Elecciones en Argentina: Cristina Fernández de Kirchner se cita con la historia Al final se cumplieron los pronósticos y Cristina Fernández de Kirchner, la esposa del primer mandatario argentino Néstor Kirchner, ocupará el sillón presidencial de la Casa Rosada al lograr una amplia victoria en la primera vuelta de las elecciones celebradas el 28 de octubre. Cristina ha hecho historia. Nunca antes en Argentina una mujer había accedido a la jefatura del Estado a través de las urnas. Ni en éste ni en ningún otro país una mujer sucedía a su esposo en el cargo por decisión popular. Esta abogada, madre de dos hijos y hasta ahora senadora por Buenos Aires, ha sido la primera en conseguirlo. El pasado domingo, la futura mandataria fue elegida presidenta con el 44,86% de los votos, superando en más de 20 puntos el siguiente candidato más votado, la socialcristiana Elisa Carrió. En Argentina, solo una mujer había ocupado antes la presidencia, y fue la viuda de Juan Domingo Perón, su tercera esposa, Isabelita Perón (1974 a 1976), pero accedió a su puesto por sucesión. Conocidos los resultados, la esposa del presidente dijo a una multitud congregada en un hotel de Buenos Aires que siente una doble responsabilidad, tanto por la presidencia como por una cuestión de género. Fernández, candidata del partido peronista Frente para la Victoria (FPV), rindió tributo a su marido y le dedicó el triunfo con estas palabras: "A él, que con sus aciertos y errores ha demostrado que es un hombre profundamente comprometido con su país y su pueblo". Así, Néstor Kirchner y su esposa Cristina intercambiarán sus papeles en la política argentina a partir del 10 de diciembre. La senadora pasará de primera dama a presidenta del país y, su esposo, de presidente a "presidente consorte". Una situación un tanto atípica que encuentra su razón de ser en varios motivos. En primer lugar, según Carlos Malamud, Investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, "por una decisión unipersonal del presidente que, convertido en un gran elector, la designó para sucederle". Por eso, Malamud cruza una línea entre las comparaciones que habitualmente se hacen entre Cristina Fernández de Kirchner y Hillary Clinton y explica que, aunque es cierto que ambas son abogadas, esposas de presidentes y senadoras, a diferencia de Cristina, la estadounidense ocupó este último cargo cuando su marido ya no era presidente. En segundo lugar, Cristina fue designada candidata a la presidencia cuando su esposo todavía era el máximo mandatario, algo que también las diferencia. Y, por último, apunta que "Hillary tiene que pasar para ser elegida- en caso de que sea elegida- por un duro proceso de primarias, cosa que aquí tampoco ocurre". Sin embargo, Juan Carlos Martínez Lázaro, profesor del Instituto de Empresa (IE), cree que ambas coinciden en que "han mostrado un interés por plantear una hoja de ruta propia en cuestiones de política". De Cristina, afirma que "no es una mujer florero que su marido ha decidido poner ahí". Cristina Fernández de Kirchner vive también a la sombra de otra gran figura de la historia política argentina: la actriz y política Eva Duarte, más conocida como Evita. Las comparaciones con la segunda esposa de Juan Domingo Perón, que captó la atención del pueblo pobre y trabajador y fue la artífice del voto femenino, son inevitables. Evita no consiguió alcanzar la vicepresidencia del país, como era su deseo, porque un cáncer y el propio Perón se lo impidieron. Pero se convirtió en un mito. Ambas comparten un físico cuidado y una personalidad fuerte. Raúl Aragón, profesor y director del Centro de Investigación en Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), define a Cristina como "una especie de 'Evita postmoderna': ha sustituido a los descamisados los trabajadores- por la gente. Da clase y es como si quisiera cantar más de lo que le da su registro: fuerza las cuerdas y pierde los tonos más sutiles". De hecho, para Martínez Lázaro, la capacidad de Cristina Fernández de Kirchner para explotar la vena populista proveniente del peronismo ha contribuido a auparla al sillón presidencial. Sin embargo, el gusto por la moda, el maquillaje o el discurso populista de esta mujer de 54 años no han sido su principal pasaporte para la Casa Rosada. La clave que explica el apoyo electoral recibido por el matrimonio Kirchner ha sido su papel en la superación de la crisis económica que asoló el país entre 2001 y 2002. "Las angustias de los cuatro o cinco años atrás ya no existen", explica Malamud. "Si hace cuatro años la pobreza, la desigualdad social y el trabajo eran las mayores preocupaciones de la gente, hoy son la corrupción, la inseguridad ciudadana, la transparencia política." Los méritos de la recuperación económica se los llevó Kirchner, "como no podía ser de otra manera", considera, "porque se le ha identificado con el mando del país, por más que Lavagna, ex ministro de economía y uno de los candidatos a la presidencia, fuera el verdadero artífice". Su cercanía a Kirchner le ha perjudicado en estas elecciones, dice. "Su propuesta de encarar el cambio terminó siendo poco creíble para buena parte del electorado. De manera que la que se ha aupado como la verdadera canalizadora del voto útil es Elisa Carrió". Por otro lado, Malamud añade que la división de la oposición, incapaz de ilusionar con propuestas reconocidas como viables debido, en gran parte, a la sensación de "anestesia", de que no existía una carrera electoral, contribuyó a reforzar la figura de la candidata del frente para la victoria. Además, según explica el investigador del Instituto Elcano, la gente identifica en ella la encarnación y la continuación del poder. Pero si un 45% de los votantes apuesta por la continuidad, ¿por qué no se ha presentado el propio Néstor Kirchner a la reelección? Según detalla Malamud, la lectura que hizo Kirchner de la situación fue que todos los presidentes argentinos reelectos terminaban mal. Y si él decidía presentarse a la reelección, le podía pasar lo mismo que a sus antecesores: en poco tiempo dilapidaría su capital político. Por tanto, lo que podía pasar a la historia como una presidencia exitosa, podría perderse en poco tiempo. "La manera de evitarlo era presentando un candidato propio que pudiera ganar y continuar con su labor, pero con él en un segundo plano. Y como esto es una sociedad matrimonial que funciona, al menos para ellos. Apostaron por esta fórmula", apunta. En opinión de Malamud, habrá pocas diferencias entre la gestión de Néstor y Cristina Kirchner. La gira de esta última por América Latina, EEUU y Europa antes de las elecciones ha hecho pensar que la futura presidenta tendrá más vocación internacional que su esposo. De hecho, Martínez Lázaro, que coincidió con Cristina Fernández en su reciente visita a España, cree que la futura presidenta se mueve mejor en estos ambientes que su marido, al que la política internacional "ni le ha interesado, ni la ha explotado". Para Malamud, el gusto por viajar de la señora de Kirchner no se traduce en un cambio de la política exterior argentina, y explica que ella fue muy contundente en las declaraciones a la prensa pocos días antes de los comicios, cuando dijo que iba a intentar mantener buenas relaciones con EEUU y Venezuela, "lo cual, al paso que vamos, va a ser cada vez más difícil", sentencia. Y añade que "su gira por el exterior ha sido marcada más por un brindis al sol que por una seria intención de cambiar la política exterior de su país". El efecto rebote se agota De lo que no hay duda es de que Argentina ha salido del agujero en el que cayó en 2001 y, tal y como explica Martínez Lázaro, la futura presidenta ha sabido capitalizar el aparente boom económico que actualmente vive el país. Las cifras que se manejan son muy optimistas: El INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos de la Argentina), estima que el PIB crecerá un 8,7% en el segundo trimestre de 2007, con relación al mismo periodo del año anterior. Desde la crisis, el desempleo ha caído en cerca de 10 puntos y, actualmente, se sitúa en torno al 8,5%. La pobreza también se ha reducido drásticamente, del 50% a más del 25% de la población. A pesar de estos datos, el profesor del IE cree lo que se está viviendo hoy en día en Argentina es un cierto efecto rebote de la caída tan profunda de la actividad económica que vivió el país. Compara que es como cuando tiras una pelota al suelo, ya que "cuanto más fuerte la tiras, más fuerte será el bote. Pero si nos damos cuenta, al principio la pelota bota mucho, pero luego el segundo bote es más pequeño, el tercero algo más. Va perdiendo fuelle". Martínez Lázaro explica que Argentina consiguió salir de la crisis y crecer fuertemente en los últimos años como consecuencia de la gigantesca devaluación del peso argentino y su coincidencia, poco después, con el encarecimiento de las materias primas que el país exporta. "El peso argentino tenía una paridad con el dólar y cuando se elimina esa paridad, el peso sufre una devaluación de aproximadamente el 300%. Esa fortísima devaluación, lo que hizo fue conseguir un saldo exportador muy fuerte, el mercado exterior fue el que capitaneó esa recuperación", comenta. A eso hay que sumar que, por ejemplo, la soja se encuentra en máximos históricos y con una demanda creciente sobre todo por parte de países asiáticos. Sin embargo, Martínez Lázaro cree que, independientemente del crecimiento económico de más del 7,5% que prevé el FMI para este año, se están acumulando importantes desequilibrios. Argentina, señala, "tiene una inflación cercana a los dos dígitos. Hoy vemos el efecto de la devaluación que tuvo el país y cómo se está importando inflación durante todos estos años como consecuencia del bajo valor que llegó a tener el peso". Los datos oficiales sitúan la tasa de inflación acumulada (de enero a septiembre) en el 5,8%, pero el FMI estima que a finales de año podría alcanzar el 9,5%. Esta falta de competitividad, en opinión de Martínez Lázaro, "acabará pasando factura". Respecto a la inflación, Malamud señala que es necesario que se produzca una regeneración del INDEC que, en su opinión, está totalmente desprestigiado. Y es que desde los medios, la oposición y algunos especialistas se viene acusando al Gobierno de intervenir en este supuesto organismo independiente para mantener la inflación por debajo de los dos dígitos. Asimismo, Malamud cree que el Gobierno tendrá que afrontar la crisis energética y, para ello, habrá que atraer nuevamente inversiones extranjeras. Antes, dice, "habrá que solucionar la deuda con el Club de París (19 países acreedores) de más de 6.000 millones de dólares, además de garantizar la seguridad jurídica". Esta deuda se ha convertido en un inconveniente para la economía argentina porque impide que los potenciales inversores europeos puedan tomar créditos para hacer negocios en el país. Los inversores internacionales, añade Martínez Lázaro, "no han confiado en este Gobierno Kirchner y mucho tienen que cambiar las cosas para que los inversores retomen esa confianza en Argentina". Por otro lado, el profesor del IE hace referencia a que el crecimiento desmesurado del gasto público durante este año electoral puede producir unos altos niveles de déficit que, según explica, es uno de los talones de Aquiles de la economía argentina. "El superávit por cuenta corriente que venía acumulando Argentina estos últimos años, por la bonanza exportadora, cada vez se reduce más porque la bonanza económica lo que hace es aumentar las importaciones". Por tanto, con Cristina habrá continuidad. "La gran sorpresa sería que no la hubiera", dice Martínez Lázaro. Ella misma, explica, define su modelo de "acumulación de crecimiento con inclusión social", lo que le hace pensar que habrá un peso importante en el gasto social. Aunque, en su opinión, esta especie de subvención constante es "pan para hoy y hambre para mañana". Malamud concluye señalando que, fuera del ámbito económico, hay otras cuestiones que el nuevo Gobierno tendrá que solucionar: La inseguridad pública, la corrupción y la necesidad de reconstruir las instituciones democráticas. |
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