Durante el año 2010, la ejecución presupuestaria en la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) fue baja y significó que quedaran sin gastar 33 mil millones de pesos. En los primeros meses de este año, la proporción gastada era aún menor, y no alcanzaba al uno por ciento del total asignado para este ejercicio presupuestario. Parecía que la explicación más razonable de este hecho inusual era que la política de compras de tierra para las comunidades mapuches estaba cambiando. Así lo habían indicado diversas autoridades, pero nunca quedó claro en qué consistirían las innovaciones en la política del nuevo gobierno.
Ahora, el ministro Kast ha informado que se están comprando más de mil hectáreas para una comunidad mapuche de Malleco y que se espera proceder a comprar tierras a un ritmo acelerado en lo que resta del año, para gastar los 41 mil millones de pesos asignados en el presupuesto 2011. La nueva política, aparentemente, sólo consistiría en negociar mejores precios, pero se insistirá en la adquisición de tierras para ser traspasadas a las comunidades.
La experiencia, sin embargo, no avala la forma de abordar el problema que siguió la Concertación durante 20 años y que se inició sólo como una respuesta un tanto improvisada a una situación coyuntural. Sin ideas nuevas para enfrentar las crecientes protestas mapuches, los sucesivos gobiernos concertacionistas traspasaron más de 70 mil hectáreas, que no han cambiado en nada la situación de pobreza de las comunidades beneficiadas. Por el contrario, las tierras se han deteriorado seriamente, como lo reveló un estudio que mostró que más del 80 por ciento de esos terrenos ya no son aptos para producir y carecen de agua para riego y consumo humano. El simple expediente de comprar tierras y cederlas bajo un régimen legal discriminatorio, que les impide a los mapuches la plena propiedad de ellas, sólo prolonga y agrava la situación de vulnerabilidad de los grupos indígenas.
Después de las evaluaciones negativas que se han hecho de la política de cesión de tierras, cabía esperar soluciones innovadoras que asegurasen el desarrollo económico y cultural de las comunidades. Los indígenas necesitan incorporarse en mayor número al mundo moderno del siglo XXI, como lo han hecho muchos de ellos, que han dignificado sus tradiciones culturales, han impulsado el uso del mapudungún en los programas computacionales o han procurado crear una versión de Wikipedia. Esos logros no se fortalecerán al insistir en un sistema de vida de cultivo comunitario de tierras poco productivas, como se hacía hace 500 años, y es tarea de las autoridades actuales proponer una renovación de las políticas indígenas que aseguren un rápido desarrollo de sus comunidades.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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