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jueves, febrero 22, 2007

los nombres un poder oculto, secreto que hay que aprender a emplear

El poder secreto de los nombres

Por Agencias
FEBRERO 16, 2007 (EFE).- El nombre puede ser decisivo en muchos campos de la vida. En política el favor o el rechazo de los votantes pueden depender del empleo del apellido, nombre, seudónimo o iniciales que designan a un personaje público. Las denominaciones, a menudo ambiguas o sorprendentes, de muchos productos también se eligen cuidadosamente para estimular las ventas y obligar al consumidor a descifrar su significado.

¿Qué le sugieren las denominaciones “Chubby Hubby”, “Choque de cascada” o “Blanco snuggly”?

Son algunos de los nombres utilizados por los expertos en marketing comercial para llamar la atención de los consumidores y estimular las ventas de un producto, al describir de forma ambigua o sorprendente los nuevos sabores o colores.

“Los consumidores reaccionan positivamente ante nombres creativos, aunque no sean muy descriptivos, lo cual puede influir en las ventas a través de Internet, donde los clientes basan su decisión de compra en la descripción del producto que aparece en la pantalla”, según la experta en Marketing, Barbara E. Kahn y Elizabeth G. Miller, autoras de una investigación sobre el tema.

En investigaciones con gominolas y jerseis de colores, los investigadores han observado una respuesta positiva ante nombres que realmente proporcionan muy poca información sobre cómo era en realidad el sabor o el color del producto, como “naranja milennium” o “blanco snuggly”.

“La gente concluye que el vendedor debe proporcionar dicha información por algún motivo, y aunque no entienda el motivo, tiene que ser algo bueno porque si no los vendedores no me dirían algo que no fuese bueno. Cuando piensan en el nombre, suponen que es algo positivo”, señala Kahn.

LA SEDUCCIÓN DE LO INSÓLITO

La doctora Kahn se interesó en los nombres inusuales de productos cuando descubrió que los nombres de los esmaltes de uñas no hacían referencia al color.

También analizó algunas bebidas para deportistas que se venden con nombres de sabores como Riptide Rush (ráfaga contracorriente) o Cascade Crash (choque de cascada), y una línea de lápices, que utiliza nombres como razzmatazz y bosque de lluvia tropical para describir sus colores.

Las investigadoras efectuaron estudios con universitarios, utilizando nombres de productos de cuatro categorías: comunes, que son típicos y no específicos, tales como verde oscuro o amarillo claro; descriptivos comunes, que son típicos y específicos, como verde pino y amarillo limón; descriptivos inesperados, que son atípicos, pero específicos, tales como verde Kermit (rana de los Muppets); y ambiguos, que son atípicos y no específicos, como el verde amistoso o el amarillo fiesta.

Comprobaron que si el nombre no es informativo los consumidores intentan determinar el significado de la comunicación y si es atípico buscarán el motivo por el que se seleccionó ese adjetivo en particular. Como resultado de estos pensamientos adicionales el producto genera una mayor satisfacción. Incluso algunos consumidores disfrutan pensando sobre el significado de los nombres.

“Cuando los consumidores se encuentran con un nombre que no es familiar, entonces intentan averiguar el modo en que el adjetivo describe el color o sabor. Si descubre dicha conexión, el consumidor se vanagloriará de haber resuelto el problema, y esto traerá consigo un efecto positivo, sobre todo cuando el nombre es ligeramente incongruente”, señalan las investigadoras.

La doctora Kahn cree que la utilización de nombres raros aparentemente funciona mejor en productos relacionados con los sentidos, como la comida o la moda, aunque en algún momento la ventaja de tener un nombre raro o inesperado se desvanece, “porque con el tiempo la gente se acostumbra y no sigue estando igual de sorprendida”.

ELECCIONES CON NOMBRE Y APELLIDO

Para el licenciado Daniel Eskibel, especialista uruguayo en Psicología Política “un buen nombre es un gran activo a favor de una marca, tanto en el plano político como en el mundo empresarial”.

“Aunque los políticos no eligen su nombre, pueden utilizarlo bien o mal, o seleccionar un aspecto del mismo. Para algunos lo adecuado será el apellido (Chávez, Lagos), para otros el nombre completo, para otros un seudónimo (Lula), para algunos el nombre de pila (Fidel) y en algunos casos un signo (ZP en lugar de Rodríguez Zapatero) o una letra (K en lugar de Kirchner)”, señala.

Según este experto, “es interesante ver este fenómeno en las presidenciales de EU próximas”, porque “los nombres son señales, carteles indicadores que dicen y sugieren mucho más que lo que aparentan, y en las campañas políticas tienen el poder de la seducción y una influencia más allá de lo consciente”.
Saludos cordiales
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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