El rey Juan Carlos, de 76 años de edad, anunció hoy su abdicación tras 39 años de reinado. Su hijo, el príncipeFelipe, de 46 años, será proclamado como rey Felipe VI en un plazo "muy breve" por las Cortes, dijo el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien anunció la decisión del rey. Tras anunciar su abdicación, el rey afirmó en un mensaje institucional que "una nueva generación reclama un papel protagonista".
El rey sostuvo en un mensaje transmitido por televisión que "merece pasar a primera línea una generación más joven, con nuevas energías". Una generación, añadió, "decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana".
El monarca explicó que la crisis económica "nos ha permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores" yesto "ha despertado en nosotros un impulso de renovación". Asimismo, reveló que al cumplir 76 años en enero pasado fue cuando consideró "llegado el momento de preparar, en unos meses, el relevo".
El rey destacó que su hijo Felipe "encarna la estabilidad" y cuenta con la "madurez, la preparación y el compromiso necesarios". Además, afirmó que quiere "lo mejor para España" y que se encuentra recuperado "físicamente". Además de expresar su "gratitud al pueblo español", también transmitió su gratitud a la reina, "cuya colaboración y apoyo no me ha faltado nunca". El rey se despidió diciendo: "Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón".
"A los efectos constitucionales procedentes, adjunto el escrito que leo, firmo y entrego al señor Presidente del Gobierno en este acto, mediante el cual le comunico mi decisión de abdicar la Corona de España", escribió el rey en una carta dirigida a Rajoy.
La Casa Real adjuntó en su cuenta de Twitter la carta de abdicación y dos imágenes en las que se ve el momento en que el monarca entrega a Rajoy la misiva. El gobierno se reunirá mañana en Consejo de ministros de manera extraordinaria para tramitar la renuncia del rey mediante la aprobación de una ley, de acuerdo a lo establecido en la Constitución. La situación creada por la decisión del rey no tiene precedentes en la democracia española. La abdicación en el príncipe "se va a desarrollar con plena normalidad", apuntó Rajoy.
La popularidad del rey cayó en los últimos años, a lo que se unieron varios problemas de salud. El monarca se rompió la cadera mientras cazaba en Botswana en 2012, viaje que salió a la luz a raíz de su accidente y que provocó numerosas críticas. Desde 2010 el rey se ha sometido a siete operaciones, la más delicada la extirpación de un nódulo pulmonar. La última fue en noviembre pasado, cuando se le reemplazó una prótesis en la cadera, y desde entonces su estado de salud ha mejorado y cada vez asistía a más actos oficiales.
El descenso de la popularidad del rey se produce al mismo tiempo que la de la monarquía debido a la imputación en un presunto caso de corrupción de su hija, la infanta Cristina, y su esposo, Iñaki Urdangarín. La abdicación del rey Juan Carlos se produce después de las de la reina Beatriz de Holanda y la de Alberto II de Bélgica, ambas el año pasado.
A continuación se reproduce el mensaje íntegro a los españoles pronunciado por el Rey desde el Palacio de la Zarzuela, su residencia oficial, para explicar su decisión:
"Me acerco a todos vosotros esta mañana a través de este mensaje para transmitiros, con singular emoción, una importante decisión y las razones que me mueven a tomarla.
En mi proclamación como Rey, hace ya cerca de cuatro décadas, asumí el firme compromiso de servir a los intereses generales de España, con el afán de que llegaran a ser los ciudadanos los protagonistas de su propio destino y nuestra nación una democracia moderna, plenamente integrada en Europa.
Me propuse encabezar entonces la ilusionante tarea nacional que permitió a los ciudadanos elegir a sus legítimos representantes y llevar a cabo esa gran y positiva transformación de España que tanto necesitábamos.
Hoy, cuando vuelvo atrás la mirada, no puedo sino sentir orgullo y gratitud hacia vosotros.
Orgullo, por lo mucho y bueno que entre todos hemos conseguido en estos años.
Y gratitud, por el apoyo que me habéis dado para hacer de mi reinado, iniciado en plena juventud y en momentos de grandes incertidumbres y dificultades, un largo período de paz, libertad, estabilidad y progreso.
Fiel al anhelo político de mi padre, el Conde de Barcelona, de quien heredé el legado histórico de la monarquía española, he querido ser Rey de todos los españoles.
Me he sentido identificado y comprometido con vuestras aspiraciones, he gozado con vuestros éxitos y he sufrido cuando el dolor o la frustración os han embargado.
La larga y profunda crisis económica que padecemos ha dejado serias cicatrices en el tejido social pero también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza.
Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad.
Y, como contrapeso, también han reavivado la conciencia orgullosa de lo que hemos sabido y sabemos hacer y de lo que hemos sido y somos: una gran nación.
Todo ello ha despertado en nosotros un impulso de renovación, de superación, de corregir errores y abrir camino a un futuro decididamente mejor.
En la forja de ese futuro, una nueva generación reclama con justa causa el papel protagonista, el mismo que correspondió en una coyuntura crucial de nuestra historia a la generación a la que yo pertenezco.
Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender con determinación las transformaciones y reformas que la coyuntura actual está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana.
Mi única ambición ha sido y seguirá siendo siempre contribuir a lograr el bienestar y el progreso en libertad de todos los españoles.
Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo.
Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica.
Cuando el pasado enero cumplí 76 años consideré llegado el momento de preparar en unos meses el relevo para dejar paso a quien se encuentra en inmejorables condiciones de asegurar esa estabilidad.
El Príncipe de Asturias tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una nueva etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación.
Contará para ello, estoy seguro, con el apoyo que siempre tendrá de la princesa Letizia.
Por todo ello, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, de manera que por el Gobierno y las Cortes Generales se provea a la efectividad de la sucesión conforme a las previsiones constitucionales.
Así acabo de comunicárselo oficialmente esta mañana al presidente del Gobierno.
Deseo expresar mi gratitud al pueblo español, a todas las personas que han encarnado los poderes y las instituciones del Estado durante mi reinado y a cuantos me han ayudado con generosidad y lealtad a cumplir mis funciones.
Y mi gratitud a la Reina, cuya colaboración y generoso apoyo no me han faltado nunca. Guardo y guardaré siempre a España en lo más hondo de mi corazón".