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domingo, julio 13, 2008

El CO2 se puede 'desgravar'

El CO2 se puede 'desgravar'
MIGUEL JARA
RAÚL ARIAS
RAÚL ARIAS

Casi nadie duda ya de que el cambio climático es, con toda probabilidad, la mayor amenaza ambiental para la humanidad. Y que además supone un riesgo económico es algo también ampliamente aceptado. Tan es así que cada día son más las empresas que han incluido el calentamiento global en sus agendas.

El dióxido de carbono (CO2) se ha convertido en el enemigo a batir. Pero de manera paradójica, para muchas empresas emprender medidas encaminadas a reducir sus emisiones de este gas puede ser su mejor baza. Como ha escrito el periodista del diario británico 'The Guardian' George Monbiot en su libro 'Calor. Cómo parar el calentamiento global', «vivimos en el breve interludio histórico entre la restricción y la catástrofe ecológica». Algunas compañías ya han comenzado la restricción.

Entre las medidas que estableció el Protocolo de Kioto para reducir las emisiones de CO2 está el Comercio Internacional de Emisiones. Este es una compra-venta de derechos de emisión de gases de efecto invernadero entre países y compañías. Se creó así un 'mercado de no contaminación' en el que quienes reduzcan sus emisiones más de lo comprometido en el acuerdo internacional de Kioto pueden comercializar los certificados de emisiones sobrantes a los países que no cumplan con su compromiso. Los países y determinados sectores industriales dentro de cada Estado tienen asignados unos cupos de emisión en virtud del Protocolo. Pero aparte de los actores directamente implicados y obligados, cualquier particular, compañía u organismo puede tratar de compensar sus emisiones de forma voluntaria, invirtiendo dinero en actividades que ayudan a mitigar los gases de efecto invernadero, como la siembra de bosques, que capturan carbono, o la inversión en energías renovables, que no contaminan la atmósfera.

Es lo que ha hecho por ejemplo el banco 'ético' Triodos Bank. La institución financiera no está obligada por el Protocolo de Kioto a compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero. Pero en el año 2000 tomó la decisión de enjugar de manera voluntaria el CO2 que genera la actividad de la compañía y que no puede reducir o evitar. La compensación se realiza con la adquisición de créditos de CO2 procedentes de bosques sostenibles con certificación Forest Stewardship Council (FSC), una etiqueta internacional que garantiza la gestión racional de los recursos madereros.

Triodos es una de las compañías pioneras en aplicar unos principios ecológicos a su actividad y más concretamente con su no aportación al cambio climático. Gracias a estas medidas el banco intenta mantener una relación coherente con el entorno y gana nuevos clientes que no se conforman con tener su dinero en cualquier institución financiera.

Otra compañía del mismo sector y de un volumen mucho más grande como el BBVA también se ha animado a compensar, parcialmente, las emisiones nocivas derivadas de su actividad económica. Así lo hace también la compañía de transporte de paquetería SEUR, que ha probado en un principio con la compensación de la contaminación por CO2 emitida por los desplazamientos producidos para sus convenciones de comerciales.

Liberty Seguros ha contabilizado sus emisiones totales para contrarrestarlas, tanto las de sus edificios (las producidas por el gas y la electricidad usada en ellos), como las del transporte de sus empleados o la proveniente del uso del papel. Quien así lo cuenta es Ana Marco, de la Fundación Ecología y Desarrollo ('www.ecodes.org'), que tiene un proyecto denominado CeroCO2 dedicado a la gestión de ese «mercado voluntario» de emisiones con iniciativas de eficiencia energética, energías renovables y reforestación.

¿Cómo se hace eso? «Ofrecemos a las compañías e instituciones hacer un cálculo de las emisiones que produce su actividad, elaboramos un informe con las medidas a aplicar más convenientes y les ayudamos con la compensación de esas emisiones de la entidad, una sede o un edificio, un congreso o feria o un producto o una parte de su ciclo de vida. La compensación de emisiones de CO2 se basa en la aportación voluntaria por parte de una entidad de un monto económico proporcional a las toneladas de CO2 emitidas en un periodo de tiempo determinado por una actividad concreta, que se dedica a pagar los proyectos», comenta Marco.

Existen pues empresas e instituciones 'neutras' frente al cambio climático pues contrarrestan el lado negativo de su actividad económica con proyectos que causan un impacto equivalente positivo.

Se preguntarán cuánto cuesta limpiar el clima y lavar la conciencia en el mercado de la no contaminación. Pues nada caro, por cierto, sobre todo si aceptamos con Monbiot lo de restricción o catástrofe ecológica: una tonelada de CO2 se compensa por 10 euros. Y es que la ecología siempre es viable, incluso desde el punto de vista económico, como vemos pues, según la Fundación Ecología y Desarrollo, no se lleva a cabo la compensación sin una reducción del consumo de energía y de recursos de la institución interesada, lo que de entrada significa ahorro en los gastos de producción.



CÓMO DESCONTARSE LAS EMISIONES DE C02

Varias vías. Cualquier institución o empresa puede aplicar algunas ideas prácticas a su actividad cotidiana para que su contaminación por CO2 sea más baja. Por ejemplo, invirtiendo en proyectos, compañías u organizaciones del sector ambiental, energías renovables o agricultura ecológica. En este caso, son otros los que se encargan de reducir las emisiones al destinar el dinero de los donantes a proyectos ambientales. También se puede intentar mejorar la gestión de las actividades y el consumo de recursos que se realiza. Se trata de trabajar teniendo en cuenta el ahorro y la eficiencia energética, reduciendo desplazamientos, sobre todo en automóvil y avión, y consumos, de agua o de papel. «Hace falta profundizar y saber distinguir entre moda e interés real, ya que la sostenibilidad implica una nueva visión de la economía, la sociedad y la ecología», concluyen desde Triodos Bank.

Ofertas. El descuento voluntario de emisiones no está exento de sombras. En todo el mundo han surgido ONGs y compañías privadas que ofrecen la posibilidad de desgravar CO2, pero no hay un marco compartido para calibrar cuánto cuesta compensar cada tonelada ni para medir cuál es la eficacia de los métodos propuestos para conseguirlo. Mientras muchos se dedican a la siembra de árboles que absorben C02, algo en principio no contestado por los técnicos, otros como la estadounidense Planktos, proponen fertilizar el mar con hierro para producir un incremento del pláncton que captura C02, una idea contestada desde el mundo científico por sus desconocidas consecuencias en los ecosistemas.



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Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en RSE de la ONU
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