Quince puntos en cuatro años. Ésa es la abrupta baja en adhesión a los partidos políticos en Chile que fue registrada por la tercera edición del Barómetro de las Américas, encuesta impulsada por el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop) que incluye a 26 países y que en Chile fue desarrollada por la Universidad Católica.
En el primer sondeo, hecho en 2006, el 26% de los encuestados dijo sentir simpatía por algún partido político. La cifra descendió cinco puntos en la siguiente edición, hasta el 21%. Y en la medición 2010 cayó hasta el 11% de los encuestados, lo que colocó a Chile como el país con el índice más bajo en esta materia de toda la región.
Una situación similar se dio en cuanto a la política: 72% afirmó que tiene poco o nulo interés en ese tema, cifra sólo superada por Haití.
Ambos índices se contraponen con el fuerte respaldo a la democracia: en la última edición subió siete puntos, para llegar al 76,1%, y el 63,3% afirmó sentirse "satisfecho" o "muy satisfecho" con ese sistema de gobierno.
Para Juan Pablo Luna, investigador del Instituto de Ciencia Política de la UC y quien estuvo a cargo del análisis del estudio, las cifras reflejan una fuerte paradoja, ya que si bien el sistema está cada vez más consolidado, éste enfrenta un serio riesgo, como es la apatía ciudadana.
"Los partidos como instituciones están cada vez más deslegitimados y complicados", plantea. "Existe un sistema sumamente estable, pero congelado, y que genera muy pocos vínculos con la sociedad", sentencia.
Luna identifica dos factores principales que conforman la situación: la creciente consolidación de liderazgos personales por sobre los partidarios, y la distancia que están tomando los jóvenes con respecto al sistema.
En relación con el primer tema, una cifra que ilustra la situación es el 76,3% de los consultados que está de acuerdo con que "lo que importa son las cualidades individuales del candidato, no su partido o coalición".
Esto, sumado al poco respaldo a las colectividades, haría que los candidatos tomen cada vez más distancia de los partidos. Como ejemplo, el investigador cita a Marco Enríquez-Ominami. "Es un típico outsider , y que además se beneficia mucho de armar su liderazgo con un discurso contra las cúpulas de los partidos. Y si uno mira con detalle, tanto Piñera como Bachelet tenían ciertos rasgos similares en esta área", plantea.
En el tema de los jóvenes, varios puntos son ilustrativos. Uno de ellos es que el 89% de los consultados que tienen entre 16 y 25 años no se ve participando en alguna instancia social o política en los próximos cinco años.
Y otro que llama la atención es que el 26% de los encuestados entre 16 y 35 años estaría dispuesto a no votar en las próximas tres elecciones en caso de que se le ofreciera un aumento de entre 50% y 200% en el ingreso familiar. El promedio general ante esa pregunta es de 18%.
"La impresión que tenemos es que hay un corte generacional: la generación que vivió la transición y la dictadura es muy política, la previa es menos política y la posterior es mucho menos política", afirma Luna. Texto: Sebastián Rivas.
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Rodrigo González Fernández
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