Kampala, 16 dic (EFE).- Los supuestos responsables de la violencia postelectoral de Kenia de finales de 2007 y principios de 2008 citados por la Fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) han clamado su inocencia en los disturbios que causaron unos 1.300 muertos.
El hijo del primer presidente del país, actual viceprimer ministro y ministro de Finanzas, Uhuru Kenyatta, declaró no haber cometido ningún delito, tener la conciencia tranquila y estar preparado para "un proceso judicial libre y justo", informó hoy el diario keniano "The Standard".
"Mi conciencia está limpia, siempre lo ha estado y siempre lo estará", señaló Kenyatta, quien presuntamente movilizó a la secta de los Mungiki para atacar a miembros del Movimiento Democrático Naranja, principal partido rival en las elecciones kenianas de diciembre de 2007.
En este mismo sentido se expresó William Ruto, ministro de Educación Superior, aunque suspendido de sus funciones por su supuesta relación con una trama corrupta.
"No organicé ni financié nada que tuviera que ver con la violencia postelectoral. Es cuestión de tiempo que la verdad salga a la luz", indicó Ruto.
Por su parte, el máximo responsable de Servicio Público de Kenia, Francis Muthaura, calificó de "manifiesta tontería" las sospechas sobre su relación con los episodios violentos de 2007 y 2008, aunque se mostró dispuesto a acudir a La Haya a declarar.
El ex comisario de Policía Mohammed Hussein Ali también garantizó su cooperación con la CPI, aunque aseguró que durante los disturbios de hace tres años realizó su trabajo de manera "diligente y acorde con la ley", para "proteger la vida y la propiedad de los ciudadanos frente a los intentos de destrucción por motivos étnicos o políticos".
Ayer, el fiscal general de la CPI, el argentino Luis Moreno Ocampo, anunció que había solicitado a los jueces que citaran a Uhuru Kenyatta y a otras cinco personas por crímenes de guerra y lesa humanidad.
Tras conocer los nombres de los sospechosos, el presidente de Kenia, Mwai Kibaki, pidió a la población del país africano no prejuzgar a estas personas ya que "ningún tribunal ha confirmado los cargos".
La ola de violencia que siguió a las elecciones en diciembre de 2007 se cobró la vida de unas 1.300 personas y desplazó a otras 300.000 entre finales de ese año y principios del siguiente.
Los disturbios, de origen tribal, se iniciaron después de que Raila Odinga, entonces candidato opositor a la Presidencia de Kenia, acusara al presidente, Mwai Kibaki, de haber ganado las elecciones de manera fraudulenta.
La violencia se frenó con la creación, en abril de 2008, de un Gobierno de coalición en el que Odinga fue nombrado primer ministro.
Tanto la comunidad internacional como varias organizaciones pro derechos humanos kenianas han reclamado que se acabe con la impunidad, ya que tres años después del inicio de los disturbios no ha habido ningún condenado por estos sucesos. EFE
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Rodrigo González Fernández
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