| Los nuevos trabajadores del conocimiento |
De la tierra al capital; del capital al conocimiento
Según las últimas cifras del DANE[1] la tasa de desempleo en Colombia se situó en 14.6%, en números concretos, en los últimos doce meses el país llegó a 3.1 millones de desocupados, cuando un año atrás la cifra era de 2.8 millones. Esto indica que la tasa de desocupación se elevó en 298 mil personas. Pereira, Popayán y Quibdó registraron las tasas mas altas de desempleo con 20.6%, 20.1% y 19.1% respectivamente.
Las anteriores cifras son un contundente indicador. Las estrategias para generar empleo han sido un total fracaso. Pero lo peor no es eso, lo lamentable es que nuestros ilustres políticos y quienes aspiran a dirigir los destinos de este país, sigan insistiendo en formulas anacrónicas y desgastadas.
Basta con revisar las propuestas de los candidatos presidenciales a propósito de la generación de empleo, para constatar que no tienen ni la menor idea sobre las causas estructurales del problema. Como buenos demagogos, prometen entre otros "milagritos" los siguientes:
- Reducir los costos de despido para disminuir el costo relativo del empleo. (¿favorecer más a los empleadores?) Vargas Lleras
- Generar un total de 800 mil empleos anuales con la construcción de Vivienda de Interés Social. (¿qué clase de empleo?) Vargas Lleras
- Fortalecer el SENA para ampliar el cubrimiento de la capacitación laboral a personas sin educación formal y personas de menores ingresos (¿más educación proletaria?) Vargas Lleras
- Creación de 300.000 empleos temporales (¿empleos desechables?) Vargas Lleras
- La flexibilización de los mercados laborales es la solución para la generación de empleo no como un plan coyuntural sino de manera permanente Para esto, se crearán programas activos de entrenamiento para reconvertir la fuerza de trabajo según la demanda de habilidades. (¿Qué tipo de habilidades?) Pardo
- Retirar los estímulos a la informalidad, eliminar numerosas exenciones al capital para favorecer la relación trabajo/capital y fortalecer la protección al trabajador. Los empleadores deben comprometerse con dar trabajo de buena calidad. (¿lo permitirían los empresarios? ¿es el capital el factor determinante?) Fajardo
- Ofrecer capital semilla para montar cafés internet, proyectos agrícolas, talleres, misceláneas, peluquerías, hoteles ecológicos, restaurantes. (¿más trabajo industrial?) Noemí
¿Qué tal estos genios, ah? Señores, los tiempos han cambiado!!! ¿Porque siguen insistiendo en lo mismo? ¿14.6%, 3.1 millones de desocupados, no les dice nada? A esta escandalosa cifra se le suma el deterioro en las condiciones del empleo, mal remunerado y poco valorado. Ni siquiera aquellos que invierten en la educación superior ven recompensados sus esfuerzos.
Todo lo anterior es prueba de una realidad inobjetable: el empleo en el sistema industrial está en crisis. Y ante este oscuro panorama solo quedan dos caminos, o siguen insistiendo con formulas industriales para la generación de empleo (como las que proponen nuestros sabiondos políticos) o cambiamos de paradigma y actuamos en consecuencia.
La cosa es muy sencilla. Estamos transitando de una sociedad industrial a una sociedad informacional. La primera era sostenida por trabajadores industriales, la segunda requiere trabajadores del conocimiento.
El desempleo actual tiene entre sus causas, la sobreoferta de trabajadores industriales (desde la mano de obra no calificada, hasta profesionales que hacen un uso rutinario del conocimiento).
Así mismo, la pérdida de los puestos de trabajo esta relacionada con el dramático paso de una economía industrial, de acuerdo con Alvin Toffler[2] caracterizada por principios como la uniformización, especialización, sincronización, concentración, maximización y centralización; a una economía del conocimiento en la que según Manuel Castells[3], la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en las fuentes fundamentales de la productividad y el desarrollo.
Esta claro, necesitamos incursionar fuertemente en la economía del conocimiento. Países como Finlandia, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Chile, España y otros, le apostaron con firmeza a esa ruta y hoy se pueden ver los resultados. Estos países producen una gama diversificada de servicios y productos manufacturados de alta tecnología que tienen en la información y el conocimiento su principal materia prima (celulares, microchips, televisores plasma, aparatos electrónicos, juegos de video, nanotecnología, modelos teóricos, etc) No podemos seguir insistiendo en la exportación de materias primas, ni de productos de baja tecnología (carbón, café, flores, cuero, banano, etc) a ese paso vamos a quedar rezagados y condenados a vivir por siempre en el subdesarrollo.
Hoy más que nunca es posible ponernos al nivel de dichos países. Porque a diferencia de la Era Industrial, en la que el capital era el factor determinante para crecer, en la Era Informacional, el recurso más importante para lograr el desarrollo es el conocimiento, y éste, lo pueden producir las personas con la formación adecuada para ello. Por tal motivo, necesitamos dejar atrás la educación industrial y concentrarnos en la formación de trabajadores del conocimiento en todos sus niveles. La mayor oportunidad para mejorar la competitividad está en competir en la nueva Era, no en perfeccionar la vieja.
De modo que para hacerle frente a los retos que esta economía de conocimiento plantea ya no son necesarios más trabajadores industriales, se requieren trabajadores del conocimiento.
Un trabajador del conocimiento es todo aquel cuya materia prima es la información y el conocimiento. Toffler define este último como datos, imágenes, símbolos, cultura, ideología y valores.[4] Yo le agrego modelos teóricos, conceptos e instrumentos de conocimiento.
Ahora bien, existen dos tipos de trabajadores del conocimiento: Los profesionales industriales y los Analistas Simbólicos. La diferencia entre ambos es que los primeros, hacen un uso rutinario del conocimiento, fueron educados para satisfacer la demanda del mercado laboral industrial, tienen poca autonomía y están sujetos a rutinas laborales tipo fábrica. Es decir, cumplen horarios fijos, marcan tarjeta y realizan tareas establecidas por un manual de funciones; son poco creativos, están inmersos en ambientes laborales donde no se promueve la innovación y a cambio de su trabajo reciben salarios paupérrimos.
El Analista Simbólico en cambio, es un experto trabajador del conocimiento quien no sólo opera con información, sino que sabe transformar dicha información en conocimiento relevante. Se caracteriza también porque domina poderosas herramientas que le permiten organizar el conocimiento. Aprehende de manera autónoma. Se mueve como pez en el agua por el mundo de internet. Piensa de forma sistémica. Tiene capacidad de abstracción, espíritu de colaboración, es proclive a la experimentación. Desarrolla Competencias Afectivas Intrapersonales e Interpersonales para el trabajo en equipo. Es muy hábil para la conceptualización. Despliega una amplia capacidad comunicativa e interactiva, saben LEER y ESCRIBIR, son altamente creativos e innovadores, tienen capacidad para ver las conexiones entre ideas, campos de conocimiento y conceptos. Etc
Como es apenas lógico, un Analista Simbólico goza de más autonomía que un profesional industrial. Por ende, ya no busca solamente un empleo, sino trabajos que satisfagan sus intereses. Puede trabajar a distancia, con horarios flexibles, puede llevar a cabo su trabajo de forma individual o participar en proyectos colectivos de construcción de conocimiento.
¿Y sus ingresos? Pues son directamente proporcionales a la complejidad y calidad del conocimiento que domine y produzca. Por tal razón, y a diferencia de un profesional industrial que debe esperar cinco años para empezar a facturar, el Analista Simbólico puede ofrecer sus servicios acorde a su capital intelectual acumulado, el cual, no viene representado por un diploma de pregrado, especialización, maestría o doctorado, sino, demostrado por su producción y experiencia, la cual es de conocimiento publico.
De manera pues que urge FORMAR Analistas Simbólicos. Potentes trabajadores del conocimiento que no solamente serán demandados a nivel nacional sino a escala mundial. Al fin de cuentas, en esta nueva Era Informacional en la que internet ha roto las fronteras, ya no existe la escasez propia de la Era Industrial, sino la abundancia de información y conocimiento. Lo mejor es que por primera vez en la historia las personas pueden ser protagonistas, al fin y al cabo, somos nosotros los generadores del conocimiento. Somos tú y yo.
De modo pues que si en la Era Industrial el petróleo y lo recursos no renovables fueron una generosa fuente de riqueza para unos pocos; en la Era Informacional, los trabajadores del conocimiento seremos una inagotable fuente de riqueza para todos.
No lo dudes, estamos ante un cambio de Era. Estamos transitando del Industrialismo al Informacionalismo. En este panorama el trabajador industrial va quedando rezagado frente al trabajador del conocimiento.
Es inevitable, ya se pasó de la tierra al capital, ahora estamos pasando del capital al conocimiento.
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[1] http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/ech/bol_ech_ene10.pdf [2] Alvin Toffler "La Tercera Ola" 1980
[3] Manuel Castells "La Era de la Información" 1998
[4] Alvin y Heidi Toffler "La creación de una nueva civilización" 1994
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