Mecanismos internacionales de vigilancia y aplicación
(Este artículo pertenece a la publicación: Los derechos humanos en síntesis)
El Pacto Internacional de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos
Por lo menos en teoría, los gobiernos están cada día más obligados a rendir cuentas ante la comunidad internacional por sus prácticas de derechos humanos. Más de tres cuartas partes de los países del mundo han ratificado los Pactos Internacionales de Derechos Humanos.
El Pacto Internacional de las Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos estableció un comité supervisor de expertos independientes, el Comité de Derechos Humanos, cuya principal función es revisar los informes periódicos que envían las naciones. Otros comités semejantes han sido creados por medio de tratados internacionales de derechos humanos, ya sea contra la discriminación racial, por los derechos de la mujer, contra la tortura y a favor de los derechos del niño, además de nuevos tratados sobre los derechos de los discapacitados y los trabajadores migrantes.
Incentivos para mejorar
La vigilancia y los informes de denuncia no pueden obligar a los estados a modificar sus prácticas. Sin embargo, hay otros incentivos para que intenten mejorar o mantener limpio su expediente de derechos humanos. El proceso de preparar un informe puede descubrir rubros donde se requiere una mejoría. Esto les puede recordar también a los funcionarios cuáles son sus obligaciones jurídicas internacionales.
La Comisión Europea de Derechos Humanos, que formaba parte del Consejo de Europa, tenía un sistema de quejas más riguroso y el organismo que lo sucedió, la Corte Europea de Derechos Humanos, ha tomado decisiones legalmente obligatorias en cientos de casos sobre muy diversos asuntos e incluso en cuestiones delicadas, como los casos de emergencia pública. En el sistema europeo se ha llevado a cabo una transferencia parcial de la autoridad sobre el cumplimiento de los derechos humanos, de los estados a una comunidad política regional más amplia.
Los acuerdos regionales en el continente americano y en África han tenido menos éxito a ese respecto. El mundo árabe y Asia no tienen todavía comisiones regionales de derechos humanos, aun cuando el Foro Asia Pacífico fue creado en 1996 con la misión de apoyar la cooperación regional para "el establecimiento y desarrollo de instituciones nacionales dedicadas a proteger y promover los derechos humanos de los pueblos de la región". También hay planes de formar una nueva comisión de derechos humanos de la ASEAN, y un nuevo Tribunal Africano de derechos Humanos. La fuerza y el alcance de los procedimientos de vigilancia internacional dependen de que los estados estén dispuestos a usarlos y a participar en ellos. Esta situación sigue planteando un problema grave y persistente.
Informes de investigación y recomendaciones
Otra serie de mecanismos multilaterales de vigilancia de los derechos humanos consiste en informes de investigación y recomendaciones. La pionera en este rubro es la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Sus informes sobre Chile en las décadas de 1970 y 1980 fueron un factor importante para denunciar los abusos del gobierno de Pinochet contra los derechos humanos, y su informe de 1978 sobre Nicaragua parece haber contribuido de modo significativo a poner fin al gobierno de Somoza.
En los dos decenios pasados, la Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha dedicado grandes esfuerzos a los estudios por países, incluso en casos tan políticamente notables como los de Guatemala, Irán y Birmania. La comisión suele trabajar por medio de lo que se conoce como un "reportero especial", es decir, un experto e investigador independiente. El reportero especial, además de informar formalmente a la Comisión, trata de mantener un diálogo ininterrumpido con el gobierno en cuestión para establecer una presencia sostenida y una vía de influencia. La Comisión de la ONU sobre los Derechos Humanos estableció también reporteros o grupos de trabajo para que investiguen los casos de desaparición, ejecución o detención arbitraria, intolerancia religiosa, violaciones de derechos humanos por mercenarios, y racismo.
En 2006, la Comisión para los Derechos Humanos fue abolida y se creó un Consejo de Derechos Humanos más pequeño. El nuevo Consejo ha tenido un comienzo difícil. Fue criticado porque retiró a los reporteros especiales en países como Bielorrusia y Cuba sin razón aparente. Además, el Consejo de Derechos Humanos ha perpetuado la práctica discriminatoria de tener una entrada permanente en su agenda para un solo país, es decir, Israel, en relación con la situación de Palestina. La nueva maquinaria de derechos humanos en Ginebra ha reducido también el papel de las ONG en las sesiones formales del Consejo y sigue excluyendo a Israel como estado miembro de cualquiera de los grupos regionales que organizan los trabajos en Ginebra. Hay cierta esperanza de que lo que se conoce como "la revisión periódica universal" sirva de incentivo para que los miembros del Consejo mejoren sus propias prácticas de derechos humanos. Está claro que el prestigio moral de cualquier organismo de derechos tiene que basarse sobre todo en su imparcialidad.
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