Marcelo Justo BBC Mundo |
Siempre se dice que los británicos son idiosincrásicos, que manejan del otro lado, tienen el volante del auto también cambiado y se caracterizan por su excentricidad, sea por la manera de vestir o por el modo en que miden las cosas.
La verdad es que algunas leyes vigentes del Reino Unido parecen probar el estereotipo.
Una ley de 1887 prohíbe específicamente que alguien se muera en el Parlamento.
De modo que si uno tiene la desgracia de sufrir un infarto en la Cámara de los Comunes o en la de los Lores, más le vale que lo saquen pronto del recinto, no sea cosa que además de morirse lo lleven preso.
Según la ley británica es un acto de traición poner una estampilla con la silueta de la reina Isabel II cabeza abajo en una carta.
En una reciente encuesta realizada por la cadena UKTV Gold, los británicos eligieron a estas dos leyes como las más absurdas del reino.
Los encuestados tuvieron un amplio material a su disposición porque lo cierto es que los legisladores británicos han competido con ahínco en este terreno a lo largo de la historia.
El discreto encanto de las leyes
En Liverpool es ilegal que las mujeres muestren los pechos en la vía pública, salvo cuando venden pescado tropical, en cuyo caso pueden enseñar con toda felicidad sus senos danzarines.
¿Qué pasa con una mujer embarazada que está en la calle, quiere ir al baño y no encuentra uno?
La ley británica dice que puede orinar en cualquier lado y aclara: incluso en el casco de un policía.
En cuanto a los escoceses lo tienen muy difícil en la ciudad norteña de York, Inglaterra.
La ley autoriza el asesinato de escoceses que lleven arco y flecha en la parte antigua de la ciudad.
El mundo está loco, loco, loco
Los británicos no monopolizan el absurdo en materia legal.
En Ohio, Estados Unidos, está prohibido emborrachar a un pez.
También en Estados Unidos, en el estado de Vermont, las mujeres tienen que pedir permiso a sus maridos para usar dentadura postiza.
En Indonesia la pena por la masturbación es la decapitación.
En Milán hay que sonreírse siempre, salvo en funerales o visitas a un hospital.
Y en Alabama, EE.UU., es ilegal vendar los ojos de alguien cuando está conduciendo un vehículo.
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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