Martes 22 de Marzo de 2011
Sentido de urgencia
Es común escuchar a la gente, sobre todo los que ya cruzaron la barrera de los 40 años, decir que la vida se les ha pasado volando. "Pareciera que fue ayer cuando...". Y aunque los adolescentes no trepidan en burlarse abiertamente de quienes emiten dichos comentarios tildándolos de "tatas", lo cierto es que la vida es realmente corta.
Los primeros quince años no tenemos plena conciencia de lo que hacemos, y a juzgar por las actitudes de algunos jóvenes, dicho periodo lo podríamos extender hasta los 25 años.
Por otro lado, a partir de los ochenta años, si es que somos afortunados de llegar a dicha edad, la mayoría de nosotros ya no tendrá fuerzas suficientes para disfrutar muchas de las cosas maravillosas de esta vida. Así que nuestro periodo útil, por decirlo de algún modo, es de aproximadamente 65 años.
Así las cosas perder el tiempo en la vida es muy costoso para los seres humanos. Un año perdido representa aproximadamente un 1,5% del total de nuestra vida útil. Esto si el cálculo lo hacemos en forma lineal. Pero bien sabemos que la gente valora el tener las cosas antes que después, si no fuese así, nadie se endeudaría para comprar un refrigerador o un auto pagando cuantiosas sumas de dinero adicionales en intereses comparado con el precio al contado. De manera que el guarismo anterior es sin dudas una subestimación del verdadero costo de nuestro tiempo.
Si no se ha aburrido antes, a estas alturas usted se estará preguntado a dónde va toda esta divagación sobre lo efímero de nuestra existencia. El punto que quiero hacer es que no da lo mismo que las cosas se hagan hoy o mañana, no da lo mismo que en el Chile de hoy hacer un proyecto inmobiliario tome cuatro veces más que hace diez años, no da lo mismo que nos demoremos tres años más de la cuenta en decidir si hacemos las centrales hidroeléctricas de Aysén, no da lo mismo que llevemos una década pensando la solución vial de Vespucio Oriente y la rotonda Pérez Zujovic y no da lo mismo que la fusión de LAN con TAM se retrase en un año.
Sector por sector y empresa por empresa la preocupación por la burocracia, los plazos interminables y la incertidumbre regulatoria son una constante en el chile de hoy. El legado de los últimos diez años de la Concertación en este sentido es devastador. En el Chile de hoy es más caro, más lento y más incierto emprender cualquier proyecto, ya sea este empresarial, social o simplemente recreacional, que hace diez años.
La burocracia en Chile está asfixiando el emprendimiento y el espíritu empresarial y le está impidiendo a la actual generación gozar de un mejor nivel de vida.
Muchas veces hemos escuchado que si chile hubiese seguido creciendo durante la década pasada al ritmo que exhibió durante la segunda parte de los años ochenta y la primera mitad de los noventa, ya seriamos un país desarrollado. Esto significa, entre otras cosas, que en chile la pobreza como la conocemos hoy no existiría.
Para una familia que vive bajo la línea de pobreza, no da lo mismo salir de esta condición diez años antes o diez años después. Para toda una generación de niños que tuvieron que esperar veinte años para que las autoridades políticas tomaran en serio el tema de la calidad de la educación tampoco dio lo mismo que las cosas se hicieran antes o después.
La vida se vive una sola vez y al menos en este mundo tiene fecha de vencimiento segura. Por lo mismo "el sentido de urgencia", frase acuñada por el Presidente Piñera para referirse a la necesidad de apurar el ritmo de progreso de nuestro país, me parece una de las ofertas más atractivas de su campaña y de su gobierno.
Sin embargo creo que sólo ahora estamos aquilatando la labor titánica que requiere ponerle contenido de verdad a esa frase.
Ciertamente los esfuerzos que ha estado desplegando el Ministerio de Economía en esta materia, por ejemplo, reduciendo el número de días y el costo necesario para crear una empresa, son importantes y muy bienvenidos. Sin embargo el enmarañamiento burocrático del Estado chileno hoy es de tal magnitud, que dicho esfuerzo se siente como una gota de agua en el océano.
Por su importancia, "El sentido de urgencia" debería ser una acción coordinada de todo el Gobierno o más bien de toda nuestra sociedad.
Es importante que como país entendamos que no sólo tenemos que hacer bien las cosas, también tenemos que hacerlas en el menor tiempo posible. Nuestro tiempo es el bien más escaso que tenemos y desperdiciarlo en trámites burocráticos evitables es a la vez muy costoso e imperdonable.
Mal que mal, la única certeza que tenemos en nuestras vida es que más temprano que tarde vamos a estar todos muertos.
CONSULTEN, OPINEN , ESCRIBAN .
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
Diplomado en "Gestión del Conocimiento" de la ONU
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