¿Están cambiando los tiempos? Tanto el FMI, recomendando políticas anti-austeridad como, ahora, la OCDE, criticando la excesiva concentración de riqueza, se están desmarcando de lo "politicamente correcto", que habían estado defendiendo, al rebufo de la revolución Liberal-Conservadora.
Parece que el libro del economista francés Thomas Piketty El capital del s.XXI ha revolucionado el debate económico. El sistema capitalista ha llegado a concentrar en pocas manos tanta riqueza que ya no puede cumplir con el "sueño" de una sociedad en la que todos pueden acceder a la felicidad ( el famoso "porsuit of happiness" de los padres fundadores de los EEUU, que sustituye al "property" de Locke). Como las oportunidades no llegan a la mayoría de los ciudadanos éstos no se sienten implicados en el proyecto común de la Sociedad.
Seguro que estos mismos ciudadanos no se pasarán al bando de los "soviéticos", pero un sistema sin cohesión social, y sin una cierta igualdad, aparte de injusto, es ineficiente. La sugerencia de Thomas Piketty es que el sistema impositivo corrija la desigualdad y ello pasa por subidas de impuestos a las rentas altas, pero sobre todo también a los grandes patrimonios.
En palabras del economista menorquín de la Pompeu Fabra Guillem López Casasnovas "recuperemos impuestos como el de sucesiones y el de los grandes patrimonios, que hoy se ven claves en una sociedad más igualitaria y que reconozca la meritocracia". Un problema clásico que ya identificaron los Founding Fathers: más patrimonio no debe
significar mayor libertad.
Frente a este debate, tan crucial a nivel mundial, el Gobierno español, en su Programa Nacional de reformas, sólo se le ocurre anunciar que va a bajar los impuestos del IRPF y Sociedades.
Recordemos algunos datos. En palabras del propio ministro de Hacienda, el sistema fiscal español ha perdido 70.000 millones desde 2007, y, más recientemente, ha recaudado 17.000 millones menos en 2013 de lo previsto. Además, el año pasado se cerró con un déficit público del 6,6% del PIB. En concreto el Ministerio pretende reducir el pago por IRPF en 5.000 millones entre 2015 y 2016, y el de Sociedades supondrá, calculan, una rebaja de 2.600 millones en el mismo periodo. ¿En qué argumentos se apoya esta rebaja de impuestos, cuando España tiene la segunda presión fiscal más baja de Europa?
Quizá se trate de una promesa electoral, cuando a estas alturas del drama a nadie le importa ya lo que dijera un programa electoral hecho para ganar unas elecciones. Seguramente el gobierno de Rajoy lidere el ranking de incumplimientos electorales.
Quizá Montoro crea que bajando los impuestos va a incentivarse la inversión empresarial, cuando lo único que piensa la mayoría de las empresas es en subsistir y devolver la enorme deuda que han acumulado. Las empresas se quejan de que el consumo no despega o de la falta de crédito, no de pagar el impuesto de Sociedades. ¿Incentivará la bajada de impuestos el consumo, cuando las familias no piensan más que en poder hacer frente a la hipoteca, y desendeudarse?
¿O es que todavía nos creemos la famosa teoría de que el dinero es mucho mejor que esté en manos privadas que en rebajar el déficit público? ¿No se han enterado en el Gobierno de que incluso las grandes organizaciones multilaterales como el FMI y la OCDE están cambiando de "pensamiento"?
O quizá se trata de una sugerencia de la UE. No lo parece porque la UE está recomendando al Gobierno español que rebaje cargas de la Seguridad Social a las empresas, para poder así abaratar el factor trabajo y crear más empleo, que es el único camino para recuperar la demanda y entrar en una senda de crecimiento.
En contrapartida la Comisión y muchos otros expertos proponen subir el IVA. El IVA en España no es un impuesto coherente. Tiene la coherencia resultante del nivel de influencia de los grupos de presión económica. Actualmente está recaudando 50.000 millones, pero tiene beneficios fiscales por 33.000 millones. ¿Sabían que el vino no lleva IVA y la cerveza sí?
Tampoco tiene IVA ni Correos, ni los Partidos Políticos, ni los Sindicatos, ni las Fundaciones, los Colegios profesionales etc. Ni los Fondos, ni las SICAV. Tampoco la Iglesia paga el IBI.
Pero el problema fundamental está en los sectores del IVA reducido del 10%, que Europa viene exigiendo que se asemejen al criterio más común al resto de las economías comunitarias. De ahí la presión para trasladar actividades del 10% al 21%.
Y eso sí que es difícil. En este tipo de decisiones es donde hay que demostrar el espíritu reformador del Gobierno. Mientras la UE de media recauda 6,9 puntos de IVA sobre el PIB, España sólo recauda 5,2 puntos. Montoro, en lugar de propiciar políticas "populistas" --a todo el mundo le gusta pagar menos impuestos-- haría bien en recoger las sugerencias de los organismos internacionales y tratar de reactivar la recuperación de la demanda sin aumentar la fractura social.
(El economista Eric Suñol del Río me ha proporcionado algunas ideas para la elaboración de este artículo)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario