Amediados de la próxima semana, la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) pedirá a la Comisión Nacional de Distorsiones aplicar un arancel adicional al maíz y al pollo provenientes de Argentina. En específico, de 25% al maíz partido, de un 30% para las mezclas alimenticias que tengan una porción relevante de este grano y, además, de 15% en el gravamen del pollo que venga de esa nación.
"Argentina ha implementado políticas que han rebajado artificialmente el precio de su maíz y hoy, éste es un 41% más bajo que el valor internacional de referencia. Es una competencia desleal para los agricultores chilenos", enfatiza el presidente del gremio agrícola, Patricio Crespo. "Si no se toman medidas, este año los maiceros chilenos perderán US$ 108 millones", vaticina.
De ahí que la organización pida aplicar medidas inmediatas, debido a que la cosecha de este grano se realizará a fines de este mes y culminará a inicios de mayo. Si se suben los aranceles, ésta sería la primera vez que se adoptan sobretasas arancelarias tras proteger el trigo hace más de una década. Y es que desde 1999 a la fecha se han aplicado derechos arancelarios a la importación de harina argentina, permitiendo corregir las distorsiones en la cadena productiva que involucra al trigo, las harinas y las pastas. Pero, alerta el presidente del gremio agrícola, en la cadena del maíz y sus derivados no se ha actuado de la misma manera, y las crecientes importaciones de sustitutos y derivados del maíz han puesto en peligro a agricultores y la cadena productiva que ellos sustentan.
En la actualidad, los productos que vienen de Argentina prácticamente no pagan aranceles. Según cifras de la Cámara de Comercio de Santiago, el gravamen efectivo de las importaciones trasandinas es de 0,2%.
El maíz es el segundo cultivo más importante del país, se extiende desde Rancagua a Los Ángeles, y concentra un 20% de las siembras totales. La mayoría de los productores es de pequeña escala. Sólo uno de cada diez de ellos explota superficies mayores a 30 hectáreas. Según explica la gerente de estudios de la SNA, Ema Budinich, los agricultores chilenos son los más eficientes en el mundo en cultivar maíz. En la temporada 2010/2011, se llegó a un rendimiento récord de 11,20 toneladas por hectárea.
Este cereal es la base de la industria avícola chilena: el costo de producir pollo está en un 70% ligado al maíz.
"Por eso, pedimos que se tomen medidas para acabar con las distorsiones en toda la cadena productiva, desde el maíz partido, las mezclas que contienen este grano y el pollo", acota Patricio Crespo. Si, por ejemplo, se acogiera sólo elevar las tasas del maíz y las mezclas que contengan este cereal, pero no el pollo, lo que sucedería es que este producto –alimentado en su país con granos más baratos allá–, llegaría a Chile con un menor precio y sería más competitivo que el ave chilena, dice Ema Budinich.
Ya en 2007, la Asociación de Productores Avícolas (APA) recurrió a la Comisión Nacional de Distorsiones pidiendo elevar los gravámenes para el grano proveniente de Argentina. Pero entonces la entidad no la aplicó.
Ahora, alerta Crespo, si no se hace nada, existe un alto riesgo de que los maiceros se cambien de cultivo. Eso implicaría que productos como cebollas, zapallos, sandías o melones bajarían de precio, "generando perjuicios a los agricultores que ya producen estos productos como a los maiceros reconvertidos", advierte el presidente de la SNA.
La raíz del problema
Según Global Trade Alert, Argentina es el país con más restricciones al comercio internacional en el mundo, teniendo 112 medidas implementadas que discriminan en contra de intereses comerciales extranjeros. Y, según la SNA, eso se nota en el país.
Como una forma de hacer que el mercado interno sea más atractivo para los productores de alimentos, y hacer que éstos sean baratos para los argentinos, los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández implementaron distintas políticas. En el 2002, fijaron impuestos a la exportación y en el 2008, aplicaron un sistema de impuestos para incentivar la exportación de productos industrializados. Así, el maíz entero tiene un impuesto a su venta al exterior mayor que el maíz partido. Por eso, llega a Chile y es más barato el cereal pasado por la chancadora que el grano entero.
Todo esto ha hecho que el precio del maíz argentino sea más bajo que el valor promedio internacional. Mientras el cereal transandino vale US$ 157 la tonelada, en el mundo cuesta US$ 267 (o sea, es 41% más bajo).
Y ese producto llega a Chile. Las importaciones de maíz partido argentino han crecido 639% entre el 2008 y 2011, mientras que la internación de mezclas han subido 41% y las de pollo, un 29%, en igual lapso, destaca Patricio Crespo, quien ya ha hablado de este tema con el ministro de Economía, Pablo Longueira; con el canciller, Alfredo Moreno, y con el subsecretario de Hacienda, Julio Dittborn. La SNA comenzó a evaluar esta medida cuando Luis Mayol era aún presidente del gremio.
"Hay que tomar medidas y urgentes. No nos puede pasar lo que ocurrió en Bolivia, donde no se hizo nada con las importaciones de trigo de Argentina y ésas destruyeron toda la industria molinera boliviana. ¿Quieren que eso pase en Chile?", inquiere el titular del gremio agrícola.
¿En qué medida se puede apoyar una protección a los productores avícolas si la Fiscalía Nacional Económica (FNE) lleva a cabo una investigación por colusión en esas empresas? Según Crespo, esto no debiera afectar. "Hay un esfuerzo por hacer los mercados más transparentes y competitivos, y la autoridad debiera ser coherente, porque aquí hay una distorsión evidente que afecta a la producción de miles de actores", sostiene.
De acogerse la petición de la SNA, uno de los beneficiados sería la comercializadora de insumos agrícolas Copeval, empresa que tuvo como presidente hasta diciembre de 2011 a Luis Mayol, hoy titular de Agricultura.
Fuente : El Mercurio