La debilidad de Zapatero agrieta la Comunidad Iberoamericana de Naciones
La torpeza y la cobarde debilidad de la política exterior española diseñada por Zapatero y su gobierno han provocado que en las actuales circunstancias sea muy difícil celebrar la próxima cumbre, la cual, si llegara a celebrarse, sería una cumbre dividida en dos bandos, el pro-español y el antiespañol, el de los demócratas y el de los adictos al totalitarismo.
Los insultos contra José María Aznar emitidos por Hugo Chavez, que provocaron la protesta del Rey Juan Carlos, tienen como precedente las acusaciones emitidas hace un año, en el programa 59 segundos, por el actual ministro español de exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que acusó a Aznar de colaboración en el intento de golpe contra Chavez en Venazuela.
Aquella imprudencia, unida a la irritante debilidad de la política exterior española y de la pérdida de peso internacional de España, un país sin amigos en el concierto de las naciones, han hecho posible que la Comunidad Iberoamericana de Naciones, el más esperanzador y creativo programa de la política exterior española, haya quedado gravemente herido.
Tras los insultos de Chávez tomo el relevo el sandinista Daniel Ortega, que criticó públicamente a la empresa española Unión Fenosa.
La política exterior de Zapatero es furiosamente antiamericana, una senda que le ha llevado a enfriar relaciones con Gran Bretaña, Alemania, Francia y otros muchos países del mundo, además de perder miles de millones de euros en contratos para empresas españolas que los norteamericanos han impedido u obstaculizado.
Zapatero ha querido sustituir las enfriadas alianzas con las democracias de Occidente con una cuestionable e inexplicable amistad con países marcados por el totalitarismo, como Cuba, Venezuela, Siria, Irán y otros. Pero las amistades con los tatalitarios no han funcionado porque el populismo rojo busca enemigos que justifiquen su fracaso y España, octava potencia económica del mundo, pero mal gestionada y débil, es hoy la diana más fácil, todo un monigote en la escena mundial.
Los acontecimientos de Santiago de Chile tendrán un efecto poderoso en la imagen de Zapatero y de su gobierno, que cada vez adquiere perfiles más ridículos ante la opinión pública española e internacional. Precedido por los fiascos de Marruecos y Chad, los de Santiago de Chile dejan en ridículo a un Zapatero que, faltó de brío, coraje, dignidad y solvencia, tuvo que ser sustituido en la defensa de España por un Rey que debería haber sido preservado para que siguiera ejerciendo su valioso papel de árbitro e institución de máximo respeto en la Comunidad Iberoamericana.
Zapatero debería convencerse de que su política exterior ha sido un desastre dañino para España, que no tiene ni un sólo amigo de verdad en el mundo y que aquellos a los que él más admira y beneficia, como el gorila Chávez, son, precisamente, los que más le nigunean y desprecian.
El balance de Zapatero en política exterior es patético. Bajo su mando, España es el hazmerreír internacional y la diana favorita para cualquier mequetrefe que quiera ganar puntos y popularidad golpeando impunemente a uno de los países más ricos del mundo, hoy en lamentable decadencia e indefensión por causa del mal gobierno.
Voto en Blanco
Rodrigo González Fernández
DIPLOMADO EN RSE DE LA ONU
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