Los monopolios informativos en América Latina
GERARDO REYES / El Nuevo Herald
BUENOS AIRES
En medio del nervioso recuento de votos de las elecciones presidenciales de México en octubre, el magnate Carlos Slim protestó ante el candidato del Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, porque un funcionario del gobierno se había atrevido a poner trabas a sus aspiraciones de participar en el negocio de la televisión por Internet.
Según una versión no desmentida de la revista Proceso de México, el tercer hombre más rico del mundo se reunió privadamente con Calderón y le advirtió que si el gobierno no le permitía entrar en el negocio, Telmex, su empresa de telefonía, se llevaría su emporio a otro país latinoamericano.
La respuesta de Calderón, quien resultó elegido presidente, no trascendió, pero a los observadores les quedan muy pocas dudas de que el magnate consiguió lo que buscaba a juzgar por su siguiente aparición.
A los pocos días de la reunión, Slim salió a criticar públicamente los bloqueos de calles céntricas de la capital organizados por Manuel López Obrador, el candidato presidencial perdedor que se atribuía la victoria electoral, y que alguna vez, siendo alcalde del Distrito Federal, recibió el apoyo del magnate.
De concretarse el paso gratuito de Telmex de la telefonía a la televisión, Slim tendría a su alcance un mercado de $30,000 millones.
Este episodio es sólo una muestra, salvada de la censura, del modo en que los amos del juego de la propiedad en los medios de comunicación de América Latina manejan los hilos del poder para consolidar su dominio del sector.
Prácticas y tendencias como ésas y sus secuelas en la libertad de expresión fueron temas analizados en esta ciudad durante dos días por expertos de América Latina, Europa y Estados Unidos con motivo del lanzamiento de Periodistas y magnates, un estudio pionero que calcula los índices de concentración de las industrias culturales en América Latina.
Patrocinado por el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS), una organización independiente de periodistas latinoamericanos con sede en Perú, el estudio señala que la estructura del sector es tan ''altamente concentrada'' que cuatro empresas de cada mercado -- tales como prensa, radio, televisión y telefonía -- dominan más del 70 por ciento de la facturación y la audiencia.
''Es un tema del que casi no se habla ni se publica en América Latina porque los medios no informan sobre sí mismos'', explicó el profesor universitario argentino Guillermo Mastrini, uno de los autores del trabajo junto con Martín Becerra, también profesor de ese país.
Los países analizados fueron Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, Uruguay y Venezuela.
Por su control de medios, los ''campeones regionales'', el término más usado en el foro para referirse a los grandes conglomerados de las comunicaciones, son Televisa de México, Cisneros de Venezuela, Globo de Brasil y Clarín de Argentina.
La concentración más alta se presenta en Chile, Perú y Uruguay y el fenómeno es menos acentuado, aunque preocupante, en Brasil, Colombia y Argentina.
Completan el mapa de los dominios mediáticos de América Latina la omnipresencia de la multinacional europea, Telefónica, en el campo de la telefonía fija y móvil, y la parsimoniosa pero segura conquista de emisoras de radio y televisión por parte del grupo Prisa de España.
''Por primera vez lidiamos a fondo con un problema en el que está en juego el futuro y el alma de lo que entendemos como periodismo'', afirmó el periodista peruano Gustavo Gorriti, presidente de IPYS.
El foro no tuvo contraparte. Los organizadores extendieron invitaciones a varios representantes de los grandes grupos mediáticos de la región así como a funcionarios a cargo de los organismos reguladores del sector, pero ninguno aceptó.
Los índices de concentración no proyectan un panorama muy democrático desde el punto de vista de control de la propiedad. Según los investigadores en casi todos los casos, en prácticamente la totalidad de las industrias analizadas y en casi todos los países, la suma de los cuatro operadores de cada industria supera el 50 por ciento del mercado.
Esta cifra es preocupante, según ellos, pues resulta mucho más alta que el porcentaje que reporta la industria farmacéutica, tradicionalmente la de mayores niveles de concentración y en la cual los cinco primeros actores del mercado acaparan el 26 por ciento.
Las industrias analizadas son la ''cultural'': libros, discos, cine y la ''infocomunicacional'' que abarca prensa, radio, televisión, telefonía e Internet. El estudio fue auspiciado además por la Fundación Ford y su publicación fue posible gracias a aportes de Open Society, una fundación del filántropo húngaro George Soros.
Otro fenómeno que también ocupó a los investigadores fue la falta de acceso a determinadas fuentes de información y de cultura.
''Cada año un ciudadano latinoamericano, en promedio'', señala el reporte, ``compra menos de un libro, asiste menos de una vez a una sala cinematográfica, adquiere medio disco compacto por el circuito legal y compra un diario sólo en 10 ocasiones y la conexión de Internet no alcanza al 10 por ciento de la población''.
Aparte de la dificultad de obtener información actualizada, los autores del libro se encontraron con una paradójica barrera de silencio que afectó su trabajo: el hermetismo de las corporaciones mediáticas en la divulgación de información sobre sus inversiones, estructura accionaria, alianzas y volumen de facturación, una postura que contrasta con las continuas exhortaciones de los medios de comunicación para que los gobiernos y el sector privado sean más transparentes.
Estos son algunos de los comentarios, por países, del estudio y de los participantes en la mesa redonda ``El periodismo y la concentración de la Propiedad de los Medios en América Latina.
• Argentina
El nivel de concentración de los cuatro primeros operadores de los mercados analizados es de 73,68 y del 75.1 por ciento de la audiencia.
''Estos datos, que por sí solos confirman un alto nivel de concentración cobran mayor dimensión si se considera que unos pocos grupos de comunicación dominan varias'', sostienen los autores del libro.
Grupos dominantes: Clarín y Telefónica.
• Bolivia
País con muy poca información disponible.
La televisión acapara más del 70 por ciento de la inversión publicitaria.
En la prensa, el 70 por ciento del mercado publicitario está en manos de cuatro diarios.
El grupo mediático destacado está controlado por el empresario Raúl Garáfulic.
• Brasil
Con $1,153 millones de ingresos publicitarios, la prensa de este país es una de las principales industrias culturales.
La televisión es el medio de comunicación de mayor penetración en la región: hay 343 aparatos por cada 1,000 habitantes. Este medio cubre el 89 por ciento de los hogares.
Los medios están bajo el control en su gran mayoría de los grupos Globo del fallecido magnate Roberto Marinho (4,400 horas anuales de programación) y del Grupo Abril, (industria editorial y televisión, sus ingresos en el 2004 superaron los $700 millones).
• Chile
''En Chile hay un duopolio de los medios y un monopolio ideológico'', afirmó en el foro el periodista chileno Genaro Arriagada, al aludir al control del Grupo Edwards, y el predominio ideológico de la derecha en los medios de comunicación de su país.
El mayor índice de concentración se presenta en la telefonía fija, donde Telefónica controla casi el 90 por ciento del mercado.
Los cuatro principales operadores de la prensa dominan casi el 80 por ciento del mercado.
''Chile se destaca en el contexto regional por exhibir altos niveles de acceso'' a los medios de comunicacion, señalan los autores del libro.
Grupos dominantes: Telefónica (Compañía de Telecomunicaciones de Chile S.A); Entel (grupo muy fuerte en telefonía móvil); Grupo Edwards (tiene un marcado control de la prensa esrcrita).
• Colombia
Una de las ramas culturales más fuertes de Colombia es la industria del libro. El volumen de facturación supera los $100 millones y la cantidad de ejemplares vendidos se encuentra entre los más altos de la muestra.
''La prensa presenta un alto grado de concentración y la Casa Editorial El Tiempo mantiene una posición dominante con el 30 por ciento del mercado'', señalan los autores.
``El sistema televisivo colombiano se encuentra estructurado en torno a las dos cabeceras de la cadena Caracol Televisión [del empresario Julio Mario Santo Domingo] y RCN [del empresario Carlos Ardila Lulle]''.
Los autores citan a la investigadora colombiana María Teresa Herrán para ilustrar la situación del país:
'La concentración de medios sin intervención reguladora de Estado por falta de voluntad política de los gobiernos de turno (cuyas campañas son financiadas por los grupos económicos) ha permitido en Colombia que los dueños de los medios, las fuentes, los anunciantes, los propios públicos y el Estado eludan sus responsabilidades en relación con el derecho a informar y que la información esté cada vez más atada a intereses particulares, de tal manera que el `cuarto poder' es una simple entelequia''.
• México
Ni las cifras ni los testimonios favorecen a México en materia de concentración y libertad de prensa. Ignacio Rodríguez Reyna, ex director de La Revista del diario El Universal, el de mayor circulación en México, relató durante la mesa rendonda la forma en que los directivos del periódico cedieron a las presiones del gobierno del presidente Vicente Fox, y censuraron varios artículos que iban a ser publicados en dicha revista. Rodríguez renunció en protesta junto con 26 reporteros, según su intervención.
México es además el país donde el grupo de comunicación más fuerte, Televisa, logró a través de presiones e intrigas, la aprobación de una ley que lleva su nombre para garantizar su participación en telefonía.
• Perú
Aunque es un país de alta concentración, los asistentes a la mesa redonda escucharon el testimonio positivo del director del diario Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich, quien explicó que no ha tenido ninguna limitación en su actividad por parte del grupo El Comercio, controlado por la familia Miró Quesada. Tampoco ha recibido presiones de la emisora Radio Programas para la que también trabaja ni del programa de televisión de Canal N, en el cual ha sido comentarista.
• Uruguay
La prensa diaria presenta un altísimo nivel de concentración. El primer operador controla el 60 por ciento.
La telefonía básica es el único caso de monopolio entre todos los mercados analizados. Está bajo el control del Estado.
Grupos dominantes: Antel (empresa de capital estatal); Grupo Romay y Salvo (controla estaciones de televisión); Grupo Fontaina-De Feo (radio y televisión).
• Venezuela
Contra la corriente de las tendencias en la región, Venezuela aparece como el único país donde el gobierno aumenta su participación en los medios de comunicación con grandes inversiones en estaciones de televisión de alcance nacional y regional y un aporte económico mayoritario en TeleSur, canal que transmite para América Latina.
El canal fue creado, según su declaración de principios, como contrapartida ''al discurso único sostenido por las grandes corporaciones, que deliberadamente niegan, coartan o ignoran el derecho a la información'', según los principios de la estación. El gobierno venezolano financia además numerosas estaciones radiales comunitarias.
En el foro se anotó que inversionistas cercanos al gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez, que han amasado rápidamente grandes fortunas gracias a la bonanza económica del país, han logrado comprar paquetes de acciones en tradicionales medios de comunicación como el diario El Nacional.
''En Venezuela estamos esperando que los militares regresen a los cuarteles y los periodistas a la sala de redacción'', afirmó Ewald Schafernberg, periodista venezolano, al hacer un balance de la pérdida de independencia de varios medios de comunicación bajo la presión y las amenazas del gobierno.
Como ejemplo de un giro de 180 grados, favorable al gobierno de Chávez, uno de los participantes en la reunión citó el caso de Venevisión, una cadena que militó en la oposición y fue tribuna pública de los líderes del golpe contra Chávez en el 2002 y que ahora es reconocida como simpatizante del gobierno.
Voces críticas
Afirma el profesor Juan Carlos Miguel, de la Universidad de Bilbao, que la concentración de la propiedad de los medios de comunicación es como un tornado que puede pasar sin hacer daño. Pero que también lo puede hacer.
Contagiado por la misma metáfora, el analista argentino Martín Becerra consideró que la concentración no es un fenómeno meterológico y que está seguro de que sus efectos son negativos puesto que conlleva a ``una reducción de las voces que circulan''.
''A mayor voces, mayores versiones'', aseguró Becerra, coautor del libro Propiedad y magnates, estructura y concentración de las industrias culturales de América Latina.
Miguel y Becerra participaron junto con una veintena de analistas de América Latina, Europa y Estados Unidos en el análisis del fenómeno de la concentración durante el mencionado foro.
El Nuevo Herald recogió algunas de las opiniones de los asistentes:
El periodista uruguayo Danilo Arbilla, prologuista del libro, afirmó que ``si es malo que la venta de jabón esté concentrada en pocas manos, es malo que la información lo esté''.
Arbilla, director del semanario Búsqueda, llamó la atención del avance tranquilo y sin cuestionamientos de las inversiones del Grupo Prisa de España en medios electrónicos desde Estados Unidos hasta Chile.
Horacio Verbitsky, periodista argentino y columnista del diario Página 12, señaló que los medios bajo una estructura monopolística son usados por sus propietarios como ''guardaespaldas'' para favorecer otros negocios.
En el caso de Argentina, donde el proceso de concentración se ha agravado, agregó, esos medios fueron salvados de la quiebra por un decreto del gobierno.
``Lo sabe todo el mundo, pero nadie lo ha dicho porque los favorece a todos, son cómplices de una medida que beneficia a todos pero que afecta a la sociedad''.
Verbitsky ha sido criticado en Argentina por su cercanía al presidente Néstor Kirschner, señalamiento que el veterano periodista rechaza argumentando que, aunque existen algunos puntos de afinidad, especialmente en materia de derechos humanos, ha mantenido su independencia.
Lenar J. Kucic, lingüista de la Universidad de Ljubljana, Eslovenia, comparó a los medios con un parque público que debe ser defendido de invasiones privadas.
Otros analistas, menos duros con la concentración, los españoles Alfonso Sánchez Tabernero y Miguel Carvajal, citados por el libro de Becerra y Guillermo Mastrini, consideran que no es conveniente detener los procesos de crecimiento porque de esta forma ``se penaliza el éxito y se frena la innovación''.
De acuerdo con la Unesco ``la concentración de las fuentes de información bajo el
control de grupos dominantes desemboca, cualquiera que sea el sistema político, en un remedo de la libertad''. Agrega el reporte preparado en 1980 que ``se requiere una gran diversidad de fuentes de informacion y de opinión para que el ciudadano pueda documentar sus decisiones en los asuntos públicos''.
Las soluciones para el control de la monopolización de los medios, según los participantes, se deben buscar en el debate político, en el fortalecimiento de las legislaciones y en las presiones que puede ejercer la sociedad civil.
Gustavo Gómez, directivo de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, no es muy optimista en cuanto a los esfuerzos legales, especialmente si se analiza la experiencia de México, donde el Congreso fue puesto al servicio de la cadena Televisa para garantizar su permanencia dominante en el mercado de las telecomunicaciones.
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