Una gran diversidad de estudios se han llevado a cabo en los últimos años buscando dar respuestas al flagelo del divorcio, el cual es una gran sorpresa en parejas que no llevan mucho tiempo de casados y que parecían ser felices, pero el resultado es el mismo: inminente separación.
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Y es que este no solo sucede en la intimidad de los hogares de las celebridades o los famosos, sino es una conducta que se generaliza cada vez más y más.
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En este sentido los investigadores Justin Lavner y Bradbury Thomas de la Universidad de California- UCLA decidieron realizar un estudio muy serio a este respecto acerca de las posibles razones para el divorcio entre las parejas aparentemente felices, según ha publicado Huffington Post. Para iniciar con el mismo ellos generaron cuatro hipótesis que se disponían a comprobar sobre los motivos de divorcio y llegaron a las siguientes especulaciones:
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Compromiso. Las parejas simplemente no están tan comprometidas como otras que se mantienen juntas, en este sentido el compromiso resulta ser un factor determinante para las parejas frente a las dificultades y desafíos en la vida matrimonial.
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Personalidad. Es así como proponen los investigadores que uno o ambos de los miembros de la pareja que parecían satisfechos con el matrimonio, tienen personalidades difíciles que con el tiempo, conducen a una disminución en la satisfacción marital.
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Estrés. Una tercera explicación es que estas parejas enfrentan situaciones más estresantes y difíciles en la vida cotidiana de las que pensaban, dificultades que los conducen al divorcio.
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Comunicación. Los investigadores proponen que un diálogo sutil de los conflictos y las dificultades poco a poco, con el tiempo, minan la relación.
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Es así como para comprobar estas teorías los investigadores llevaron a cabo un estudio a 136 parejas que durante los primeros cuatro años de matrimonio hablaba de una alta satisfacción y la felicidad general, con vida marital. Luego de un seguimiento durante 10 años durante los cuales se analizaron sus personalidades y su compromiso en el matrimonio y sus habilidades de comunicación para detectar las estrategias positivas y negativas de la comunicación, además de la forma como se enfrentaban a la resolución de problemas.
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Luego de dividir los grupos entre los que aún estaban casados y los que se divorciaron los compararon y llegaron a las siguientes conclusiones.
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El grupo que se divorció era más joven, y los maridos tenían ingresos más bajos, además los hombres de este grupo eran casi dos veces más propensos a ser padres divorciados que los otros esposos.
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En cuanto a los ingresos de las esposas y su historia de divorcio por parte de sus padres no fue diferente entre los dos grupos. Tampoco hubo diferencias entre los grupos en términos de convivencia y si las parejas tenían o no hijos. Sin embargo, estos hallazgos sugieren que las vidas y experiencias de los individuos en estos dos grupos de parejas eran algo diferentes.
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La siguiente prueba fue determinar si las parejas que se divorciaron simplemente no estaban tan comprometidas con la relación. Comúnmente se cree que algunas parejas simplemente no están tan dispuestas a trabajar duro, pero que no fue ese el caso ya que los que aún estaban casados igual que los que se habían divorciado, expresaron un compromiso similar en relación a esos primeros años de matrimonio. Y los dos grupos tampoco mostraron diferencias significativas en términos de la cantidad de estrés experimentada o en los rasgos de la personalidad de los esposos y esposas.
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Por último, la hipótesis que buscaba probar sobre si hubo o no diferentes estilos de comunicación entre las parejas fue contundente, porque aunque no hubo diferencias en el grado de comunicación positiva, pero sí hubo diferencias notables en los patrones de comunicación negativa.
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Las parejas que se divorciaron muestran más rabia y desprecio hacia sus antiguos compañeros. Cuando buscaban la solución de problemas y eran más propensos a estar en desacuerdo y a culpar e invalidar los sentimientos del otro. En el laboratorio, cuando se le preguntó sobre un aspecto de sus vidas que les gustaría cambiar, las parejas divorciadas tenían más probabilidades de expresar pesimismo e insistían en desalentar la expresión de sentimientos e insisten en que sus ex parejas resolverán la situación por su cuenta.
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Así pues, parece que la diferencia entre estas parejas satisfechas y las jóvenes que se divorcian es que las segundas no pueden evitar estar vinculadas con la comunicación negativa y la falta de apoyo mutuo hasta llegar a envenenar una buena relación.
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