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lunes, octubre 05, 2009

aprendamos con enrique dans: The Washington Post y el neohumanismo

The Washington Post y el neohumanismo

Posted: 03 Oct 2009 11:54 PM PDT

washington-postOtra noticia que debía haber comentado hace ya bastantes días: un medio de la tradición de The Washington Post publica una serie de normas restrictivas que pretenden regular la participación de sus redactores en la red. Una medida que supone ir en contra de un principio básico: los trabajadores son personas, y las personas, cada día más, se expresan en la red.

Vivimos un avance del neohumanismo: la exaltación de la persona y de su expresión en la red frente al corporativismo y la pertenencia a la empresa. ¿Qué aparece de ti cuando buscas tu nombre en la web? ¿Aparece tu nombre, o simplemente no estás? Y si estás, ¿eres "Fulanito, de la Empresa Tal", o simplemente "Fulanito"? Con el avance de la movilidad profesional, las personas ya no son una extensión de una empresa y de un cargo: son personas, con una expresión individual mediante las herramientas de la web social, y que – adicionalmente – pueden estar trabajando en una compañía. Al día siguiente podrán seguir en la misma compañía o estar en otra, podrán sentirse enormemente fieles y comprometidos con una empresa, pero eso no cambia lo fundamental, la diferencia entre el ser y el estar: seguirán siendo personas, por mucho tiempo que lleven en una compañía. Para el trabajador, la cuestión tiene una lógica aplastante, porque bien planteada, puede influir notablemente en su valor de mercado. Y para las compañías que aprenden a remar a favor de la corriente, aprovechar la proyección de sus trabajadores como personas en lugar de dedicarse a inhibirla es un paso cada día más lógico y racional.

El nuevo escenario de la web social requiere nuevas habilidades de gestión. En una situación así, que surgiesen potenciales fricciones entre la expresión de lo profesional y lo personal era simplemente cuestión de tiempo. En las primeras empresas que empezaron a plantearse este tipo de cuestiones, el tema se solventó mediante dos posibilidades: una, la vía del sentido común, utilizada entre otros por Microsoft: usa la web para lo que buenamente quieras, cuanto más la uses, mejor, porque eso incrementará tu proyección como persona y, en un modo más o menos directo, la de la compañía. Simplemente hazlo con sentido común: nadie en la compañía va a dedicar su tiempo a leer por encima de tu hombro lo que escribes, pero si lo que haces perjudica a tu empresa, tendrás lógicamente problemas si aspiras a permanecer en ella. Pura exaltación del sentido común, que seguramente sea muy recomendable cuando se combina con esquemas y culturas muy poco restrictivos. La segunda posibilidad, la escogida por empresas como IBM o Sun, es la de intentar reglamentarlo todo, toda la casuística y posibilidades: qué se puede decir, cómo se puede decir, con quién contrastarlo en caso de dudas, etc. En ambos casos, estos desarrollos de reglamentación se produjeron consultando directamente a los implicados: fueron en uno y otro caso los que en aquel momento escribían blogs en ambas compañías a los que se solicitó su participaron en wikis para discutir y dar cuerpo a esas políticas corporativas,  que además no quedaron "escritas en piedra", sino dotadas de mecanismos que las abren a cambios posteriores.

El Washington Post podía, en función de su cultura corporativa, haber optado por una vía u otra: confiarlo todo al sentido común de sus redactores (si eres redactor de deportes o de política, no crees una página de exaltación de un equipo o de un partido determinado, porque eso perjudica la imagen de objetividad que se le supone a un redactor del Washington Post), o bien abrir consultas con los implicados para permitirles definir la política de participación. Pero optar por una política muy restrictiva impulsada desde la dirección supone cercenar las posibilidades de desarrollo personal de aquellos que trabajan para el Washington Post: no eres persona, eres trabajador, y cuando alguien te busque en Internet, solo deben aparecer las noticias que escribes para nosotros. La expresión "All Washington Post journalists relinquish some of the personal privileges of private citizens" es incompatible incluso con la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos. Es un "no compro tu tiempo ni tus obras, compro tu alma", un "evita desarrollar tu dimensión personal". Una actitud que debería resultar inaceptable, convertir al Washington Post en un lugar poco atractivo para el desarrollo de una carrera profesional. En los tiempos que corren, un error.

Fuente
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
Diplomado en Gestión del Conocimiento de la ONU
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