Karin Ebensperger eL MERCURIO
Domingo 22 de Marzo de 2009
La proposición peruana afecta a todo el Pacífico Sur
La demanda unilateral de Perú ante La Haya argumenta que no hay tratados limítrofes, sólo acuerdos pesqueros con Chile. Se trata de un cambio completo de posición, porque durante décadas el propio Perú aceptó esos tratados e hizo uso de las aguas del Pacífico en la forma en que ellos lo establecen. Chile, como es su tradición, debe defender con paciencia y serena firmeza el límite marítimo claramente definido.
Perú firmó con Chile y Ecuador la Declaración de Santiago de 1952 y el Convenio sobre Zona Especial Fronteriza Marítima de 1954. Ambos acuerdos jurídicos obligatorios regulan la pesca y, sobre todo, fijan el límite marítimo. Chile no sólo tiene a su favor el argumento legal de que esos documentos firmados con Perú están plenamente reconocidos y vigentes, sino que además Chile ha ejercido ininterrumpidamente soberanía en esas aguas, sin que nadie se lo impugnara, ni terceras potencias ni países de la región como el propio Perú.
No hay explicación para el cambio de actitud peruana después de más de 50 años de vigencia de los acuerdos reconocidos por Lima, salvo tal vez la voluntad interna de buscar una tensión artificial que logre unir a ese país en torno a este tema, considerando su enorme falta de consenso político y social. Son muchas las probabilidades de que sea, sobre todo, un problema interno nacionalista de Perú. Por eso hay que observar con prudencia la belicosidad de muchas declaraciones de personeros peruanos que hemos tenido que oír estos días.
El gobierno de Lima dice además que busca en el tribunal de La Haya una solución "justa y equitativa". Esa expresión implica que Perú tiene una aspiración, un objetivo distinto a lo voluntariamente firmado hace décadas. Mientras Chile muestra los mismos títulos concretos, pactados y rubricados, Perú expone esta nueva aspiración a un espacio marítimo ampliado.
Esa aspiración, de concretarse, dejaría a Arica mirando mar peruano, enclaustrada, y traería consecuencias para terceros países. Cualquier conversación futura con Bolivia se vería afectada, y Ecuador, que firmó los mismos acuerdos con Chile y Perú para reconocer los paralelos divisorios de las aguas del Pacífico, podría esgrimir argumentos semejantes para aspirar a espacios de mar peruano. Todo el sistema del Pacífico Sur se vería afectado.
En una época histórica en que la economía globalizada tiende a la integración de los países vecinos para sumar fuerzas dentro del contexto internacional, Perú ha decidido marcar diferencias. Así, aleja corazones, voluntades y proyectos comunes para un futuro en conjunto.
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