Nucleares... ¿Sí o no?
La dependencia energética del exterior es abrumadora en el caso de España, muy superior al promedio de la UE y en este sentido entra en juego la energía nuclear. La energía nuclear representa en España cerca de un 18% del suministro de energía eléctrica, según los cálculos de la Agencia Internacional de la Energía. Eso sitúa a España en el furgón de cola de los países nucleares, que son unos 30 y de los que Francia se encuentra a la cabeza, ya que en nuestro querido vecino, la energía nuclear representa casi el 80% de la energía eléctrica. Nos quedamos también muy lejos de Finlandia, Japón y Alemania y ligeramente por debajo de Reino Unido y EE UU. Con 436 reactores nucleares distribuidos por el mundo, la energía nuclear representa hoy el 14% de la generación de energía eléctrica a nivel mundial, mientras que el carbón supera el 40%.
En cualquier caso, ¿Queremos energía limpia? ¿Sí o no? Yo creo que sí. Si la respuesta es afirmativa, parece que la solución pasa en buena medida por la energía nuclear, tan cuestionada. Un informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía concluye que para conseguir los objetivos de reducción de un 50% de las emisiones de dióxido de carbono en 2050 será necesario triplicar la capacidad de la energía nuclear. La energía nuclear pasaría a ser la principal fuente de suministro eléctrico, representando un 24% del total mundial Una energía limpia y muy segura. Muy segura, porque un fallo puede tener unas consecuencias terroríficas e irreversibles...
Las reservas sobre la energía nuclear vienen de la gestión de sus imperecederos residuos. Estuve en una presentación de Enresa, la empresa nacional que gestiona los residuos radioactivos, en la que se aseguraba la fiabilidad total del almacenamiento situado en El Cabril (Cordoba). No me cabe ninguna duda, ¿Pero existen las mismas garantías en todas partes? Uno de los centro nucleares más importantes del mundo está en la región de Champagne...
El Gobierno español vende la imagen de que no apoya la energía nuclear. Pero ésta es, hoy por hoy, la única solución viable para reducir la enorme dependencia energética de España. Lo ideal sería que funcionaran otras energías alternativas de efectos secundarios menos dramáticos. Pero no parece que esté siendo el caso. En los últimos años, la proliferación de granjas solares y parques eólicos ha sido espectacular. Eso, sin embargo, no se ha traducido en una reducción espectacular de la dependencia energética española. La energía eólica es demasiado volátil y la política europea, que ha favorecido la fragmentación de los parqués eólicos, está siendo revisada. La energía solar ha demostrado ser, en parte, un fiasco en España, por culpa de esa querencia patria de intentar hacerse rico sin dar un palo al agua: la política de subvenciones tiene que ser puesta patas arriba a consecuencia del desmadre en el sector fotovoltaico, ya que se está produciendo más de 50% más de los objetivos fijados por el Ministerio de Industria. El resto de energías alternativas, como la que aprovecha la fuerza de las mareas, están en una fase más embrionaria.
A mi juicio, no parece que haya una solución factible a corto plazo para España. Aparte de intentar mejorar la eficiencia en el consumo, de lo que ya se está encargando el Gobierno con las constantes subidas en la factura de la luz.
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