Alemania se hace eco del escándalo
El arzobispo de Friburgo admitió por primera vez que la Iglesia de su país escondió "por años" las denuncias
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Benedicto XVI, durante la misa que celebró ayer en el Vaticano Foto: Reuters
Elisabetta Piqué
Corresponsal en Italia
ROMA.- Al día siguiente de la inédita carta pastoral del Papa a los fieles de Irlanda, golpeados por el horror de miles de casos de niños que fueron víctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes y religiosos en décadas pasadas, recrudeció en Alemania el escándalo por pedofilia.
El presidente de la conferencia episcopal de ese país, el arzobispo de Friburgo, Robert Zollitsch, de hecho, admitió por primera vez que la Iglesia Católica alemana escondió durante años casos de abusos sexuales. "Sí, esto ha pasado, pero desde hace años, sin embargo, hemos emprendido un camino opuesto", reconoció en una entrevista con el semanario alemán Focus .
"Estos abusos fueron ocultados durante décadas en toda la sociedad [porque] no se ha enfrentado el problema en todo su significado social", admitió el jefe de la Iglesia alemana, que destacó, sin embargo, que "la mayor parte de los abusos tuvieron lugar fuera del ámbito eclesiástico".
"Me avergüenzo y me espanta enormemente el hecho de que los abusos se hayan verificado de modo tan elevado en nuestras instituciones", reconoció, de todos modos, el prelado, que la semana pasada se reunió en el Vaticano con Benedicto XVI para tratar justamente el escándalo.
En las últimas semanas se destaparon al menos 250 casos en las 27 diócesis del país y la justicia estaría investigando a por lo menos 14 religiosos, según el semanario alemán Der Spiegel . Entre estos casos, salieron a la luz algunos en el famoso coro de Ratisbona, que dirigió el hermano del Papa, monseñor Georg Ratzinger, y otros en la misma diócesis de Munich, donde el actual Papa fue arzobispo durante cinco años (desde 1977 hasta 1982).
Al respecto, el semanario Der Spiegel escribió un artículo en el que acusa al Pontìfice de "no haber tomado en serio el problema de un violador de niños", en alusión al denominado sacerdote "H", que recibió en su diócesis para que realizara un tratamiento psicológico en 1980, pero que más tarde volvió a cometer abusos al regresar a la vida pastoral.
Si bien anteayer, al presentar a la prensa la carta del Papa a los fieles irlandeses, el vocero de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, afirmó que el documento tiene un valor que va más allá de lo acontecido en ese país, en Alemania cayó mal que no hubiera ninguna mención a los casos recientemente salidos a la luz en la tierra natal del Papa. "En la carta del Pontífice no hay ni una palabra sobre los muchos, gravísimos casos de abusos en Alemania", denunció Christian Weisner, vocero del movimiento Nosotros Somos Iglesia.
En su esperada carta a los católicos irlandeses, difundida anteayer, en la que se manifestó "profundamente turbado" y "escandalizado" por lo ocurrido, el Papa reconoció que "el problema de abuso de menores no es específico de Irlanda o de la Iglesia".
En una epístola de ocho páginas con palabras muy fuertes, reconoció los "graves errores" de los obispos y llamó a los culpables de este crimen horrendo a responder "ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales".
Dirigiéndose a las víctimas, manifestó todo su dolor: "Aquellos que sufrieron abusos en los internados deben haber sentido que no había manera de escapar de su dolor. En su nombre, expreso abiertamente la vergüenza y el remordimiento que sentimos todos".
I am truly sorry ("Me apesadumbra tanto", según la traducción en español del Vaticano), escribió en su carta Benedicto XVI, que para muchos líderes de grupos de víctimas y analistas expertos en temas vaticanos no asumió ninguna responsabilidad de parte del Vaticano por el encubrimiento que hubo para silenciar el escándalo y proteger la imagen de la Iglesia.
Luigi Accattoli, uno de los máximos analistas italianos en cuestiones vaticanas, explicó ayer en el Corriere della Sera que el Papa no pidió con todas las letras perdón "porque no ama el mea culpa como género literario, a diferencia de su predecesor (Juan Pablo II).
"Además, considera que es justo el pedido de perdón de parte del Papa sólo cuando se trata de un hecho del cual es responsable la entera comunidad católica, y no es éste el caso", agregó.
En medio de una gran repercusión en los diarios de todo el mundo, Andrea Tornielli, vaticanista de Il Giornale , en un comentario subrayó que si bien el Papa en ningún pasaje de la carta "hizo un explícito pedido de perdón, ni una asunción directa de responsabilidad de parte de la Santa Sede", reflejó desde el principio hasta el final de su documento una gran humildad.
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