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domingo, octubre 17, 2010

CARLOS PEÑA EL RECTOR ,POR QUE APARECE COMO TOXICO?

EL TOXICO CARLOS PEÑA
Publicado en EMOL, en la columna de Carlos Peña "Piñera y los mineros"
Leer a Carlos Peña eta semana produce asco y malestar. Ver tal desprecio por la vida humana en una Azaña reconocida por todo el mundo, refleja la pobreza de espíritu del columnista  y como motivado por  por un relativismo marxista que le dificulta la función de la razón como diría Paul Johnson en 1988.Pero también su relativismo  lo lleva a la intolerancia.

El Profesor Peña lo vemos con un  desprecio de la vida humana , con una debilidad impresionante o  probablemente   motivado por una actitud de complicidad ideológica o política con su cultura "progre"  que lo hace actuar y escribir en esa odiosa forma

Lo que debería hacer el Sr Peña es generar, o proponer ,  un dialogo entre los tres  factores  que se relacionan: 'Ética, política y derecho', tres conceptos relacionados entre si ; hay allí un maridaje que se da en el régimen democrático. Peña parece desconocerlos y escribe cantinfladas que brotan con odio irremediable 

"La política debe atenerse a unos principios éticos y a las normas jurídicas, a la Constitución y a la Ley, pero  no siempre ocurre así;  es frecuente en el mundo que  la  ética y  derecho no  van  acompañando a los políticos y ahora al parecer algo ocurre en la academia y la Universidad que fluye al leer al Rector de una de ellas. Cuando se rompe la relación entre ética, política,  y derecho surge el terrorismo que en este caso, en

Muchos se preguntarán por qué  El Profesor Peña se empeña en aparecer , increíblemente, como una persona Tóxica engrosando la categoría de  los negativos, quejosos, criticones, débiles, indefensos, sarcásticos,  los catastróficos  entre otros esta columna del  Rector Peña  lo vemos en su forma verbal más virulenta

 

En consecuencia solo felicitar al Presidente de la República, a sus ministros , profesionales , técnicos , Rescatistas y a todos los que trabajaron en esta Azaña que el mundo la reconocido como exitosa y humanitaria  en que se priorizó la vida humana  por sobre otros intereses. Pero al mismo tiempo un reconocimiento a los 33 compatriotas que lucharon por sus vidas.

 

Muchos se preguntarán por qué  El Profesor Peña se empeña en aparecer , increíblemente, como una persona Tóxica engrosando la categoría de  los negativos, quejosos, criticones, débiles, indefensos, sarcásticos,  los catastróficos  entre otros .

NOTA PUBLICADA EN EMOL
Fuente:http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2010/10/17/pinera-y-los-mineros.asp
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CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU

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"Lo hicimos, y a la chilena" por Sebastian Piñera

"Lo hicimos, y a la chilena"


Sebastián Piñera
Presidente de la República

Si alguien todavía dudaba de que la fe mueve montañas, que somos un pueblo bendito por Dios, que cada vez que nos unimos detrás de metas grandes y nobles, nada ni nadie puede impedirnos alcanzarlas, esta semana -estoy seguro- sus dudas desaparecieron.

Cuando a las 00:10 horas del 13 de octubre, la cápsula Fénix II ascendió desde las profundidades de la tierra trayendo consigo al primer minero, Florencio Ávalos, supimos que un Chile nuevo había nacido a los ojos del mundo. Un Chile capaz de realizar tareas que para otros países podrían parecer imposibles, y de realizarlas bien. Un Chile en que hacer las cosas "a la chilena" ya no es sinónimo de improvisación o desidia, sino de unidad, esfuerzo, excelencia, planificación y sentido de urgencia.

Y cuando, sólo 22 horas después, Luis Urzúa, el último minero en ser rescatado, abrazó a su mujer en la superficie de la mina, el mundo entero supo que, en un desconocido poblado en el desierto de Atacama, la vida triunfaba sobre la muerte, la esperanza sobre el pesimismo, la unidad sobre la división, el heroísmo sobre el temor. Y es que lo que comenzó como la tragedia de 33 mineros anónimos atrapados en las profundidades de una montaña de un país pequeño y lejano, terminó convocando la atención del mundo entero y transformándose en una bendición para la humanidad toda.

En estos días, Chile ha demostrado que cumple sus compromisos, que nunca se rinde ante la adversidad, que jamás abandona a su gente. Dijimos que buscaríamos a nuestros mineros, como si fueran nuestros hijos, todo el tiempo que fuera necesario hasta encontrarlos, y lo hicimos. Dijimos que haríamos lo que estuviera a nuestro alcance para mantenerlos con vida, sanos y salvos, y cumplimos. Dijimos que, con la ayuda de Dios, los rescataríamos lo más pronto posible para devolverlos a sus familias, y aquí están, en medio de nosotros. Porque como nación los perdimos, como nación los encontramos y como nación los rescatamos.

Esta hazaña constituye un momento único que los chilenos no queremos, no podemos ni vamos a olvidar jamás. Un sentimiento poderoso que nos servirá de inspiración para cuando las sombras del pesimismo pretendan inundarnos el alma. Una fuerza invencible que ahora debemos orientar hacia aquellas metas y desafíos que tan esquivos nos han sido en nuestros 200 años de vida independiente, y que no podemos seguir postergando.

Porque cada vez que mirábamos al interior de esa mina, veíamos la grandeza de nuestra patria, pero también el corazón dolido de muchos de nuestros compatriotas. Veíamos la esperanza, el coraje, la solidaridad y la fe de un pueblo generoso y alegre. Pero veíamos también la pobreza, que afecta a más de dos millones y medio de compatriotas. La desigualdad social, que sigue ahí, inmutable, casi como una ley de la naturaleza. La mala calidad de nuestra educación, que muchas veces más que corregir inequidades, las perpetúa, traspasándolas de generación en generación. Veíamos un sistema de salud incapaz de proveer atención digna, oportuna y eficaz a todos chilenos y las condiciones precarias e inseguras en que miles de trabajadores chilenos deben cumplir sus labores. Veíamos, en fin, montañas de injusticias, de sueños inalcanzados y de promesas incumplidas.

Así como el túnel que perforamos en la roca viva fue un camino de libertad y esperanza para nuestros 33 mineros, ahora debemos poner todos nuestros talentos y energías para construir puentes, que nos permitirán hacer justicia, mejorar de verdad las condiciones de vida de millones de compatriotas y transitar desde el Chile de las desigualdades al país de las oportunidades.

El mundo entero nos admira y respeta por lo que hicimos para rescatar a nuestros mineros. Ahora somos nosotros quienes debemos aprender a confiar más en nuestras capacidades, para dejar de acumular problemas y empezar a implementar soluciones.

Algunos creen que se trata de simples promesas, de palabras vacías, de ilusiones vanas. Están equivocados. Como nunca antes, esta generación, la generación del Bicentenario, puede hacer realidad esos sueños que nuestros padres y abuelos siempre acariciaron, pero nunca lograron: hacer de Chile, antes de que termine esta década, el primer país de América Latina que alcanza el desarrollo, derrota la pobreza y crea oportunidades de desarrollo material y espiritual para todos sus hijos, como esta patria no ha conocido jamás.

De nosotros depende que el espíritu de unidad nacional que durante 70 días animó el rescate de los mineros subsista y se encarne con la misma fuerza y alegría en tantos otros desafíos pendientes. De nosotros depende que la llama que esta epopeya encendió dentro de los corazones de los 17 millones de chilenos no se apague jamás. De nosotros depende que ella continúe iluminándonos e inspirándonos en el cumplimiento de nuestros deberes para con nuestras familias, nuestros compatriotas y nuestra patria. De nosotros depende que se siga escuchando, de Arica a Magallanes, ese grito de fe, de esperanza y de amor: Viva la vida, vivan los mineros, viva Chile.


Fuente:emol
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Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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