(Sustentare- Revista MCH) En todo el mundo, la economía en aumento y el crecimiento de la población tienen un impacto directo en la disponibilidad de agua, aumentando la presión por este recurso, cada vez más escaso. Pero puntualmente en Chile, más que un déficit hídrico existe una carencia de infraestructura, ya que según datos entregados por la Dirección General de Aguas (DGA) el 84% del recurso hídrico disponible en regiones con aptitud de riego se vierte en el mar. En Chile, y durante los últimos años, varias zonas del país han visto incrementados los efectos de la sequía, lo cual ha llevado a declarar 108 comunas en situación de emergencia agrícola y varios proyectos industriales han visto en riesgo su viabilidad. Ante esta situación, se han inyectado importantes recursos para la siembra de nubes, se han infiltrado napas y construido embalses, y en marzo de este año, en el marco del Water Week Latinoamérica, se anunció una carta de navegación que concentrará todas las iniciativas en pos del agua, como es la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos impulsada por el Ministerio de Obras Públicas. La ministra del ramo, Loreto Silva, indicó que "para nadie es novedad que nuestro país enfrenta una dura sequía. Es justamente en esta línea que se enmarca el primero de los cinco ejes de la Estrategia Nacional de Recursos Hídricos: enfrentar la escasez hídrica, para lo cual planteamos incrementar en un 30% la capacidad de embalsamiento hacia la próxima década y generar nuevas fuentes de agua a través de la desalación, la infiltración u otras alternativas". Paralelamente, múltiples iniciativas privadas han salido a la cancha, como es el caso de las plantas desaladoras financiadas por compañías mineras o empresas sanitarias, así como dos proyectos de traslado de agua desde el sur al norte de Chile para suplir la demanda de sanitarias, mineras y agricultura. Se trata de los proyectos "Vía Hídrica del Norte de Chile" y "Aquatacama: la carretera del agua de Chile", los cuales apuntan al mismo objetivo: mejorar el abastecimiento de agua a las zonas del norte del país, de manera de incrementar las inversiones mineras, turismo, agricultura, entre otras actividades. Ambos proyectos se encuentran presentados al Ministerio de Obras Públicas, a la espera de comenzar los estudios complementarios.
Las iniciativas presentadas AQUA ATACAMA
El proyecto "Aquatacama: la carretera del agua de Chile" pertenece a Vía Marina, empresa filial del grupo francés Vinci. Este contempla un monto de inversión de US$15.000 millones para un caudal de 60 m3/s y se caracteriza porque su ruta es submarina. El agua la toma desde la desembocadura de varios ríos, "luego que todos los dueños de derechos de aguas usaron el recurso", señala Félix Bogliolo, Founding partner & chairman Managing Committee de Vía Marina.
El proyecto consiste en la instalación de tuberías que tienen un diámetro de cuatro metros y la mayoría del trayecto iría bajo el mar paralelo a la costa. El método de construcción contempla conexiones con obras similares a los emisarios de aguas servidas de las ciudades costeras. "Se trata de técnicas tradicionales de los pipelines petroleros o cables submarinos", explica Bogliolo. Agrega que el costo del traslado del agua es de 0,7 US$/m3 y el consumo de energía es de 0,9 kWh/m3. En relación con el consumo de energía, indica que existen sinergias con ERNC. "Se puede utilizar el sobrante de la producción sobre la demanda para subir el recurso hídrico a reservorios que sirven a la vez de almacenamiento de agua y de energía que se generará para cubrir el déficit de producción sobre la demanda", puntualiza. Consultado por el riesgo sísmico, afirma que como se trata de una tubería flexible a aproximadamente 100 m de profundidad y no anclada, "no está afecta a contingencias sísmicas".
VIA HÍDRICA DEL NORTE DE CHILE El proyecto "Vía Hídrica del Norte de Chile" es promovido por el consorcio chileno-español Euro Engineering Group (EEG). La empresa ha realizado su estudio de viabilidad para satisfacer las necesidades para el consumo humano, para la minería y para la agricultura, habiendo estimado un volumen del caudal necesario de 25 m3/seg. La iniciativa, que contempla una inversión de US$10.000 millones, consiste en una tubería que tiene por objetivo captar agua de los ríos Biobío, Maule y Rapel, para luego transportarla hacia la zona norte, llegando hasta la Región de Arica y Parinacota. Además, permitiría suministros de agua en las zonas a su paso. La longitud de la tubería (que podrían ser dos tuberías en algunos tramos) es superior a 2.400 kilómetros, y tendría un diámetro variable de entre cuatro y dos metros.
Para el suministro eléctrico del sistema de elevación de agua se ha previsto el uso de energías renovables mediante la instalación de plantas termosolares con sales fundentes de nitrato de sodio, que aportan energía continua, y plantas hidroeléctricas, que generarían energía en el norte, disponible para otros usos. Según Antonio Domínguez, gerente técnico de BAG Ingenieros Chile, esta solución contribuye a la recarga de acuíferos y a la regeneración de humedales, actuando así de barrera efectiva contra la desertificación en toda el área cubierta. "Además, permite una mayor flexibilidad en la incorporación de nuevos puntos de consumo al sistema con un coste mínimo", señala. Fuente/ Sustentare- Revista MCH |
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