El peso de los símbolos
¿Cuántos símbolos y rituales es capaz de soportar una sociedad secular? En el caso de Alemania, no hay respuestas claras.
El actual renacimiento de las religiones es, en apariencia, un fenómeno mundial. En una sociedad secular, el dilema consiste en definir cuán presentes pueden estar los símbolos religiosos en la vida pública. Para Alemania, ésta es cuestión difícil de resolver.
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: El Corán, libro sagrado del Islám.Alemania, una sociedad contradictoria
En la oficina de Stefan Muckel, profesor de derecho canónico, una cruz de latón cuelga en la pared. Justo enfrente puede verse una fotografía del papa Benedicto XVI. En la universidad de Colonia, donde imparte cátedra, cada cual puede escoger libremente la decoración de su oficina. Pero, ¿podría hacer lo mismo en el salón de clases?
No, pues en ese caso habría "un problema de neutralidad", dice. En determinados espacios públicos, como lo son tribunales y aulas, debe garantizarse este principio. Esto significa que, en el caso de Muckel, no debe darse lugar a la impresión de que uno se inclina hacia tal o cual religión.
En Alemania, la religión pertenece antes que todo a la vida privada. Pero la oficina del profesor no es un espacio privado. En ese solo hecho parece haber una contradicción. De acuerdo con su Ley Fundamental, Alemania es una nación secular, religiosa y neutral en su concepción del mundo; además, practica la separación de Estado e Iglesia. En la práctica, sin embargo, ambas cuestiones se mezclan de modos muy variados (a diferencia de Francia, por ejemplo, donde existen normas mucho más estrictas en cuanto a la preservación del Estado laico).
Tales contradicciones se reflejan de muchas maneras en la sociedad. En Alemania no existe una religión del Estado, ni tampoco una iglesia oficial. Pero los gobiernos alemanes colaboran, de una manera u otra, con las iglesias. No es casual, dice Muckel, que el Estado alemán cobre impuestos eciasiásticos e incorpore clases de religión en las escuelas públicas.
A través de subsidios estatales, las iglesias se involucran en diversos ámbitos sociales como los jardines de niños, escuelas y hospitales. « No en balde las iglesias son, después del servicio público, el mayor empleador de Alemania », resume el acadénico.
Regreso de las religiones
La Iglesia se queja a menudo de que sus miembros le dan la espalda, y de que se encuentra en una crisis permanente. A ello se debe el desplome de los ingresos por impuestos eciesiásticos. Por ello, no deja de llamar la atención un fenómeno simultáneo: el retorno de las religiones a la vida social. Y ello no se limita a la esfera del catolicismo.
En mayo de 2007, cerca de 500.000 personas celebraron con alegría, en Colonia, la Jornada Eclasiástica de la iglesia evangélica. En julio, Hamburgo dejó caer la alfombra roja para recibir al Dalai Lama. Su seminario budista contó con la participación de 50.000 personas. También es digno de mencionarse, en este marco, el Día Mundial de la Juventud, evento de cariz religioso que se transformó en la fiesta internacional más grande de Alemania en décadas.
Ahí donde hay religión, también existen símbolos. En todas las religiones prevalece lo ritual y lo simbólico; de ello es que viven. Así que es pertinente la pregunta de cuánto de ello es capaz de soportar una sociedad secular como la alemana, sin perder por ello su identidad.
Desde el punto de vista puramente jurídico, no existe barrera alguna para la construcción de una gran mezquita en Colonia, opina el profesor Stefan Muckel. La discusión, pues, se circunscribe al terreno político. ¿Qué tan altos pueden ser los alminares, cuán grande la cúpula ? ¿Debe un recinto de estas características ser ostentoso?
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: El velo islámico, prohibido en salones de clase.
En otras palabras : ¿cuánta mezquita soporta una ciudad tan liberal como Colonia? ¿Por qué se sienten amenazadas las personas que protestan con tanta vehemencia contra la construcción de esa mezquita? ¿Por qué la construcción de una iglesia no representa problema ninguno, y la de un templo musulmán sí? La comunidad musulmana se ha sentido castigada en sus derechos religiosos fundamentales.
Prohibición, para algunos símbolos no católicos
Los musulmanes en Alemania también se sintieron ofendidos por el llamado "Juicio del velo". Se expidieron leyes que limitaban el uso de tal prenda en los salones de clase, pero tales normas son selectivas e injustas. En Berlín, por ejemplo, está prohibido cualquier símbolo religioso en las aulas. E otros estados federados, en cambio, son admitidos los símbolos católicos y judíos, pero no el velo islámico.
Si una maestra musulmana luce tal prenda durante la clase, algunos pensarán que es signo de un fundamentalismo que oprime a las mujeres. Otros verán en ello una violación de la neutralidad en las escuelas públicas.
En cambio, es posible impartir cátedra en casi todos los estados federados con una kippa en la cabeza, o con una cruz en el cuello. En la mayoría de las legislaciones estatales se argumenta que tales prendas son símbolo de la tradición cristiana y occidental.
Esta pregunta aparecerá una y otra vez en el centro del debate, opina Gerd-Ulrich Kapteina en entrevista con Deutsche Welle. El vocero del Tribunal Adminsitrativo de Düsseldorf reitera que, conforme a un fallo del 14 de agosto, usar velo en el salón de clases está prohibido. Al mismo tiempo, la norma subraya que no está permitido hacer cualquier tipo de diferenciación entre las características formativas del cristianismo y el islamismo.
Junto con otros problemas, el ejemplo de la reglamentación sobre el uso del velo muestra cuántos y cuáles son los retos de la sociedad secular ante el renacimiento de las religiones. Alemania no ha encontrado aún las respuestas.
Rodrigo González Fernández
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