a los riesgos que conlleva su utilización como a los beneficios que brindan y la real superioridad de éstas sobre otros procedimientos ya consolidados por su empleo anterior.30

Con el daño iatrogénico se violan los principios bioéticos, los cuales deben prevalecer al margen de la necesaria aplicación y utilización de los avances tecnológicos que resultan de la aplicación, inteligente y consecuente, de los conocimientos científicos actuales; al margen, también, de la realización de las imprescindibles investigaciones biomédicas con sujetos humanos, necesarias para el conocimiento de los problemas que, al ser resueltos de manera lógica, van a contribuir de manera significativa a su felicidad, espiritual y material.

7. Conclusiones

La aplicación consciente y consecuente de los principios de la Bioética llevan, a todas aquellas personas responsabilizadas con las investigaciones y la prestación de servicios biomédicos, a una mayor competencia y mejor desempeño en el ejercicio de sus actividades, hacia una excelencia investigativo asistencial en el campo de la Biomedicina.

El necesario e indetenible desarrollo de la tecnología médica, en su aplicación concreta, puede conllevar la vulnerabilidad de los principios bioéticos, sobre todo, el de la justicia y el de la beneficencia, con detrimento de los beneficios que se pretenden alcanzar en los sujetos implicados.

8. Revision Bibliografica


Cuer P. Iniciación a la bioética. La salud y los derechos humanos: aspectos éticos y morales. Washington (DC): OPS/OMS;1999. (Publicación Científica, 574)


Gracia D. Introducción. La Bioética Médica. Bol Of Sanit Panam 1990;108(5-6):374-8.


Ferguson SB, Wright DF. Nuevo Diccionario de Teología. El Paso, EU: Casa Bautista de Publicaciones; 1992: Bioética p. 146-8.


Pellegrino ED. La relación entre la autonomía y la integridad en la ética médica. Bol Of Sanit Panam 1990;108(5-6):379-89.


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9. Resumen

Se realiza un esbozo del surgimiento y desarrollo de la Bioética como instrumento para discernir entre los bueno y lo malo, entre lo que puede ser aplicado a un individuo sano para que no enferme o enfermo para que cure, que no denigre o menoscabe, en lo más mínimo, ninguno de los aspectos propios o inherentes a su condición humana. Se describen los principios sobre los cuales se sustenta la Bioética y, finalmente, se hace un análisis de la importancia del desarrollo tecnológico en su proyección en el campo de la Biomedicina, resaltándose la posibilidad de la vulneración de los principios bioéticos como consecuencia de su aplicación, con el detrimento de los beneficios que se pretenden alcanzar en los sujetos implicados que ello conlleva.

Existe un estado de emergencia internacional por adecuadas normas en el contexto de una ética biomédica que en su práctica social avanzada borre, de una vez y por todas la desconfianza actual frente al indetenible progreso científico-técnico cuando este está dirigido específicamente, al estudio, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación del ser humano en sus dimensiones psicológicas, biológica y social.

Aristóteles, hace 24 siglos, fue partidario de una concepción heterónoma del hombre, en la que el motor externo no era más Dios, sino la naturaleza, preconizando un desarrollo prudente y armonioso del ser humano hacia el bien. Él, fundador de la ética, la consideró como una rama específica de la filosofía, la que tenía por objeto el estudio de los hábitos o costumbres de los hombres, que no debe ser confundida con la palabra moral, que si bien equivale también, en su significado, a hábitos o costumbres, tiene una significación más restringida ya que por moral puede entenderse cualquier conjunto de reglas, valores, prohibiciones y tabúes procedentes desde fuera del hombre, que le son inculcados o impuestos por la política, las costumbres sociales, la religión o las ideologías, mientras que lo ético siempre implica una reflexión teórica sobre cualquier moral, una revisión racional y crítica sobre la validez de la conducta humana, o lo que es lo mismo, la ética deviene una justificación racional de la moral.1

Desde sus fuentes originarias la bioética médica ha servido, y en su esencia arde bien en alto, para discernir entre lo bueno y lo malo, entre lo que puede ser aplicado a un individuo sano para que no enferme o enfermo para que cure, que no denigre o menoscabe en lo más mínimo ninguno de los aspectos propios o inherentes a su condición humana. Así pensó el médico griego Hipócrates de Cos2 cuando consideró lo bueno identificado o reflejado en el orden natural y lo malo en su desorden, aunque ya Protágoras1, como sofista griego del siglo V ane, había propuesto la necesidad de procurar alcanzar y mantener en la práctica un acuerdo entre las llamadas por él normas de acción y el hombre, y que tal acuerdo fuera la medida de todas las cosas.

Así mismo, Platón2 , en su obra la República, planteó que el médico siempre ha sido considerado, respecto al cuerpo del hombre, lo que el monarca a la república y cuando fue absolutista o tirano, o ejerció el paternalismo propio de las relaciones familiares, hizo más daño que bien, y solo logró aliviar o curar cuando fue equilibrado en sus relaciones con sus semejantes, cuando fue prudente, justo, fuerte y templado.

En la Edad Media, los teólogos cristianos 2,3 consideraban que todas las relaciones que pudieran establecerse entre los seres humanos debían ser consecuencia de un orden natural predeterminado, esencialmente bueno, y que todo aquello que fuera en contra del mismo era obligatorio considerarlo malo, como el uso desordenado o no natural del cuerpo o de cualquiera de sus órganos, lo que llevó a pensar que la relación médico-enfermo, como relación social que es, tenía que efectuarse siguiendo también un orden natural predeterminado, por cuanto el médico lo que pretendía lograr en definitiva era un bien objetivo: la restitución del referido orden natural para lo cual, si era necesario, podía y debía proceder aún en contra del parecer del paciente.

Si bien Aristóteles puede ser considerado el padre de la ética, no fue otro que Kant E., un filósofo del siglo XVIII quien llegó a la formulación de los principios que están actualmente vigentes en relación con la misma. Él propuso una concepción autónoma por parte del hombre moviéndose en su tiempo y espacio existencial, enraizada o fijada en la razón humana y libre de cualquier influencia metafísica. 1

El universo intelectual referido, no cambió de manera significativamente importante hasta bien entrado el llamado mundo moderno; por ejemplo, la reforma protestante pretendió y consiguió, hasta cierto punto, sustituir la idea del orden natural predeterminado por el de autonomía o por el orden de la moral o de la libertad lo que conjuntamente con el descubrimiento progresivo de los derechos humanos, desde Locke2 hasta nuestros días, ha determinado que las viejas relaciones humanas establecidas conforme a las ideas medievales del orden jerárquico, empezaran a verse como demasiado verticales, monárquicas y paterno proteccionistas, planteándose como alternativa, a las mismas, otras de carácter más horizontal, democrático y simétrico. Fue precisamente con tal espíritu que se realizaron las grandes revoluciones democráticas del mundo moderno como la inglesa primero, la norteamericana después, algo más tarde la revolución francesa, la revolución de octubre y, porqué no también, la revolución cubana. 2

En la actualidad, los adelantos tecnológicos y el advenimiento de una sociedad pluralista que hace hincapié en la prevalencia de la autonomía del paciente instruido, integran en su conjunto una situación que resulta del todo compleja y constantemente cambiante, que exige, a su vez que la responsabilidad de la salud, en nuestro caso particular, debe ser compartida por el médico y el paciente, fundamentándose la misma en el conocimiento, el respeto mutuo y en la imprescindible combinación de la pericia y de la ética, y en cuyo contexto general ocupan un sitio de particular importancia la beneficencia y la justicia.2,4,5

El progreso de la humanidad, que tiene como sujeto protagónico el hombre, no está realmente reñido con la ética que ha de definir y conducir las relaciones sociales, de todo tipo, entre los mismos. Los avances de la ciencia plantean cada día, ciertamente, nuevos problemas éticos: las investigaciones y manipulaciones genéticas, la fertilización "in vitro", las investigaciones que se realizan con fetos, las innovaciones tecnológicas, o lo que es igual, tantas esperanzas como

peligros ante los cuales todos aquellos que desarrollan sus actividades científico-investigativas y de prestación de servicios, deben encontrar, por necesidad, el estrecho camino entre las ventajas enormes que se perfilan para la humanidad y los abusos o las desviaciones posibles que ello puede conllevar.6

El objetivo de este trabajo es contribuir a la comprensión de la importancia que realmente tiene la aplicación consecuente de los principios bioéticos en el trabajo integrado entre el enfermo y el personal técnico facultativo que lo atiende, específicamente en el campo de la tecnología médica.

Cuando en una Sociedad se respetan y aplican los principios bioéticos,
el ser humano logra alcanzar un grado más alto de humanización,
donde no puede influir ninguna corriente del mundo
exterior en desarrollo, porque siempre se remitirá a la conciencia
y a la dignidad interior de sus principios que,
en muchas ocasiones, serán las respuestas
a las diferentes circunstancias en que se vea sumergido.
Lic. Ileana R Alfonso Sánchez

Trabajo enviado por:
Lic. Ileana R. Alfonso Sánchez. Inv.Agregado.
ileana[arroba]monografias.com
ileana[arroba]infomed.sld.cu
Directora SubCentro Nacional de Información "Manuel A. Amador García".
Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos.
Dr. Troadio L. González Pérez. Inv. Titular.
J Dpto. Servicio de Clínica de la Nutrición. Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos. Cuba
Dra. Carmen Lena. Especialista de Medicina General Integral. Cuba
Dra. Rosa María Báez . Inv. Agregado. Directora Policlínico de Lawton. Cuba

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Hallado muerto un ejecutivo implicado en el escándalo por el cobro de incentivos en EE UU

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Se investiga el posible suicidio de David Kellermann, vicepresidente de la hipotecaria Freddie Mac

 
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David Kellermann. rtrpix

Washington, Agencias
La Policía encontró ayer muerto, supuestamente debido a un suicidio, a David Kellermann, director financiero y uno de los vicepresidentes de la empresa hipotecaria Freddie Mac, intervenida por el Gobierno por la crisis inmobiliaria. El cadáver de Kellermann, de 41 años, fue encontrado en su vivienda de Virginia, cerca de Washington, y, según parece, se suicidó mediante ahorcamiento.

La Policía del condado de Fairfax recibió una llamada del domicilio del ejecutivo en torno a las cinco de la mañana. Según la cadena de televisión WUSA, fue la esposa de Kellermann la que notificó su fallecimiento. Kellermann estaba en la empresa desde hacía 16 años, pero fue nombrado director financiero de Freddie Mac en septiembre de 2008, después de que la grave crisis inmobiliaria obligara al Gobierno a tomar el control de este gigante hipotecario y cesar a sus directivos.

Kellermann había sido uno de los directivos que se vieron envueltos en la polémica por el cobro de bonificaciones pese a la crisis en la que se encontraba la empresa. Según el diario «The New York Times», el directivo cobró un bono de unos 800.000 dólares, como parte del paquete de 210 millones que recibieron los principales ejecutivos de esta empresa y de su compañía «hermana» Fannie Mae.


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Desmadre en Buckingham

Desmadre en Buckingham

Guardias de seguridad de Isabel II vendían pornografía, se emborrachaban, colaban amigos y montaban apuestas

 
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cumpleaños a cañonazos. Soldados de la Royal Horse Artillery se preparan el martes para disparar 41 salvas como saludo real, con motivo del 83.º cumpleaños de la reina Isabel II de Inglaterra, en el Green Park de Londres.

Funcionarios de la Policía destinados en el palacio real de Buckingham, en Londres, se dedicaban en horas nocturnas a todo tipo de desmanes e incluso a actividades delictivas, según los testimonios presentados ante un tribunal. En lugar de vigilar el palacio frente a eventuales intrusos, los guardias de seguridad de Isabel II hacían supuestamente apuestas, vendían pornografía, se emborrachaban y comerciaban con esteroides, además de posar en el trono real.

Los funcionarios en cuestión introdujeron en varias ocasiones a sus amigos en fiestas de palacio a las que no habían sido invitados y les permitieron dejar sus vehículos en los aparcamientos de palacio durante sus visitas a Londres. Esas y otras sorprendentes acusaciones se han escuchado en el juicio que se sigue contra Paul Page, un ex guardián de seguridad de la Reina, acusado de fraude y de amenazas de muerte relacionadas con una compañía inmobiliaria fantasma que servía de tapadera de una operación de apuestas. El abogado de Page, John Cooper, preguntó al sargento McGregor si era cierto que había posado en los tronos de la Reina y de su esposo, el duque de Edimburgo. «¿Considera un hecho grave el que funcionarios de la policía como usted, dedicados a la protección real, pudieran acceder a los tronos de la Reina y del príncipe Felipe, se sentaran en ellos con los pies en alto y haciendo gestos cómicos con los dedos para que les fotografiasen?», le preguntó el abogado. El jurado escuchó como en sus tratos con Page, el sargento McGregor consiguió meter de matute en las fiestas de palacio a inversores a los que se daba un número de teléfono móvil de un policía por si hubiese problemas.


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MODELOS DE EDUCACIÓN SEXUAL & DERECHOS SEXUALES

MODELOS DE EDUCACIÓN SEXUAL

Modelos de educación sexual

En nuestros días los conceptos relacionados con el sexo se hallan por todas partes, se habla de sexualidad (la mayoría de las veces de oídas), se usa el sexo como reclamo de venta, ya sean coches, alcohol o ropa, y los medios de comunicación subrayan de manera ostentosa aquello que puede tener un toque morboso o de escándalo sexual. Pero, en paralelo, hay muy poca cultura sexual. Para lograrla resulta muy útil reivindicar la educación sexual en los términos en que lo expuso la Organización Mundial para la Salud (OMS):

"La educación sexual debe abarcar mucho más que la información. Debe dar una idea de las actitudes, de las presiones, conciencia de las alternativas y sus consecuencias. Debe de aumentar el amor, el conocimiento propio, debe mejorar la toma de decisiones y la técnica de la comunicación". OMS, 1983

Según las palabras del filósofo Maurice Merleau Ponty formuladas en 1975 para referirse a la sexualidad, "hablar de sexualidad humana es hablar de la esencia misma del ser humano". Esta visión supone un punto de partida a la hora de conocer, estudiar y profundizar en la sexualidad humana en general y de la educación sexual en particular. Debemos tener presente que cuando nos referimos a la educación sexual se ha de tener una visión completa de la complejidad del ser sexuado, y partir de la consideración de que la sexualidad es una parte integral de la personalidad de todo ser humano. Su desarrollo personal pleno depende de la satisfacción de necesidades humanas básicas, como el deseo de contacto, de intimidad, la expresión emocional, la búsqueda del placer, la ternura y el amor. Asimismo, hemos de tener presente que la sexualidad se construye a través de la interacción entre el individuo y las estructuras sociales, y que el desarrollo pleno de la sexualidad es esencial para el bienestar individual, interpersonal y social.

La educación sexual sigue siendo la asignatura pendiente de nuestro sistema educativo. Como materia no está integrada de modo formal en el sistema curricular y, sin embargo, cada vez es más necesario difundir conocimientos que logren cambiar ciertas actitudes sexistas que subyacen en dos auténticas lacras sociales: la violencia sobre las mujeres y la violencia sexual. Para erradicarlas es muy necesario procurar una buena educación sexual.

A lo largo de la historia reciente se han puesto de manifiesto diferentes modelos de educación sexual que conviven en nuestros días, entremezclándose y distorsionando mensajes. Debido a sus habituales contradicciones y a la ausencia de delimitación de sus fuentes, lo que debería ser una disciplina se ha convertido en discursos con trasfondos ideológicos que hacen difícil concretar enseñanzas y teorías.

Educación tradicional

Este modelo tuvo su mayor auge en Europa durante el siglo XIX y mantuvo una notable influencia en nuestro país hasta no hace muchos años. Algunas de sus características son:

- La procreación es el principal objetivo de la sexualidad, esto deviene en que se defiende la sexualidad como una característica que se desarrolla a partir de la adolescencia y termina al final de la madurez (etapa fértil), por lo que se niega la sexualidad infantil y la de los ancianos.

- Liga el placer a la sexualidad del varón y el sentimiento a la sexualidad de la mujer.

Educación higienista

El objetivo de esta educación es evitar riesgos inherentes a la actividad sexual. Se insiste en la abstinencia fuera del matrimonio o en el uso de métodos preventivos eficaces (según la ideología). No aporta una revaloración ética de la sexualidad y fomenta su visión negativa con el refuerzo de la idea de peligro asociada a la práctica sexual.

Educación procreadora

En este modelo, la educación depende de una antropología y una moral de determinadas creencias religiosas. La información se presenta de modo sesgado y moralizador. Otorga a la procreación toda la importancia y niega la anticoncepción. Ofrece un valor negativo a la masturbación, la homosexualidad y las relaciones prematrimoniales. Niega el derecho al placer y considera la sexualidad como un mero medio para un fin superior: la procreación.

Educación para la revolución sexual y social

Consecuencia de posturas ideológicas combativas, los contenidos que propone para desarrollar una educación se mezclan con militancia política. En términos generales, sus planteamientos no tienen base científica y sí ideológica por lo que su transmisión puede encuadrarse en una postura vital pero no sirven de base de una educación plural y rigurosa. Aporta a la cultura la defensa de igualdad de derechos sexuales en el hombre y la mujer, e inspirada en los planteamientos de Freud, reconoce la importancia crucial de la sexualidad en el desarrollo de la persona, en todos sus niveles emocionales y psicológicos.

Educación profesionalizada, democrática y abierta

Se basa en posturas plurales de ideas, en el rigor científico y en actitudes democráticas, abiertas y tolerantes. Se insiste en la búsqueda de una ética personal ligada a la práctica sexual y a la asunción de actitudes responsables en relación a la misma. Este modelo quiere serlo desde el respeto por la pluralidad y la diferencia. Sus objetivos generales son:

- Transmisión de una visión globalizada y positiva de la sexualidad humana.

- Conocimiento del propio cuerpo y sus posibilidades como receptor y productor de placer.

- Posibilitar cambios de actitudes, conductas y valores sobre la sexualidad humana.

- Promoción de la calidad de vida, merced a un acceso a toda la información y orientación necesaria sobre la temática sexual.

CÓMO INFORMARNOS DE LA SEXUALIDAD

Cómo informarnos de la sexualidad

Antes de recabar información sobre la sexualidad es necesario realizar una reflexión sobre cuáles son nuestras actitudes sobre el sexo y la sexualidad. Como nuestro entorno, nuestra educación y nuestra cultura han conformado el modo de ver y vivir la sexualidad, hemos de preguntarnos si estamos de acuerdo con ello, y en qué creemos realmente. En la manera de vivir la sexualidad no hay normas. Cada persona es libre de sentirse satisfecha con aquello que siente y gusta. No existe una buena sexualidad y una mala sexualidad en términos doctrinales. La única condición para poder juzgarla es la libertad desde la que se ejerce. A partir de ahí, si encontramos una significativa disonancia entre cómo vivimos nuestra sexualidad y cómo nos gustaría vivirla, habremos de pensar que hay que promover cambios profundos. En esta reflexión puede servir de ayuda hacerse las siguientes preguntas:

1 -¿Cuáles son mis actitudes, conductas y valores en relación a la sexualidad humana en general?

2 -¿Cuestiono los roles sexuales tradicionales y el modo de relacionarse hombres y mujeres entre sí? ¿Los modelos otorgados al hombre sexuado y a la mujer sexuada los considero ecuánimes y justos?

3 -¿Tengo conocimiento de mi propio cuerpo? ¿Conozco sus posibilidades como receptor y productor de placer?

4 -¿Entiendo la sexualidad como fuente de promoción de amor, respeto, crecimiento personal y libertad en mí y en los demás?

5 -¿Tengo y trasmito una visión inflexible de la sexualidad humana, y quiero cambiar esta visión?

Conocidas las respuestas y detectadas las contradicciones en las que incurre la gran mayoría de las personas, surge el reto de buscar un modo más satisfactorio de vivir nuestra sexualidad. Ese reto es el punto de inicio de una búsqueda. Nos podemos ayudar:

- Con lecturas científicas, serias y amenas sobre sexualidad humana.

Ante la perspectiva de abordar un tema sexual con nuestros hijos e hijas se puede ser franco y admitir la sensación de incomodidad y las ganas de superarla

Disponemos en España de buen material desde hace años, pero es importante ojear los volúmenes que pueden despertar el interés y comprobar que coinciden con nuestros planteamientos.

- Intercambiar opiniones con nuestra pareja, familiares y amigos sobre los descubrimientos que hagamos en estas lecturas atreviéndonos a compartir nuestra realidad, trascendiendo el chiste fácil, única alusión socialmente utilizada para hablar de sexo. Sería deseable que fuéramos capaces de ir promoviendo un discurso normalizado sobre la sexualidad.

CÓMO HABLAR DE LA SEXUALIDAD CON NUESTROS HIJOS E HIJAS

Cómo hablar de la sexualidad con nuestros hijos e hijas

La educación sexual es un proceso que dura toda la vida. En función de la etapa de desarrollo existen distintos grados de interés. La educación sexual en la familia no se limita a explicar cómo vienen los niños. Debe mostrar cómo adquirir información, formar actitudes y valores sobre la identidad, las relaciones, la intimidad. Incluye el desarrollo sexual, la salud reproductiva, las relaciones interpersonales, el afecto, la intimidad, la imagen corporal y el género. La educación sexual concierne a las dimensiones biológicas, psicológicas y socio-culturales.

Cuando padres y madres quieren hablar con sus hijos e hijas sobre el sexo y la sexualidad, en la mayoría de las ocasiones surge la angustia sobre qué decir y cómo decirlo. La inseguridad está presente desde el comienzo. No se sabe cómo ni cuándo tocar el tema, y se evidencian dudas sobre los propios conocimientos y la veracidad de los mismos, sobre cuánta información ofrecer, qué datos son necesarios o cuáles innecesarios. A esto se suma la percepción de que los hijos propios no se hacen nunca suficientemente mayores, con lo que es difícil saber a qué edad hay que hablar de sexo.

Es bueno partir admitiendo que las principales causas del miedo y la resistencia a hablar de sexo con los hijos e hijas son los temores personales. El padre y la madre se encuentran en una situación en la que perciben la propia desinformación, dudan incluso sobre qué es en realidad la educación sexual y para qué sirve, se enfrentan a ideas erróneas e incluso falsas, y a la influencia de los medios de comunicación, que conduce muchas veces a tener una imagen distorsionada de la relación paterno filial. Además, transmitir información sobre el sexo es exponer el sistema de valores. Por eso es tan importante conocerse previamente uno mismo y, si es necesario, realizar un ejercicio de autoformación.

Informar, educar y orientar

Varios estudios demuestran que los niños y jóvenes que tienen confianza con sus padres y madres a la hora de hablar sobre sexo la obtienen porque confían en la comunicación en general. Ésta se ha adquirido porque se ha hablado de forma abierta de todos los temas que han surgido y porque se ha escuchado a lo largo del tiempo los puntos de vista de los diferentes miembros de la familia. En ocasiones se habrá dejado para más adelante una profundización de un tema, pero nunca se ha negado su existencia. Esta buena comunicación se ha demostrado como el arma más eficaz para evitar comportamientos de riesgo en relación con el sexo, incluso los datos demuestran que la iniciación es más tardía y desde una perspectiva más segura y libre.

Admitir la incomodidad si la hubiera

Mientras más información tengan los padres y madres sobre la sexualidad, con más confianza hablarán con sus hijos e hijas. Si los padres y madres se sienten inseguros por su falta de conocimientos, pueden acudir a un libro (ver sección de recomendaciones de lectura para padres y madres). Tampoco está de más consultar con un profesional de la salud o de la educación que consideren preparado, o solicitar consejo a alguien a quien se confiera autoridad. Si los padres y madres se sienten incómodos ante la perspectiva de abordar este asunto, lo más adecuado es ser francos y admitirlo, por ejemplo, de la siguiente forma. "No me siento muy cómodo cuando surge el tema del sexo porque nunca lo he hablado con mis padres. Pero yo quiero que nosotros hablemos sobre cualquier tema -incluyendo el sexo-. Así que, por favor, si tienes alguna duda, pregunta. Y si yo no conozco la respuesta, te prometo que voy a investigar".

Al niño o la niña, no sólo hay que explicarles la etapa que están viviendo, también hay que anticiparse al futuro inmediato y anunciarles los cambios

Desde las primeras palabras

De sexo hay que hablar con los hijos e hijas desde una edad temprana, porque no se pueden improvisar vínculos de comunicación cuando se considere oportuno y pertinente. Si así se hace se corre el riesgo de llegar tarde a entablar una relación que permita exponer puntos de vista de toda la realidad, o de parte de esa realidad, y se conviertan en tabú algunos temas, entre los que los relativos al sexo son quizá los más sensibles. Además, la enseñanza a los hijos de conceptos sobre sexo requiere de un flujo de información suave y continuo que otorgue un cierto grado de anticipación. Por ejemplo, cuando se enseñen las partes del cuerpo, algo muy común cuando se aprende a hablar y cuando se comienza a señalar las cosas de las que se conoce la palabra, no hay que olvidar el pene ni la vagina.

Tomar la iniciativa

Es pertinente que los adultos tomen la iniciativa. Si el menor no ha formulado pregunta alguna sobre la sexualidad, hay que aprovechar cualquier oportunidad que surja. No se trata de mantener una conversación artificial, pero sí de estar atento a la necesidad de sacar a colación el tema, porque aunque no sea a través de sus progenitores, el niño o la niña van a estar en contacto con la sexualidad, y conviene no negarlo. Por ejemplo, ante el comentario de que la madre de uno de sus compañeros de escuela está embarazada, se pueden hacer preguntas como las siguientes: "¿Te fijaste en que la barriguita de la mamá de David crece cada vez más? Lo que sucede es que ella va a tener un bebé y el bebé está dentro de su vientre. ¿Tú sabes cómo llegó ahí?". A partir de ahí, el niño puede comenzar a preguntar y a exponer comentarios que sin duda habrá oído. Luego sólo queda permitir que la conversación siga su curso, e incluso procurar que no decaiga el interés y, gracias a que se han pensado con anterioridad los mensajes que se quieren transmitir, aprovechar para hacerlo.

Explicar la verdad sobre "la cigüeña"

Si bien a nuestros hijos e hijas se les ha de explicar las circunstancias biológicas relacionadas con el sexo, también deben comprender que las relaciones sexuales implican cariño, atención y responsabilidad. Al tiempo que se explica la cópula, es necesario comentar los aspectos emocionales de una relación sexual. De esta forma se dota de una herramienta emocional que ayudará a tomar decisiones y resistir la presión de entender el sexo como algo oculto, frívolo o maligno. Cuando el niño o la niña se hayan familiarizado con el concepto de la relación sexual como un acto que procrea, y también como una demostración de amor, será el momento de incluir mensajes relacionados con las responsabilidades y las consecuencias de la actividad sexual. Por ejemplo, las conversaciones con niños de 11 y 12 años de edad deben incluir reflexiones sobre la libertad a la hora de elegir una pareja con la que vivir una relación sexual, la importancia de que esa relación sea consentida y de que se llegue a ella con alegría y con seguridad. También es el momento de hablar de embarazos no deseados y de la posibilidad de usar métodos anticonceptivos. Estas conversaciones se deben repetir a lo largo del tiempo. No nos podemos conformar con dar una sola lección teórica. El mensaje es complejo, la formación va cambiando conforme pasan los meses y la capacidad de entender lo que se transmite se amplía. Las dudas van surgiendo, y conforme surgen conviene solventarlas.

Al niño o la niña, no sólo hay que explicarles la etapa que están viviendo, también hay que anticiparse al futuro inmediato y anunciarles los cambios

Anticiparse a las etapas del desarrollo

Los niños y niñas pueden asustarse y confundirse con los cambios repentinos que experimentan sus cuerpos cuando llegan a la pubertad. Para poner fin a sus inquietudes, hay que explicar y conversar no sólo sobre la etapa de desarrollo en la que estén, sino sobre las siguientes. Entre los 8 a 10 años de edad tienen la madurez suficiente para comenzar a escuchar conversaciones sobre la menstruación, tal vez de forma más precisa en las niñas porque les interesará más debido a que ellas serán protagonistas de ese cambio. Igual sucede con los cambios que experimentarán sus cuerpos en el futuro, como el hecho de que al niño le saldrá barba, y a él le interesa saber por qué pasará eso.

Dar a conocer los propios valores

Tenemos la responsabilidad de dar a conocer a nuestros hijos nuestros propios valores sobre el sexo. Incluso si ellos no los adoptan cuando crezcan, por lo menos los conocerán y les servirán de referencia a medida que luchan por establecer su propio sistema de comportamiento.

Hablar con los hijos e hijas del sexo opuesto

Algunos padres se sienten incómodos cuando hablan de sexo con sus hijas, e igual sucede a las madres con sus hijos. Aunque es comprensible, no puede servir de excusa para eludir la conversación.

Dialogar sin angustia

No hay que preocuparse si no se conocen todas las respuestas a las preguntas de los hijos. Lo que se sabe es mucho menos importante que la manera en la que se responde. El hijo sabrá que no hay temas de conversación prohibidos en su hogar.

Proporcionar información precisa y adecuada según la edad de los hijos e hijas

Los mensajes dirigidos a los hijos e hijas deben adecuarse a la edad y a su personal desarrollo. Se tiene que tener en cuenta su grado de comprensión, su madurez intelectual y las inquietudes concretas que exprese, que son diferentes en cada cual.

En resumen

- La educación sexual debe ser parte del proceso familiar, educativo y social de preparación para la vida.

- El ejemplo de nuestras actitudes tiene mucho más peso que nuestras palabras.

- En la medida de lo posible, no conviene contradecir lo que se dice en casa con lo que se afirma en el colegio. Los criterios han de ser comunes tanto en los contenidos como en el modo de darlos. Y si no lo son, hay que explicarles que algunas personas piensan de una forma y otras tienen una opinión distinta.

- Los padres, madres y educadores han de adquirir suficiente conocimiento sobre la sexualidad para trasmitir ideas claras y precisas.

- Hemos de repasar nuestras actitudes y comportamientos sexuales, para evitar posibles conflictos entre lo que decimos y lo que hacemos.

- Nunca es demasiado tarde para aprender a disfrutar y a vivir la sexualidad. Muchas veces, la obligación de tener que educar sobre ella sirve para solventar dudas y ampliar conocimiento.

- Se requiere tiempo y paciencia para responder a las preguntas relativas al sexo.

- Hay que enseñar que toda conducta (sexual o no) que tenga que ver con los genitales ha de desarrollarse en la intimidad. No hay que impedir que la realicen, pero hemos de indicarles los lugares apropiados.

- Es importante que les enseñemos a conocer y apreciar su cuerpo y les ayudemos a satisfacer la curiosidad que les producen los cambios en su cuerpo y el de los demás.

- Si así se quiere, se pueden utilizar materiales de apoyo (películas, dibujos, láminas) o el propio cuerpo para explicar. No toda la información ha de ser verbal.

- Se debe adecuar la información al nivel madurativo del niño o niña, a su ritmo de aprendizaje y a las necesidades que se proyecten.

- Es beneficioso fomentar hábitos higiénicos, de autonomía y de responsabilidad en la vivencia de la sexualidad.

CÓMO COMPARTIR LA SEXUALIDAD CON LA PAREJA

Cómo compartir la sexualidad con la pareja

El primer paso para compartir la sexualidad con nuestra pareja es informarnos sobre el sexo. Igual que se quiere adquirir conocimientos y sapiencia sobre un tema que apasiona, así debería hacerse con el sexo. Después llegará el segundo paso: compartir nuestras dudas, inquietudes, gustos y deseos. En la medida en que la pareja habla de sexo se rompen trabas y pudores que impiden un pleno desarrollo sexual. Además, permite ganar confianza para poder desarrollar en pareja las fantasías que tantas veces vivimos en silencio o en solitario. Esto permite disfrutar de modo más pleno nuestras relaciones sexuales. Además, leer, debatir, comentar y dialogar de sexo con la pareja facilita el poder hacerlo con los hijos.

Tanto para uno mismo, como para que forme parte de la biblioteca de una familia, conviene seleccionar los materiales que permitan acceder de modo fácil a la información, la orientación y la educación sexual. En síntesis, algunas características de estos materiales pueden ser:

- Que sean atractivos, disponibles y accesibles.

- Que faciliten la comunicación entre iguales.

- Que faciliten la comunicación y el diálogo con los padres.

- Que transmitan conocimientos bien fundamentados.

- Que no recojan falsas creencias.

- Que tengan contenidos que valoren la sexualidad, el erotismo y el placer.

- Que estén adaptados a su edad.

- Que faciliten la actividad de búsqueda y elaboración por parte del propio individuo.

- Que les hagan entender a los padres las manifestaciones sexuales de sus hijos.

- Que aporte a los padres contenidos útiles para responder a las preguntas de los hijos.

- Que les ayuden a vencer los temores y resistencias ante la educación sexual.

- Que les permitan mejorar su propia sexualidad.

DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS SEXUALES

Declaración de los Derechos Sexuales

En el XIII Congreso Mundial de Sexología, celebrado en Valencia el 29 de junio de 1997 con el lema "Sexualidad y Derechos Humanos" y en el que participaron delegados de más 60 países, se aprobó la Declaración de Valencia de los Derechos Sexuales (Cuadro 1) que ha sido celebrada y reproducida por numerosas publicaciones científicas y sociales. Esta declaración fue aprobada por la Asamblea de la Asociación Mundial de Sexología (WAS) en el XIV Congreso Mundial de Sexología en Hong Kong, en 1999.

La Declaración de los Derechos Sexuales constituyó uno de los elementos fundamentales del nuevo documento sobre Salud Sexual elaborado por un comité de expertos a instancias de la OMS en Guatemala en el año 2000.

Los derechos sexuales son derechos humanos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos. Dado que la salud es un derecho humano fundamental, la salud sexual debe ser un derecho humano básico. Para asegurar el desarrollo de una sexualidad saludable en los seres humanos y las sociedades, los derechos sexuales siguientes deben ser reconocidos, promovidos, respetados y defendidos por todas las sociedades con todos sus medios.

Declaración de los derechos sexuales

1 - El derecho a la libertad sexual. La libertad sexual abarca la posibilidad de la plena expresión del potencial sexual de los individuos. Se excluye toda forma de coerción, explotación y de abusos sexuales en cualquier tiempo y situación de la vida.

2 - El derecho a la autonomía, integridad y seguridad sexual. Este derecho incluye la capacidad de tomar decisiones autónomas sobre la propia vida sexual dentro del contexto de la ética personal y social. También están incluidas la capacidad de control y disfrute de nuestros cuerpos, libres de tortura, mutilación y violencia de cualquier tipo.

3 - El derecho a la privacidad sexual. Éste involucra el derecho a las decisiones y conductas individuales realizadas en el ámbito de la intimidad, siempre y cuando no interfieran en los derechos sexuales de otros.

4 - El derecho a la equidad sexual. Este derecho se refiere a la oposición a todas las formas de discriminación, con independencia del sexo, género, orientación sexual, edad, raza, clase social, religión o limitación física o emocional.

5 - El derecho al placer sexual. El placer sexual, incluyendo el autoerotismo, es fuente de bienestar físico, psicológico, intelectual y espiritual.

6 - El derecho a la expresión sexual emocional. La expresión sexual va más allá del placer erótico o los actos sexuales. Todo individuo tiene derecho a expresar su sexualidad a través de la comunicación, el contacto, la expresión emocional y el amor.

7 - El derecho a la libre asociación sexual. Significa la posibilidad de contraer o no matrimonio, de divorciarse y de establecer otros tipos de asociaciones sexuales responsables.

8 - El derecho a la toma de decisiones reproductivas, libres y responsables. Esto abarca el derecho a decidir tener o no hijos, el número y el espacio entre cada uno, y el derecho al acceso pleno a los métodos de regulación de la fecundidad.

9 - El derecho a información basada en el conocimiento científico. Este derecho implica que la información sexual debe ser generada a través de la investigación científica libre y ética, así como el derecho a la difusión apropiada en todos los niveles sociales.

10 - El derecho a la educación sexual integral. Es un proceso que se inicia con el nacimiento y dura toda la vida y que debería involucrar a todas las instituciones sociales.

11 - El derecho a la atención de la salud sexual. La atención de la salud sexual debe estar disponible para la prevención y el tratamiento de todos los problemas, preocupaciones y trastornos sexuales.

LOS DERECHOS SEXUALES SON DERECHOS HUMANOS FUNDAMENTALES Y UNIVERSALES.
Declaración del XIII Congreso Mundial de Sexología, 1997, celebrado en Valencia, revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología, WAS, el 26 de agosto de 1999, en el XIV Congreso Mundial de Sexología, celebrado en Hong Kong, República Popular China.

PARTES DEL ÓRGANO SEXUAL MASCULINO

Partes del órgano sexual masculino

1 El pene. Es un órgano cilíndrico que contiene tejido eréctil. Para ser más preciso, contiene tres cuerpos esponjosos, dos corren paralelos en la parte superior y el otro corre por debajo. Este cuerpo inferior contiene la uretra (2) (el conducto por el cual se libera la orina y el semen). Las arterias del pene pueden llenar rápidamente los tres cuerpos esponjosos de sangre, y causan así que se endurezcan. Como consecuencia, el pene se vuelve erecto. Y viceversa: cuando la sangre sale el tejido esponjoso la erección se pierde. Las erecciones del pene son normalmente disparadas por excitación sexual, pero pueden ocurrir también por otras razones. Durante una erección, el pene crece en tamaño. Esto es posible porque la piel que lo cubre es muy suelta.

3 El prepucio. Al final del pene, la piel forma un pliegue ligeramente suspendido, conocido como prepucio. Este prepucio cubre normalmente la punta o cabeza del pene llamada el glande. En el caso de una erección, sin embargo, el glande sobresale del prepucio y se expone enteramente.

4 El glande. El glande es normalmente un poco más grueso que el cuerpo del pene, y su forma ha sido comparada con la de una bellota. En realidad es la extensión del cuerpo esponjoso, y contiene la apertura externa de la uretra. Como su superficie lisa está plagada de innumerables terminaciones nerviosas, el glande es extremadamente sensitivo al tacto, particularmente alrededor de su borde. El lado de abajo del glande esta pegado al prepucio por un tejido delgado llamado frenillo. Detrás del borde del glande y bajo el prepucio existen las glándulas que secretan una sustancia viscosa conocida como el esmegma. Si el prepucio esta apretado este esmegma puede acumularse y causar irritación. En todo caso, buena higiene personal exige lavado diario del glande y remoción del esmegma. Para esto el prepucio tiene que ser llevado hacia atrás.

5 Los testículos. Los testículos (glándulas o gónadas sexuales masculinas) se forman dentro del abdomen durante el desarrollo del embrión. Sin embargo, antes del nacimiento de un varón estos normalmente descienden al escroto (6) o bolsa testicular. En los hombres maduros los testículos son dos cuerpos de forma oval de cerca de cuatro centímetros en longitud y que están suspendido en dos sacos separados dentro del escroto, fuera de la cavidad abdominal. Aunque ambos testículos son de cerca del mismo tamaño, el izquierdo cuelga normalmente un poco más bajo y así pueda dar a la apariencia de ser más grande. Los testículos sirven para producir esperma que puede ser eyaculado por un el sistema de ductos genitales, y para producir hormonas que son secretadas directamente en la corriente sanguínea.

7 Los ductos genitales. Las células de esperma producidas en los testículos se transportan a su punto del derrame fuera del cuerpo por un sistema de ductos genitales. Estos ductos, que consisten de un par de sistemas iguales (en sucesión: epidídimo, vasa deferens y ducto eyaculatorio), salen de los testículos a la cavidad abdominal donde se unen finalmente a la uretra, por un tubo sencillo que sirve para descargar el esperma así como la orina.

PARTES DEL ÓRGANO SEXUAL FEMENINO

Partes del órgano sexual femenino

1 El Monte de Venus. El Monte de Venus es un tejido adiposo debajo de la piel justo sobre el hueso púbico. Por fuera, el área esta cubierta con vello púbico, que se desarrolla durante la pubertad y oculta la vulva.

2 Los labios mayores. Los labios mayores son dos pliegues adiposos de piel que se extiende del monte de Venus hacia abajo, formando los bordes exteriores de la vulva. Por fuera, están también cubiertos de vello.

3 Los labios menores. Debajo de los labios mayores se encuentran los labios menores. Son dos pliegues finos de piel dotados de una rica red de vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas, lo que les hace ser muy sensibles al tacto. Los labios menores se juntan en la parte superior formando un pliegue sencillo de piel que cubre el clítoris. Este pliegue es también llamado el prepucio o prepucio del clítoris, o simplemente la capucha clitorídea.

4 El clítoris. Se localiza debajo del Monte de Venus en el punto de encuentro de los labios menores. Es un órgano cilíndrico corto compuesto principalmente de tejido eréctil y de dos cuerpos esponjosos que pueden llenarse rápidamente con sangre y causar que el prepucio se endurezca y crezca en tamaño. Siguiendo hacia adentro, el cuerpo del clítoris se divide en dos extremidades, cada uno de las cuales se adhiere junto a un bulbo a cada lado de la vagina, y todas estas estructuras se hinchan bajo estímulo sexual. Esto también ocurre con el tejido esponjoso que rodea la uretra. El clítoris tiene prepucio y glande o punta.

5 El glande y el prepucio del clítoris. El glande del clítoris esta parcialmente cubierto por la capucha o el prepucio del clítoris. El glande es extremadamente sensitivo al tacto pues esta constituido con innumerables terminaciones nerviosas. A diferencia del pene, sin embargo, la cabeza excitada de clítoris no se sobresale sino que se retracta bajo su capucha o prepucio. El clítoris es fácilmente excitable por estímulo mecánico, y juega un papel esencial en la excitación sexual de la mujer y no tiene función reproductiva alguna.La longitud promedio del cuerpo del clítoris en su estado no excitado es menos de una pulgada y la mayor parte esta oculto a la vista. Sin embargo, en estado de excitación este se puede hinchar a dos veces su diámetro normal.

6 La vagina. La vagina es un tubo muscular sobre los 8 centímetros longitud que se extiende desde la cerviz hasta una apertura externa que es parte de la vulva. La vagina tiene tres funciones principales: proporciona un pasadizo para el flujo menstrual que proviene del útero hacia el exterior; es un receptáculo para el pene de un hombre y su evacuado de esperma, de ahí se mueve hacia la cerviz; proporciona un pasadizo para el bebé durante el nacimiento del útero al exterior. La parte más sexual de la vagina es su apertura vaginal que yace debajo de la apertura de la uretra 7 que, en la mujer es independiente de los órganos sexuales y es usada exclusivamente para la liberación de orina. La apertura vaginal es más grande que la de la uretra, aunque puede estar parcialmente cerrada por una membrana delgada llamada, el himen.

8 El himen. No tiene función biológica conocida, pero sí está ligado a la superstición, pues se le asocia a la virginidad, aunque no es así, ya que tiene normalmente uno o varios agujeros los cuales pueden ser elástico y así permitir la inserción de dedos, o aún la de un pene, sin desgarrarse; y lo contrario, se puede desgarrar por ejercicio físico o por uso de un tampón. Su desgarramiento puede causar cierta incomodidad inicialmente y hasta un pequeño sangrado, pero no existe ninguna razón para que las mujeres teman por un dolor extremo.


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Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
 
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