El magnífico mundo de los blogs Entré a ese mundo virtual lleno de sorpresas y maravillas que es la blogosfera. |
Ana María Rodas/elPeriódico |
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La mente humana siempre encuentra lugares por donde evadirse. Cuando las realidades son verdaderamente tenebrosas, los libros, el cine y más recientemente Internet, constituyen los medios para irse al otro lado del mundo, o al otro lado del Universo si una lee a Bradbury, a Arthur C. Clarke o incluso a Asimov.
Cuando era niña no tenía razones para evadirme sino razones para deslumbrarme, y entonces comenzó mi pasión por el lenguaje. El que manejo con cierta corrección es el español, pero también me encargué tempranamente de aprender –por mi cuenta– el inglés, y en determinado momento, trabajando para la Embajada de Francia no tuve otra opción más que aprender el francés.
Tengo una cierta intuición para los lenguajes extranjeros de manera que alcanzo a leer en otras lenguas, pero español e inglés, etcétera, no son sino manifestaciones de un mismo fenómeno. Que me han conducido a placeres inmensos como la pasión que siento por Joyce, por Cortázar, Faulkner y muchísimos otros escritores, del siglo pasado y de otros siglos, que han hecho mi vida más amable, y en determinadas ocasiones, soportable.
Cuando era prisionera de la depresión por el divorcio del padre de mis hijas el consuelo se materializó en Tolkien, con su trilogía que ahora es famosa y que en los años sesenta era conocida por los iniciados. Aún conservo los libros, con las páginas manchadas por los años y el polvo, una especie de talismán contra cualquier dolor.
Cuando dos de mis nietos viajaron a Israel a trabajar en un kibbutz, abrí un puesto personal en Internet para poder hablar con ellos. En realidad no se habla, se chatea, neologismo que hay que aceptar sin miramientos porque significa no solo conversar sino conversar por medio de un artificio virtual que está en el ciberespacio para hacer más rápida la comunicación. Usé el medio y el lenguaje, pero jamás llegaré a la destreza de mis nietas menores que, con enorme economía y utilizando signos alfanuméricos, conversan con sus amigos en un lingo que usan para que no los entiendan los adultos.
Como no tengo necesidad, no uso el programa de mensajes del teléfono móvil, así que aún me falta saber qué significan esas palabras constituidas sobre todo por consonantes, y creo que puedo pasar de ellas con gran tranquilidad.
Pero a mediados de este año, sintiendo que necesitaba un espacio donde pudiera expresar más a menudo mis ideas o comentarios sobre la realidad guatemalteca y sobre el periodismo, abrí un blog y entré a ese mundo virtual, inmenso, lleno de sorpresas y maravillas que es la blogosfera.
Tengo lectores en diversas partes del mundo y leo los blogs de personas en muchos países. Con algunos de ellos mantengo una comunicación adicional, por correo electrónico. Sus blogs son el punto de encuentro de otras personas que a veces ni siquiera comentan asuntos relativos a lo que se dice en el blog, pero que construyen sus redes de esa forma.
El día en que no puedo leer a mis blogueros favoritos parece un día sin sol. Hace un par de semanas mencioné sus nombres en este espacio, y he recibido mensajes de algunos lectores que también se han enganchado con la computadora y sus capacidades de comunicación a tanta distancia y en tan corto tiempo.
Hay blogs donde la gente cuenta sus experiencias o escribe sobre sus sentimientos. Son los jóvenes que se encuentran afilando las uñas para escribir. Pero hay blogs sobre fotografía, sobre arte, temas de cocina, de vinos, de cerveza, de jardinería, sobre el lenguaje, sobre política. Hay blogs con historias trágicas o sangrientas, y están los blogs de historietas cómicas y de humorismo de primer orden.
En estos días se ventila en los blogs el debate entre el creacionismo y el neodarwinismo. Se habla de la Tercera Cultura, se comenta la guerra de Irak, el resbalón papal al recordar en voz alta lo que dijo Manuel II Paleólogo, en el siglo XIV, etcétera. Todavía no he encontrado a nadie con la receta para una bomba nuclear, pero eso sin duda, porque el tema no me interesa, y si blogueo es justamente para sumergirme en otras aguas y para saber que hay otras realidades más allá de la violencia. (http://anarodas.blogspot.com/)
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