Cuando una organización persigue eficiencia y eficacia corre peligro de transformarse en obsesiva por cómo es vista desde afuera. Lo riesgoso es que ese comportamiento se reproduzca internamente. El exceso de presión y el temor a mostrarse imperfecto suelen ir de la mano.

Uno de los objetivos de la Gestión Humanista es diluir éste tipo de comportamientos que resultan desgastantes para las personas que integran la organización. Desgastantes porque no permiten crecer.

Sin embargo, el primer paso a dar puede ser de carácter esencial y fundacional, esto es incluir como un valor estructural la libertad de que la empresa se muestre tal como es.

Si esta cuestión se presenta como un valor organizacional, desde el líder hacia abajo habrá suficiente espacio para desarrollar un comportamiento organizacional más ligado a la tolerancia. Generar un clima en el cual todos, teniendo claro cuáles son los objetivos a alcanzar, logren aplicar sus capacidades individuales a los procesos de desarrollo hacia la concreción de las metas a alcanzar.

Para esto también es necesario que todos tengan en claro que lo importante es el cómo se hacen las cosas, más que el cómo se ven. Entender que los procesos de construcción de incluyen desarrollos, errores, conclusiones, aprendizaje a partir de ellos, replanteos y a veces logros mediante procesos más sencillos, más directos.

Desde el Management Humanista hago hincapié en que se creen las condiciones necesarias para que el error y el mostrarse imperfecto sean vividos con naturalidad, y con conciencia de que la mejora es necesaria e imprescindible. Sin embargo sostengo que la convicción de tener ese espacio para mostrarse tal cual se es, otorga una gran libertad para revertir performances desfavorables y transformarlas en oportunidades de aprendizaje y de mejora.

Por todo lo afirmado, considero que la conciencia de la imperfección como parte de lo natural es un valor en una organización. Pero no sólo debería ser una enunciación teórica, sino que lo valioso es que sea traducido a la práctica. Vivirlo y compartirlo en conjunto es lo realmente valioso para el equipo.

A continuación algunos aspectos que contribuyen a que la organización y sus colaboradores logren mostrarse imperfectas:

  • Incorporar la imperfección como una instancia natural en los procesos de aprendizaje y desarrollo de planes de acción;
  • Entender que permitir la presencia de la imperfección tiene valor estratégico en la conducta organizacional;
  • El error, lo que sale mal, es una oportunidad de mejora en la capacidad individual y conjunta del equipo;
  • Las personas, especialmente en el ámbito laboral, tendemos a ocultar nuestras debilidades y puntos flacos;
  • Funcionar parcialmente, sólo agrega "contractura actitudinal" y no permite ser transparente;
  • Relajarse y mostrarse tal como uno es, es el mejor aporte que se puede hacer a la Organización

Las Organizaciones que entienden la importancia de dar espacio a mostrarse completos a sus integrantes, con sus fortalezas y debilidades, apuestan a lo más valioso que aporta el Capital Humano: la capacidad de desarrollar aprendizaje y evolucionar genuinamente.

Desde el Management Humanista sostengo que es necesario relajarse un poco, aflojarse, no estar tan pendiente de "cómo nos ven" y más concentrados en "lo que soy capaz de hacer" para lograr un funcionamiento a partir de las verdaderas capacidades de cada uno.

¡Hasta la próxima!

Lic. Jorge González
Director
G&A Pharma Consulting