¿Qué significa innovación? Generalmente se asocia a experimentos e investigación en costosos laboratorios de científicos de cotonas blancas, pero su alcance es mucho más amplio. En palabras simples, se puede decir que es establecer relaciones. ¿Hace cuánto existían los reproductores de música portátiles? ¿Y el sistema de compresión de documentos MP3? En el caso de la industria musical, Apple descubrió un vínculo entre ambos inventos y gracias a un acierto de diseño, el aparato móvil Ipod se convirtió en una revolución de un éxito que nadie fue capaz de dimensionar. Este caso es un ejemplo que se puede aplicar a la relación entre partidos políticos y empresas. Lo que hemos visto durante años es una proximidad que, en un análisis simple, establece un puente entre una derecha protectora de los intereses del sector privado y por otro, a una izquierda defensora de los trabajadores. Esa visión reduccionista ya ha formateado a la sociedad a pensar en una lógica conflictiva que permanentemente aparece en los debates de actualidad. En estas semanas el caso Codelco, las salmoneras, el adjetivo de "chupasangres" y el recurrente caso de Sebastián Piñera, entre otros, confirman que las empresas y la política tienen una relación que incomoda a ambos y que se reduce al aporte que puedan hacer las compañías. A su vez, las donaciones siempre generan cuestionamientos sobre la independencia de los beneficiados por los aportes en caso de un conflicto de intereses. Hace algunos años ha comenzado a sonar el concepto de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) el cual, dada su novedad, erróneamente se ha vinculado a comunicaciones, marketing, relaciones públicas, e incluso Recursos Humanos. La RSE es un modelo de gestión que vincula estrechamente las decisiones estratégicas de negocios de las empresas con el bienestar de su entorno para que así la sociedad sea un lugar próspero para el desarrollo. ¿No es el bien común el fin de la actividad política? Sin duda que sí y, tal como el Ipod, el rol social de las empresas y el mandato que tienen los representantes de la gente entregan una oportunidad de innovación que, en este caso, puede beneficiar al país. Por definición, las acciones de RSE comienzan una vez que se han cumplido las exigencias legales. Cuando las empresas compiten en ese terreno, no sólo están agregando valor a sus productos y servicios, también le están alivianando la carga al Estado. Por ejemplo, cualquiera de las marcas que se miden en los ranking de mejores lugares para trabajar, ya tienen superados los temas del sueldo mínimo, seguros, cantidad de horas de trabajo, calidad de la capacitación, entre otros, es decir, se produce una lógica muy interesante en la que las empresas buscan, sin tener una regulación que se los exija, entregar las mejores condiciones posibles a sus empleados para ser más competitivos. Si se establece un diálogo entre el sector privado y los partidos políticos para incentivar la implementación de la RSE como un modelo de gestión, sin duda, que ganarán las empresas y sus grupos de interés (empleados, clientes, proveedores, medio ambiente, comunidades y accionistas) en tal caso, el mundo público podrá enfocar las políticas públicas hacia los más necesitados. Argumentos como que la gran mayoría pasamos muchas horas en nuestros trabajos hasta que de las 100 economías más poderosas del mundo 51 son empresas confirman que entre los políticos y los planes de RSE hay una oportunidad para descubrir una nueva relación, una oportunidad de innovar. Por Maximiliano Echeverría del C. Periodista. MÁS INFORMACIÓN PINCHEN AQUÍ http://www.partidospoliticos.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=912&Itemid=301 |