Una forma de guerra psicológica
(Bruce Hoffman)
El Dr. Bruce Hoffman es profesor de la Escuela de Servicio Exterior Edmund A. Walsh de la Universidad de Georgetown y catedrático del Centro de Combate Contra el Terrorismo, en la Academia Militar de Estados Unidos en West Point. Este artículo se basa en material publicado previamente en la segunda edición del libro del autor "Inside Terrorism" (Nueva York: Columbia University Press, 2006).
El terrorismo es la creación y la explotación deliberada del temor para el logro del cambio político. Por lo tanto, es una forma innegable de guerra psicológica.
Aunque con frecuencia hay gente que muere y queda herida trágicamente por los ataques de los terroristas, el terrorismo por su naturaleza está dirigido a conseguir efectos psicológicos de largo alcance, que vayan más allá de las víctimas o de los objetos de su violencia. Tiene el propósito de infundir temor desde adentro e intimidar o afectar de otras maneras el comportamiento de la audiencia seleccionada por los terroristas.
Esta audiencia escogida varía conforme a las intenciones, motivaciones y objetivos de los terroristas. Puede incluir un gobierno nacional o un partido político, un grupo étnico o religioso rival, todo un país y sus ciudadanos, o la opinión pública internacional. El ataque terrorista puede tener como objetivo específico un segmento particular del público o estar diseñado para afectar a muchas audiencias.
La publicidad generada por un ataque terrorista y la atención que se concentra en los perpetradores tienen por objetivo crear poder para los terroristas, fomentando un ambiente de terror e intimidación propicio a la manipulación terrorista. En esto, el éxito del terrorismo se mide mejor no por las medidas aceptadas de la guerra convencional - cantidad de enemigos muertos en batalla, cantidad de instalaciones militares destruidas o territorio geográfico capturado - sino por su habilidad para atraer la atención a los terroristas y su causa y por el impacto psicológico y efectos perjudiciales que los terroristas esperan ejercer sobre su audiencia o audiencias seleccionadas.
Los terroristas usan la violencia - o igualmente importante, esgrimen la amenaza de violencia - porque creen que sólo mediante el caos brutal pueden hacer triunfar su causa y lograr sus fines políticos a largo plazo. Por lo tanto las operaciones se planifican deliberadamente para horrorizar, impresionar e intimidar, asegurando que sus acciones sean lo suficientemente audaces y sangrientas para conseguir la atención de la prensa y, a su vez, también la del gobierno. Por lo tanto, en vez de ser considerado indiscriminado e insensato, el terrorismo es una aplicación muy deliberada y planificada de la violencia.
Lo que busca el terrorismo
Aunque los fines y motivaciones de diferentes tipos de terrorismo puedan diferir - izquierda y derecha, etno-nacionalistas y religiosos, un solo tema y ampliamente utópico - todo lo que buscan es que sus acciones logren la máxima publicidad y lograr sus objetivos por la intimidación y el sometimiento.
Un acto terrorista se concibe y se ejecuta de una manera que refleja simultáneamente los fines y motivaciones particulares del grupo terrorista, se adecúa a sus recursos y capacidad y tiene en cuenta la audiencia a la que quiere llegar. Las tácticas y blancos de los diversos movimientos terroristas, así como las armas que prefieren, están inevitablemente influidos por la ideología del grupo, la dinámica de su organización interna, la personalidad de sus líderes y una variedad de otros estímulos internos y externos. Por ejemplo, los terroristas izquierdistas de la era de la década de 1970, como la Facción del Ejército Rojo de Alemania Occidental y las Brigadas Rojas de Italia, secuestraban y asesinaban selectivamente a personas específicas, a quienes culpaban de explotación económica o de represión política, con el fin de atraer publicidad y promover la revolución marxista-leninista. Los terroristas contemporáneos, motivados por un imperativo religioso, han perpetrado más actos de violencia indiscriminada contra una categoría de blancos mucho más amplia, abarcando no sólo a sus enemigos declarados sino también a todos los que no compartan su credo religioso e incluso a personas de la misma fe pero que no comparten las opiniones políticas o interpretaciones teológicas extremas de los terroristas.
El terrorismo, por lo tanto, puede verse no sólo como un acto violento concebido deliberadamente para atraer atención, sino también para comunicar un mensaje, por medio de la publicidad que genera. Como dijera el fallecido Dr. Frederick Hacker, psiquiatra y autoridad reconocida en terrorismo, los terroristas procuran "aterrar, y por medio del terror, dominar y controlar. Quieren impresionar. Actúan para y por una audiencia y requieren participación de la audiencia". 1
La muerte y destrucción causadas por el terrorismo buscan deliberadamente infundir temor y afectar adversamente la vida diaria cotidiana al amenazar la seguridad personal, desgarrando por lo tanto el tejido social de un país al destruir su vida comercial y cultural y la confianza mutua en la cual se funda la sociedad. La decisión de no ir de compras a los centros comerciales, de no asistir a eventos deportivos, de no ir al teatro, al cine y a los conciertos, o de viajar al extranjero o dentro del propio país de uno es una respuesta común al temor (conocida como "victimización indirecta") generada por la incertidumbre acerca de donde y cuando ocurrirá el próximo ataque terrorista.
El terrorismo y los medios
Los medios de prensa modernos, como conducto principal de información sobre el terrorismo, desempeñan un papel vital en el cálculo. En efecto, sin cobertura de la prensa, puede decirse que el impacto de los terroristas se desperdiciaría, permaneciendo confinado estrechamente a las víctimas directas e inmediatas del ataque, en vez de llegar a la audiencia seleccionada más amplia. Sólo la propagación del temor y de la indignación a una audiencia mucho más grande puede ganarles a los terroristas la influencia potencial máxima que necesitan para efectuar un cambio político fundamental.
"El terrorismo es teatro", declaró memorablemente Brian Jenkins en su influyente estudio de 1974 "El terrorismo internacional, un modo nuevo de conflicto", en el que explica cómo "los ataques terroristas con frecuencia son coreografiados cuidadosamente para atraer la atención de los medios electrónicos y de la prensa internacional". 2 Con la misma frecuencia, los medios responden a estos acercamientos con un entusiasmo desenfrenado, probando que son incapaces de ignorar lo que otro destacado analista del terrorismo, J. Bowyer Bell, describió con precisión como "un evento... elaborado específicamente para sus necesidades". 3
En años recientes, como resultado de la Internet, la capacidad terrorista de influir en los medios ha evolucionado a un punto en el que ahora pueden controlar todo el proceso de comunicación mediante la determinación del contenido, el contexto y el medio sobre el cual proyecta su mensaje dirigido hacia la audiencia (o las audiencias múltiples) que procura alcanzar.
Las implicaciones son enormes dado que desafían el monopolio ejercido durante largo tiempo por las entidades difusoras comerciales y de propiedad del gobierno sobre la comunicación masiva del mensaje terrorista. Por lo tanto, en forma muy parecida a la de revoluciones previas de la información - como la invención de la rotativa a mediados del siglo 19 y los adelantos en los equipos de televisión que hicieron posible la transmisión de la cobertura de eventos en directo - la nueva revolución de la información ha facultado enormemente a los grupos terroristas con la capacidad de dar forma y diseminar su propio mensaje en su propia manera, eludiendo completamente a las entidades periodistas tradicionales y establecidas.
El papel de Internet
Como la decana de los medios posmodernos Tina Brown observara astutamente en 2005, "la convergencia de la velocidad de Internet del siglo 21 y el fanatismo del siglo 12 han tornado nuestro mundo en un barril de pólvora". 4
Internet tiene otras ventajas, además de su ubicuidad y oportunidad: puede eludir la censura del gobierno; los mensajes se pueden enviar anónimamente, rápido y casi sin esfuerzo, y es un medio de comunicación en masa especialmente eficaz en relación con el costo.
También permite a los terroristas emprender lo que la profesora Dorothy Denning ha descrito como manejo de percepciones 5, presentándose ellos y sus acciones bajo la luz y en el contexto precisos que desean, sin ser molestados por el filtro, escrutinio e interpretación de los medios establecidos.
"No es sorprendente que los terroristas vinculados por redes ya hayan comenzado a aplicar la Tecnología de la Información para el manejo de percepciones y propaganda para influir en la opinión pública, reclutar nuevos miembros y generar financiamiento", observan dos analistas de la Corporación RAND. Agregan que "difundir un mensaje y recibir extensa exposición en la prensa electrónica son componentes importantes de la estrategia terrorista, la cual últimamente procura debilitar la voluntad del oponente. Además de los medios tradicionales como la televisión o la prensa, ahora Internet ofrece a los grupos terroristas una manera alternativa de llegar al público, con frecuencia con mucho más control directo del mensaje". 6
Igualmente preocupante es que Internet, considerada antes como un motor de educación y conocimiento para el mundo, se ha tornado en un medio esencial para la difusión de la propaganda terrorista, del odio e incitación de la violencia, siguiendo las teorías de conspiración más burdas y viles con una penetración completamente divorciada de la realidad. Por ejemplo, a pesar de los propios reclamos repetidos de Al Qaeda, atribuyéndose responsabilidad por los ataques del 11 de septiembre de 2001, e incluso la difusión de videos de "martirio" hechos por lo secuestradores hablando de los atentados inminentes, los sitios electrónicos asociados con el movimiento jihadista regularmente publican afirmaciones de que Estados Unidos o Israel realizaron los ataques para justificar una guerra contra el terrorismo, que siempre quizo ser una "guerra contra el Islam".
El resultado es que las opiniones más disparatadas y extravagantes van adquiriendo una pátina de veracidad simplemente debido a su circulación y repetición constante e indiscutida a través de Internet.
Un refugio para Al Qaeda
Al Qaeda, en efecto, es único entre otros grupos terroristas respecto a todas estas comunicaciones. Desde su fundación a fines de la década de 1980 y su surgimento a comienzos de la década de 1990, el liderazgo de Al Qaeda parece haber aprovechado intuitivamente el enorme potencial de comunicación de Internet y aprovechar ese poder tanto para impulsar las metas estratégicas del movimiento como para facilitar sus operaciones tácticas.
La prioridad que Al Qaeda ha otorgado desde hace mucho tiempo a las comunicaciones externas queda en evidencia en la estructura de su organización antes del 11 de septiembre. Una de las cuatro comisiones operativas originales de Al Qaeda tenía la función específica de tratar con los medios y la publicidad. (Las otras eran responsables de operaciones militares, las finanzas y negocios y fatwa y estudios islámicos). 7
Fueron reclutados específicamente expertos en computadoras egipcios que habían combatido junto a Osama Bin Laden, al fundador y líder de Al Qaeda, en Afganistán contra los soviéticos en la década de 1980, para crear una extensa red de sitios web, con capacidad de divulgar mensajes de correo electrónico, con tableros electrónicos que siguen funcionando en la actualidad, a pesar de la expulsión de Al Qaeda de Afganistán, de la destrucción de su base de operaciones en ese país y de la continuación actual de la guerra mundial contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos.
Internet ha llegado a ser algo así como un refugio virtual para Al Qaeda, siendo un medio eficaz, rápido y anónimo de comunicaciones con sus combatientes, seguidores, simpatizantes y partidarios en todo el mundo en su campaña de guerra psicológica. Por lo tanto, a pesar de su estado debilitado, Al Qaeda todavía tiene la capacidad para generar temor, alarma y ansiedad globales.
Desde luego, no se puede predecir cuales son las formas y dimensiones nuevas que asumirá el terrorismo el resto del siglo 21. Pero puede decirse con seguridad que, a medida que las comunicaciones terroristas sigan cambiando y evolucionando, también lo hará la naturaleza misma del terrorismo. En esto, la guerra psicológica, durante mucho tiempo el pilar de las intenciones y capacidades terroristas, no sólo continuará sino que probablemente será impulsada y acelerada con las nuevas tecnologías de las comunicaciones, como ha ocurrido durante la década pasada.
Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente los puntos de vista o políticas del gobierno de Estados Unidos.
Notas
(1) Frederick J. Hacker, Crusaders, Criminals, Crazies: Terror and Terrorism in Our Time (Nueva York: W. W. Norton, 1976), p. xi.
(2) Brian Michael Jenkins, "International Terrorism: A New Mode of Conflict," en David Carlton y Carlo Schaerf (eds.), International Terrorism and World Security (Londres: Croom Helm, 1975), p. 16.
(3) J. Bowyer Bell, "Terrorist Scripts and Live-action Spectaculars," Columbia Journalism Review, vol. 17, no. 1 (1978): p. 50.
(4) Tina Brown, "Death by Error," The Washington Post (19 mayo 2005).
(5) Dorothy Denning, "Information Warfare and Cyber-terrorism," Seminario Mujeres en Seguridad Internacional (WIIS), Washington, (15 diciembre 1999).
(6) Michele Zanini y Sean J.A. Edwards, "The Networking of Terror in the Information Age", John Arquilla y David Ronfeldt (eds.), Networks and Netwars: The Future of Terror, Crime and Militancy (Santa Monica, CA: RAND, 2001, MR-1382-OSD), p. 43.
(7) Rohan Gunaratna, Inside Al-Qa'ida: Global Network of Terror (Londres: Hurst, 2002), p. 57. El director de la comisión de prensa operativa fue conocido por el apodo de guerra Abu Reuter, una referencia obvia a la famosa agencia mundial de noticias.
(El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sitio en la Web:
http://www.america.gov/es )