Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "El cristiano, de hecho, ya es santo, pues el Bautismo le une a Jesús y a su misterio pascual, pero al mismo tiempo tiene que llegar a ser santo, conformándose con Él cada vez más íntimamente. A veces se piensa que la santidad es un privilegio reservado a unos pocos elegidos. En realidad, ¡llegar a ser santo es la tarea de cada cristiano, es más, podríamos decir, de cada hombre!". Es lo que ha dicho el Santo Padre Benedicto XVI antes de recitar el ruego mariano del ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el jueves 1° de noviembre, solemnidad de Todos los Santos.
El Papa ha recordado que en los principios del Cristianismo, los miembros de la Iglesia también eran llamados "los santos", y ha citado al apóstol Pablo quien afirma que desde siempre Dios nos ha bendecido desde siempre y nos ha elegido en Cristo «para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor» (Efesios 1, 3-4)". Todos los seres humanos están llamados a la santidad - ha continuado el Santo Padre - que, en última instancia, consiste en vivir como hijos de Dios, en esa «semejanza» a Él, según la cual, han sido creados. Todos los seres humanos son hijos de Dios, y todos tienen que llegar a ser lo que son, a través del camino exigente de la libertad. Dios les invita a todos a formar parte de su pueblo santo".
A continuación Benedicto XVI ha subrayado la "inmediata sucesión" de la fiesta de Todos los Santos con la Conmemoración de todos los fieles difuntos, con estas palabras: " A nuestra oración de alabanza a Dios y de veneración a los espíritus bienaventurados, que nos presenta hoy la liturgia como «una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas» (Apocalipsis 7,9), se une la oración de sufragio por quienes nos han precedido en el paso de este mundo a la vida eterna
En verdad, cada día, la Iglesia nos invita a rezar por ellos, ofreciendo también los sufrimientos y los cansancios cotidianos para que, completamente purificados, puedan gozar para siempre de la luz y la paz del Señor". Por último ha confiado a la Virgen Maria, que resplandece "en el centro de la asamblea de los Santos", nuestro camino por la vía de la santidad, nuestro compromiso cotidiano y la intercesión por nuestros queridos difuntos.
Después de la oración mariana el Papa ha saludado a los peregrinos en las diversas lenguas, y a los italianos se ha dirigido con estas palabras: "Pensando en la fila innumerable de Santos y Santas que han nacido y han vivido en esta tierra, animo el pueblo italiano a siempre seguir sus ejemplos conservando los valores evangélicos, para mantener en alto el nivel moral de la convivencia civil." (S.L) (Agencia Fides 3/11/2007 - Líneas: 34 Palabras: 523)
Links:
El texto integral del discurso del San Padre, plurilingüe
http://www.evangelizatio.org/portale/adgentes/pontefici/pontefice.php?id=927
Rodrigo González Fernández
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