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Analía Boggia - aboggia@losandes.com.ar
El desprestigio de un lado y la desilusión del otro son las dos caras de una misma moneda que siguen reflejándose en la percepción que tiene la gente de la clase política. Según una encuesta encargada por Los Andes a la consultora Datos y Análisis, el 42% de los mendocinos creen que los partidos políticos no contribuyen para nada y el 8,7% directamente dice que perjudican el bienestar de la sociedad.
Pero la encuesta también muestra que los errores del pasado no se olvidan fácilmente y a los militares se los cataloga peor aún que a los políticos: el 50,6% considera que no contribuyen a la sociedad y el 11, 1% opinó que son la institución más dañina. Muy cerca se ubican los gremios: para el 38% no contribuyen y para el 11% son perjudiciales.
En la otra punta del ránking aparecen las instituciones más valoradas por los habitantes de Mendoza, entre las que se cuentan las universidades, los medios de comunicación y las ONGs (ver aparte).
La vieja política
El rechazo de los ciudadanos hacia los partidos políticos ya no sorprende a los referentes partidarios mendocinos. Los dirigentes locales del justicialismo y del radicalismo coinciden en que el contexto político nacional y el acercamiento entre Julio Cobos y el presidente Néstor Kirchner son determinantes en la percepción de la gente.
Según Armando Camerucci, presidente de la UCR, la raíz de la percepción de las personas sobre los partidos tiene que ver con la flexibilización de cuestiones doctrinarias, en clara alusión a la simpatía de Cobos con el Presidente. “Con tal de ser pragmáticos se hace lo que la gente quiere, pero sin pensar a largo plazo. El político no puede pensar igual que el ciudadano común. Nosotros creímos tanto que los partidos no hacían nada, que terminamos flexibilizando las cuestiones doctrinarias y eso se nos volvió en contra”, dijo.
El desprestigio de las fuerzas políticas tampoco llamó la atención del intendente de Las Heras y vicepresidente del PJ, Rubén Miranda. Para él, el problema es que los partidos han dejado de ser espacios de debate y de aplicación de políticas públicas. “En esto hay falencias. Los políticos no estamos comprendiendo que tiene que haber menos negociaciones en la mesa chica y más debate con la sociedad”, argumentó.
Pero las razones parecen aún más profundas. Otra fuente del peronismo dijo que “los cambios son percibidos como acciones personales del Presidente o del Gobernador, que encima no hacen otra cosa que atacar a los partidos tradicionales que los llevaron al poder. Entonces, es imposible que la gente no perciba esto”.
La visión de Miranda es más optimista. Para él, se vive una etapa de revalorización de la política, aunque también ha demostrado profundas fisuras en los partidos políticos, como la UCR y el PJ.
Los referentes políticos consultados aseguran que se está trabajando por un cambio. Y aunque hablaron de autocrítica, las prácticas demuestran que no hay modificaciones a largo plazo y, en realidad, los tiempos los apremian: en diez meses hay elecciones.
Mal mirados
En 1983, en la campaña electoral que marcaba el regreso a la democracia, el candidato radical Raúl Alfonsín apeló al desprestigio de las Fuerzas Armadas y los gremios para denunciar la existencia de un pacto sindical-militar. Hoy, estas dos instituciones siguen siendo mal consideradas por la gente, aunque, como ya se dijo, a ellas se unió la clase política, que hace 23 años gozaba del apoyo popular y de la que Alfonsín sigue siendo un referente.
El pasado que se mantiene vivo a través de los juicios a los represores y el contexto político nacional serían hoy una de las variables determinantes en las respuestas del sondeo.
Los Andes intentó consultar a algún referente del Ejército en Mendoza. Sin embargo, desde la Octava Brigada respondieron que no realizarían declaraciones porque el único autorizado para responder es el jefe del Estado Mayor, que se encuentra en Capital Federal. “Tenemos una cadena de mando que no podemos romper”, argumentaron.
Después de los militares, los segundos en la grilla de “dañinos”son los gremios, una de las instituciones más desprestigiadas, especialmente después de la década del ’90.
Precisamente, la combativa titular de ATE, Raquel Blas, mencionó esos años como desencadenantes a la hora de analizar la desvalorización de esos organismos. “Durante años, los gremios y sus dirigentes han tenido prácticas que han hecho daño, especialmente a los trabajadores. Y con esto han dejado de lado el rol fundamental que tienen en la distribución de la riqueza”, opinó la mujer.
Para Blas, la única manera de que la sociedad valore nuevamente a los sindicatos es que los dirigentes vuelvan a dialogar con los trabajadores. “Si ves a (Hugo) Moyano con Kirchner acordando en una mesa política, ¿dónde está la independencia que tienen que tener los sindicatos?”, dijo.mÁS INFORMACIONES
Pero la encuesta también muestra que los errores del pasado no se olvidan fácilmente y a los militares se los cataloga peor aún que a los políticos: el 50,6% considera que no contribuyen a la sociedad y el 11, 1% opinó que son la institución más dañina. Muy cerca se ubican los gremios: para el 38% no contribuyen y para el 11% son perjudiciales.
En la otra punta del ránking aparecen las instituciones más valoradas por los habitantes de Mendoza, entre las que se cuentan las universidades, los medios de comunicación y las ONGs (ver aparte).
La vieja política
El rechazo de los ciudadanos hacia los partidos políticos ya no sorprende a los referentes partidarios mendocinos. Los dirigentes locales del justicialismo y del radicalismo coinciden en que el contexto político nacional y el acercamiento entre Julio Cobos y el presidente Néstor Kirchner son determinantes en la percepción de la gente.
Según Armando Camerucci, presidente de la UCR, la raíz de la percepción de las personas sobre los partidos tiene que ver con la flexibilización de cuestiones doctrinarias, en clara alusión a la simpatía de Cobos con el Presidente. “Con tal de ser pragmáticos se hace lo que la gente quiere, pero sin pensar a largo plazo. El político no puede pensar igual que el ciudadano común. Nosotros creímos tanto que los partidos no hacían nada, que terminamos flexibilizando las cuestiones doctrinarias y eso se nos volvió en contra”, dijo.
El desprestigio de las fuerzas políticas tampoco llamó la atención del intendente de Las Heras y vicepresidente del PJ, Rubén Miranda. Para él, el problema es que los partidos han dejado de ser espacios de debate y de aplicación de políticas públicas. “En esto hay falencias. Los políticos no estamos comprendiendo que tiene que haber menos negociaciones en la mesa chica y más debate con la sociedad”, argumentó.
Pero las razones parecen aún más profundas. Otra fuente del peronismo dijo que “los cambios son percibidos como acciones personales del Presidente o del Gobernador, que encima no hacen otra cosa que atacar a los partidos tradicionales que los llevaron al poder. Entonces, es imposible que la gente no perciba esto”.
La visión de Miranda es más optimista. Para él, se vive una etapa de revalorización de la política, aunque también ha demostrado profundas fisuras en los partidos políticos, como la UCR y el PJ.
Los referentes políticos consultados aseguran que se está trabajando por un cambio. Y aunque hablaron de autocrítica, las prácticas demuestran que no hay modificaciones a largo plazo y, en realidad, los tiempos los apremian: en diez meses hay elecciones.
Mal mirados
En 1983, en la campaña electoral que marcaba el regreso a la democracia, el candidato radical Raúl Alfonsín apeló al desprestigio de las Fuerzas Armadas y los gremios para denunciar la existencia de un pacto sindical-militar. Hoy, estas dos instituciones siguen siendo mal consideradas por la gente, aunque, como ya se dijo, a ellas se unió la clase política, que hace 23 años gozaba del apoyo popular y de la que Alfonsín sigue siendo un referente.
El pasado que se mantiene vivo a través de los juicios a los represores y el contexto político nacional serían hoy una de las variables determinantes en las respuestas del sondeo.
Los Andes intentó consultar a algún referente del Ejército en Mendoza. Sin embargo, desde la Octava Brigada respondieron que no realizarían declaraciones porque el único autorizado para responder es el jefe del Estado Mayor, que se encuentra en Capital Federal. “Tenemos una cadena de mando que no podemos romper”, argumentaron.
Después de los militares, los segundos en la grilla de “dañinos”son los gremios, una de las instituciones más desprestigiadas, especialmente después de la década del ’90.
Precisamente, la combativa titular de ATE, Raquel Blas, mencionó esos años como desencadenantes a la hora de analizar la desvalorización de esos organismos. “Durante años, los gremios y sus dirigentes han tenido prácticas que han hecho daño, especialmente a los trabajadores. Y con esto han dejado de lado el rol fundamental que tienen en la distribución de la riqueza”, opinó la mujer.
Para Blas, la única manera de que la sociedad valore nuevamente a los sindicatos es que los dirigentes vuelvan a dialogar con los trabajadores. “Si ves a (Hugo) Moyano con Kirchner acordando en una mesa política, ¿dónde está la independencia que tienen que tener los sindicatos?”, dijo.mÁS INFORMACIONES
Saludos cordiales
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
CONSULTAJURIDICACHILE.BLOGSPOT.COM
Renato Sánchez 3586 dep 10
Santiago, Chile
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