Hoy voy a escribir acerca de un magnífico encuentro que tuvo lugar en la última Feria del Libro de Guadalajara (FIL). Un cercano diálogo entre el escritor peruano Mario Vargas Llosa y la autora rumana Herta Müller, ambos gratificados con el Nobel de Literatura por su labor humanitaria.

Hablaron sobre qué cosas los llevaron a volverse autores, pero sobre todo sobre lo que creen que le deben a la literatura: el primero, ese refugio en sus años de soledad; la segunda, la capacidad de poder entender por qué su padre se enroló en las SS.

Vargas Llosa, Müller y Cruz Ruiz

Juan Cruz Ruiz fue el mediador de aquel encuentro y la FIL fue la que permitió el espacio en el que se desarrolló el diálogo entre estos dos autores anti totalitarismos. El título del debate fue "Dos Nobel".

Estos dos escritores no fueron escogidos al azar, sino por compartir un cuidadoso trabajo de denuncia contra el terrorismo y la violencia, que los ha hecho merecedores a ambos del Nobel. Cabe aclarar que Herta Müller fue ganadora del Premio Nobel de Literatura en el año 2009 y Mario Vargas Llosa lo hizo el año pasado, 2010,

En este diálogo, se dejó en evidencia la gran importancia que tiene la literatura para el crecimiento de los pueblos, porque es un instrumento de progreso y libertad.

La literatura como espacio para el cambio

Según Herta Müller las obras de ficción permiten saber cuál es nuestro norte, es como una brújula para saber hacia dónde debemos caminar, y escribir es mantener controlados los recuerdos. Por su parte, Vargas Llosa explicó que leer una novela es lo que ayuda a entender las injusticias y hacer, en consecuencia, algo por modificar aquello.

Estos dos escritores demostraron que el lugar de donde uno proviene no determina necesariamente la manera de pensar o de actuar, sino no podríamos explicar cómo dos escritores de dos países tan diferentes puedan tener tantas cosas en común, puede que sea porque la literatura unifica, rompe las barreras del entendimiento y permite abrirse a realidades e ideas que de otra forma podrían resultarnos ajenas.

Ambos autores estuvieron de acuerdo en cuanto a que la literatura crea un tipo de desasosiego que permite convertirse en personas más fuertes, menos fáciles de manipular, y es debido a esto que los grandes regímenes que han dominado las corrientes políticas de muchos países, han perseguido de manera violenta a quienes se dedicaban a expresar sus ideas a través de la escritura.

Fueron las palabras de Müller, y ella sí sabe de eso, siendo que nació en el seno de una familia que sufrió los embistes del régimen de Nicolae Ceaucescu en 1965. En sus obras deja constancia de las atrocidades que vio y escuchó en este período, y lucha contra la represión y la discriminación de cualquier género.

Un refugio de subsistencia

Para Mario Vargas Llosa la literatura llegó en una edad temprana, a través de las novelas de Emilio Salgari, Karl May, Julio Verne y Alejandro Dumas, cuyas historias devoraba con gran afición. Leer significaba para él viajar en el tiempo y en el espacio y vivir experiencias que no podía tener en la realidad. Cuando cumplió 11 debió separarse de su abuelo, con quien había vivido hasta entonces, para ir a vivir con sus padres, asegura que fue una época sumamente difícil.

Herta Müller, a quien también la acompaña un pasado difícil y que debió enfrentarse a duras pruebas, asegura que cuando nadie conoce el norte de su existencia, la literatura le brinda ese norte y le permite entender la realidad. Müller escribe acerca de los regímenes autoritarios y la libertad y debido a esto, debió abandonar su tierra, Rumania, y nacionalizarse española, a fin de poder seguir escribiendo y contándole al mundo las atrocidades acontecidas en su patria.

Obras que hablan de injusticias

La última obra de Müller, "Todo lo que tengo lo llevo conmigo" ha sido publicado recientemente por la Editorial Siruela, y narra la historia de un joven homosexual que es enviado a los campos de trabajo alemanes y debe soportar numerosas tribulaciones y sentirse desprotegido y abandonado no sólo de su patria, sino también de su propia familia, ultra ortodoxa y para quien la homosexualidad era una atrocidad. En esta obra, se muestra el dolor de una forma cruda, y permite entender las injusticias ocasionadas por todos los extremismos ideológicos, sean del tipo que fueren.

Vargas Llosa también narra acerca de las injusticias. En su obra "El sueño del celta" dedica especial atención a los horrores ocasionados durante la época colonial. Una historia que se apoya en las vivencias del irlandés Roger Casement, quien denunció el mal trato que recibían los pueblos originarios del Congo y de Sudamérica.

Ambos autores no cesan de dedicar tiempo y obras a denunciar las injusticias que sigue cometiendo bajo el nombre de la cultura o el avance, nuestra especie; intentando demostrar las inmensas contradicciones que nos rodean y que aceptamos sin siquiera planteárnoslo.

Este encuentro ha sido realmente alucinante y, para variar, no quiero dejar de recomendar ambas obras citadas, sobre todo la de Müller que me ha conmovido especialmente y me ha hecho erizar la piel con las atrocidades que allí se narran, y me ha llevado a reflexionar sobre las innumerables crueldades cometidas en nuestras sociedades en nombre de "¿qué?".