"Tengo un problema republicano", decía mi papá cuando dudaba de la palabra de una autoridad. La frase se basaba en que confiar en la versión oficial era lo que correspondía. Cuando se dudaba de una autoridad se sentía que, de alguna forma, se estaba desconfiando un poco de la institucionalidad. Y eso no podía ser.
Bueno, tengo un problema republicano. No le creo al Fiscal Nacional, Sabas Chahuán, cuando explica su reunión con el empresario Eliodoro Matte. El ha dicho que en mayo del 2010, Matte llamó a su secretaria para pedir un encuentro por razones personales. Agrega que creyó que el empresario podía haber sido víctima de un delito y, por ello, le abrió un espacio en su agenda. Hasta aquí no hay mucho que objetar, desde el punto de vista de la credibilidad. Que una persona poderosa llame al jefe del Ministerio Público y consiga una reunión particular no es anormal. Es estéticamente feo y signo de discriminación social. Nada que no sepamos que ocurre frecuentemente. Y no vamos en esta materia, del mejor acceso por poder o fama, a tirar la primera piedra.
¿Qué quería Matte, según Chahuán? "Que se investigara lo más rápido posible". No soy abogado y no sé si una petición de este tipo a la máxima autoridad persecutora penal linda o no en presionarla para que la investigación no sea muy profunda. Chahuán respondió, según él: "Le dije que la Fiscalía hace lo mismo en todas las investigaciones, nos tomamos un café y no hablamos más, porque no correspondía que habláramos más, yo no tenía idea del tema. No me presionó, porque no acepto presiones y porque Matte no me dijo nada más", indicó. Imagino esos minutos donde sólo se escuchaba el ruido de las tacitas de café en completo silencio. De Buñuel.
¿Desde cuándo "no tenía idea del tema" el Fiscal Nacional? Esto es muy curioso, porque el 28 de abril, según se registra en diversos medios de comunicación, cuando recién se había presentado la querella de los cuatro denunciantes de Fernando Karadima en la justicia penal, el Fiscal Nacional no tuvo dificultades para dar a conocer su opinión sobre un aspecto medular de las denuncias. "No creo que en este caso haya encubrimiento por parte de la Iglesia", dijo.
¿Qué información tenía la cabeza del Ministerio Público encargado de investigar las denuncias que, cuando esta investigación apenas comenzaba, ya sentía que públicamente podía avanzar una opinión que, contradiciendo la de los denunciantes, descartaba un encubrimiento de la jerarquía de la Iglesia? Sin embargo, cuando se reúne con Eliodoro Matte, el Fiscal Nacional señala que reinó el silencio, entre otras cosas, porque él "no tenía idea del tema" del que había opinado polémicamente sólo pocos días antes.
La fecha exacta de la reunión de Matte con Chahuán pasa a partir de ahora a ser clave. El Fiscal Nacional dijo que fue en mayo del 2010. ¿Cuándo en mayo? Chahuán no ha precisado la fecha. Y es importante, porque el 19 de ese mes, Chahuán anuncia públicamente que le ha pedido al fiscal de la Zona Oriente, Xavier Armendáriz, que llevaba entonces la causa, ¿adivinen qué?: precisamente lo que Eliodoro Matte le fue a pedir al Fiscal Nacional: "Yo le señalé al fiscal Armendáriz mi preocupación por parte de la Fiscalía Nacional, que él comparte, que esto sea lo más rápido posible, respetando la garantía de todos los involucrados, pero siendo lo más enérgicos posible en la represión de estos ilícitos", detalló la autoridad.
Si la reunión con Matte fue inmediatamente antes del 19 de mayo, el empresario consiguió que Chahuán traspasara al fiscal a cargo la sensación de urgencia de terminar rápido con el proceso clave de investigación de las denuncias. Poniendo presión directa e indirectamente, porque fue en público, a un fiscal que es legalmente autónomo de su jefe para investigar sus causas.
Si la reunión con Matte fue después del 19 de mayo, parece inexplicable que el empresario le pidiera al Fiscal Nacional lo que éste por los medios de comunicación ya había hecho a viva voz: pedir apurar la investigación del caso Karadima.
En estas materias de recibir presiones y reaccionar, el Fiscal Nacional no sólo se las ha tenido que ver con un empresario poderoso. En el denominado caso Bombas pasó una situación similar. El 13 de junio del 2010, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, salió a criticar la lentitud de la investigación que llevaba el fiscal Armendáriz. Dijo que no era sano que la sociedad chilena se acostumbre a vivir en un país donde se ponen bombas, una exageración grosera por cierto, pero elocuente si se trata de pedir a una institución autónoma, por los diarios, que cambie su ritmo de la investigación.
Al día siguiente, el 14 de junio, Chahúan respondió duramente esas críticas de Hinzpeter: "Que hable lo que quiera, pero aquí faltan recursos y han habido resultados". Eso lo dijo en la mañana, porque en la tarde la Fiscalía Nacional anunció la remoción del fiscal Armendáriz y su reemplazo por el fiscal de la Zona Sur, Alejandro Peña. Por cierto, nada de esto tenía que ver con las críticas del ministro del Interior, sino que se trataba sólo de un rebaraje necesario, ya que Armendáriz "tiene a su cargo otras causas complejas que obligan a una adecuada distribución de las tareas de persecución", según explicó el comunicado público institucional.
La ironía de todo esto es que este último episodio, la crítica de Hinzpeter y el consiguiente cambio de fiscales, se supo antes que lo de Matte, que había ocurrido un mes antes. Porque el ministro habló en público y la reacción de Chahuán no se hizo esperar. Sin embargo, la reunión de Matte fue privada y personal. Y recién ahora, tras el impacto de James Hamilton en Tolerancia Cero, se conocieron los detalles de esa cita, según la versión de Chahuán. Lo que fue público, el 19 de mayo, fue que el Fiscal Nacional salió voluntariamente a decir que la investigación del caso Karadima había que hacerla "lo más rápido posible". Lo que se mantuvo en secreto es la probabilidad de que esa intervención fuera el eco de una petición en privado del empresario Eliodoro Matte.
Ustedes dirán. Yo tengo un problema republicano.