EL IMPACTO DE LAS MOVILIZACIONES ESTUDIANTILES EN LA ESTRATEGIA DEL GOBIERNO
Los planes de La Moneda para enfrentar la crisis
Frente a la radicalización de los dirigentes estudiantiles, las autoridades apostaron a abrir el diálogo político con la Concertación por vías institucionales como los partidos o el Congreso.
Por Blanca Arthur
Con la preocupación de que las protestas ciudadanas, que encontraron su principal cauce en el reclamo por el acceso a la educación superior continuarían escalando si no había un cambio en el escenario, las autoridades decidieron emprender una fuerte arremetida para instalar la idea de que el diálogo es imperioso.
En La Moneda tienen claro que el desafío que enfrentan no es fácil, en parte, por el eco que encuentran en la ciudadanía las demandas, pero sobre todo, porque las respuestas que se han dado acogiendo parte importante de ellas, no resultan suficientes para persuadir a quienes lideran las manifestaciones a deponer su actitud.
En ese cuadro, en el gobierno perciben con especial inquietud -como lo ratificó el ministro de Educación, Felipe Bulnes‑ que se han ido imponiendo entre los dirigentes estudiantiles las posturas más intransigentes que cuestionan cualquier posibilidad de acercamiento con las autoridades.
Es por eso que, teniendo en cuenta que incluso el Partido Comunista -al que pertenece la líder de la Confech, Camila Vallejo- aparece prácticamente superado por los grupos más radicales, el gobierno apostó a buscar espacios de entendimiento con la Concertación por caminos institucionales, como los partidos políticos o el Congreso.
Fue en ese contexto, que se optó por adelantar el envío al Parlamento de aquellos proyectos que apuntan a buscar una solución al problema más acuciante, como es el endeudamiento de los estudiantes para financiar la educación superior.
Con ello, la expectativa de La Moneda es que los parlamentarios comiencen un debate en el que puedan participar todos los actores, donde la posibilidad de que los estudiantes se resten, no sea un obstáculo para sacar adelante las medidas que los benefician.
En caso de que las cosas caminen en esa dirección, en el gobierno esperan que se produzca un cambio en el escenario, porque los mismos que respaldan las protestas, como los apoderados, podrían entender que la actitud de intransigencia es inconducente.
Para ello, en todo caso, reconocen que es determinante que la Concertación se muestre abierta al diálogo, en lo que tienen cifradas sus esperanzas, luego que muchos de sus dirigentes han asumido que se está frente a una situación límite la cual deben colaborar a solucionar si es que no quieren que correr el riesgo que termine afectado todo el sistema político.
Se reabren las puertas
Un hecho determinante para que la oposición decidiera abrirse a iniciar contactos con el gobierno, fue la mala percepción ciudadana frente a la actitud de los líderes de de los partidos de la Concertación de no llegar a la reunión con el presidente Sebastián Piñera, que ellos mismos habían solicitado.
El rechazo generalizado a esa actitud -al que se sumaron personeros como el ex presidente Patricio Aylwin- como la posterior petición de disculpas en la carta que le mandaron al mandatario, les dio la posibilidad a los ministros políticos de reiniciar los contactos con los dirigentes concertacionistas.
Ni un momento dudaron en acercarse primero a la Democracia Cristiana, porque sabían la molestia que había en dicho partido con sus pares, a quienes acusaban que los hicieron asumir el costo de una actitud que no compartieron.
Con la decisión del presidente de la DC, senador Ignacio Walker, de acudir a La Moneda el lunes pese al rechazo que generó tanto en sus aliados e incluso en su partido, el gobierno entendió que era el primer paso para abrir las puertas al diálogo, porque para los demás presidentes de partido sería imposible negarse a hacer lo mismo, menos si habían firmado la carta a Piñera dándole explicaciones de que no habían querido ofenderlo.
La cuentas en palacio, teniendo en cuenta que los líderes del PS, Osvaldo Andrade, del PPD, Carolina Tohá y del PRSD, José Antonio Gómez, acudirían a reunirse con el equipo político, es que más allá de los contenidos de la reunión -lo mismo que respecto al encuentro con la DC- lo importante es que se da un indicio de que en estos momentos de extrema dificultad, la Concertación no le está cerrando todas las puertas al gobierno.
Para las autoridades, este acercamiento adquiere especial trascendencia, en la medida en que, de alguna manera, desdice la sensación de que algunos dirigentes opositores estarían apostando al desgaste del gobierno para facilitar el retorno de Michelle Bachelet.
En palacio saben que esos cálculos no son los que tiene todo el bacheletismo, al punto que destacan como un hecho significativo que a la reunión del lunes acudiera el jefe de la bancada de diputados de la DC, Aldo Cornejo, considerado uno de los personeros más cercanos a la ex mandataria, por lo que no descartaron que fuera un indicio de que ella no está dispuesta a regresar para enfrentarse a un país ingobernable.
Como sea, para el equipo político lo importante es que han constatado que importantes sectores de la Concertación, comenzando por la DC, están en la línea de que no es el momento de deslindar responsabilidades, sino por el contrario, que están dispuestos a asumir la que les corresponde, sabiendo que en ningún caso representan a los estudiantes, como lo confirmó la "funa" que le hicieron al ex presidente Ricardo Lagos.
La apuesta de las autoridades, en esa línea, es que la oposición participe de la idea de que el diálogo es imprescindible, porque aun cuando los dirigentes estudiantiles rechacen la búsqueda de acuerdos, el cambio de actitud de los dirigentes políticos podría por sí mismo modificar el actual escenario de conflicto.
Es por eso que en La Moneda -aparte de los contactos con los presidentes de los partidos- exhiben como un logro que el díscolo presidente del Senado, el PPD Guido Girardi, sin perjuicio de manifestar que discrepa del gobierno, se sumara junto a su par de la Cámara, el UDI Patricio Melero, al llamado para iniciar un diálogo con el Congreso como principal actor.
Combatir la desigualdad
La idea del gobierno es que con la Concertación comprometida en la búsqueda de acuerdos, se genere un clima distinto que colabore en encontrar una salida a la crisis.
Pero las autoridades saben que, aun cuando podría lograrse que las protestas comiencen a declinar, poco o nada ganan si es que en adelante no se buscan soluciones al problema que se esconde detrás de las manifestaciones, donde tienen asumido que el reclamo por el acceso a la educación, es sólo el símbolo de un malestar mucho más profundo.
Ésa es la conclusión a que llegó el propio Piñera en su intento por tratar de explicarse la contradicción que percibe en el hecho de que en un país que está bien económicamente, con cifras impensadas de crecimiento, exista un grado de descontento como el que se ha expresado.
El diagnóstico compartido tanto por el presidente, como por sus asesores -en lo que han jugado un papel clave los innumerables estudios de opinión- es que precisamente esa bonanza es una de las principales causas de malestar, e incluso rabia, en una población la que percibe que la buena situación económica sólo ha contribuido a aumentar la brecha de las desigualdades, mientras tampoco ha significado un alivio para la clase media que se siente especialmente agredida por situaciones de abuso como el de La Polar.
En La Moneda admiten que a ello colabora que el gobierno sea de derecha, a la que necesariamente se liga con el empresariado, como también el perfil tanto del mismo Piñera, como de parte de su equipo.
Frente a esa realidad, la salida que ha buscado el presidente es tratar de cambiar el eje de su discurso centrado inicialmente en la importancia del crecimiento, por uno que se focalice en la necesidad de poner fin a las desigualdades, como lo planteó en en los 80 años de "La Segunda".
Es lo que se analizó a fondo el sábado último en el encuentro del Comité de Análisis Político, instancia en la que participan los ministros de La Moneda más aquellos "presidenciables", donde se concordó en que la manera de enfrentar la crisis de descontento, era concentrarse en darle solución a los problemas de quienes se consideran afectados por los abusos o la desigualdad.
Como el reclamo por más equidad en el acceso a la educación se ha transformado en el símbolo de las protestas, la idea del gobierno es poner el foco en sacar adelante las propuestas que mandará al Congreso para cambiar el sistema de créditos que alivien el endeudamiento.
Con ello, tienen la esperanza de que la ciudadanía perciba que han dado una respuesta, con lo que no sólo buscan que terminen las protestas, sino que se logren efectivamente mayores grados de igualdad.
Saludos
Rodrigo González Fernández
Diplomado en "Responsabilidad Social Empresarial" de la ONU
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