Joseph Stiglitz: "Hay un riesgo real de quedar peor que antes de la crisis"
A pocos días de la cumbre del G8, el Premio Nobel de economía Joseph Stiglitz explica cuáles son las medidas claves para combatir la crisis y el motivo de su escepticismo respecto a la reforma del sistema financiero.
DW-WORLD: La crisis económica será un tema predominante en la próxima cumbre del G8 en Italia. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente estadounidense, Barack Obama, indicaron en una conferencia de prensa conjunta que están haciendo buenos progresos en el manejo de la crisis global y en establecer reglas más severas para el sistema financiero. ¿Están en lo cierto?
Depende de lo que se entienda por buenos progresos. Están haciendo progresos, y ciertamente no deberían subestimarse esos avances. Pero la razón de que las cosas se vean mejor radica, en parte, en que la situación era realmente mala el pasado otoño (boreal) y algunos de los aspectos, como el congelamiento de los mercados crediticios, han podido ser superados. Y ese es un importante paso hacia adelante.
Sin embargo, las preguntas claves son: ¿Estamos en el umbral de una recuperación robusta? ¿Hemos aplicado las reformas regulativas para hacer improbable que pueda repetirse una crisis semejante? Y pienso que hay que responder a ambas preguntas diciendo: no, en ninguna parte estamos cerca de una vigorosa recuperación.
¿Cuáles son los pasos económicos más urgentes que debería decidir la cumbre del G8?
Uno de los asuntos que considero clave es el otorgamiento de garantías, y no solamente créditos, a los países más pobres. El problema radica en que muchos de esos países acaban de salir de un período de excesivos lastres de endeudamiento. Ahora no quieren verse confrontados de nuevo con deudas excesivas. Por eso es absolutamente esencial que se haga algo para proveerlos de garantías y no sólo de dinero a ser desembolsado por el Fondo Monetario Internacional que tiene poca confianza en muchos de esos países- sino a través de otros mecanismos de distribución de fondos.
Ud. ha presidido la comisión de la ONU para la reforma del sistema financiero internacional durante un año y, junto con sus colegas, ha hecho amplias recomendaciones. Tomando como ejemplo a los principales países industrializados, ¿cree Ud. que sus recomendaciones tienen alguna posibilidad realista de ser implementadas?
Creo que todas tienen eventualmente una posibilidad razonable de ser implementadas. La pregunta es cuándo. Uno de los puntos señalados por nuestra comisión fue que debemos retomar el objetivo de hacer que la globalización funcione.
La crisis demuestra que la globalización tiene dos caras. En el pasado facilitó cosas positivas. Posibilitó el crecimiento de algunos países. Pero también ha tenido un lado negativo. Ha posibilitado una crisis que se originó en Estados Unidos y luego se propagó por todo el mundo. Si no manejamos mejor la globalización tendrá lugar una desglobalización.
La canciller alemana, que enfrenta una elección general este otoño, ha prometido reducir impuestos, pese al abultado déficit presupuestario, diciendo que ello estimularía el crecimiento y motivaría a la gente. En lo que concierne a la economía alemana, que se encuentra en depresión, ¿cree Ud. que tendrían sentido tales recortes?
Yo sería cuidadoso con las reducciones de impuestos en esta coyuntura. Como medio para estimular la economía, yo concentraría más energía y atención en inversiones de alto rendimiento en investigación, tecnología, educación, infraestructura y ecología. En general, esa es una mejor manera de canalizar recursos públicos porque, al crear un pasivo, se crea también un activo y, si tuviéramos un buen sistema de cuentas públicas, veríamos que la inversión pública fortalece más a la economía.
¿Hemos visto ya lo peor de la crisis económica y puede ocurrir que, después de todo lo que se ha dicho y hecho, el sistema financiero permanezca ampliamente inalterado y todo vuelva a funcionar como si nada hubiera pasado?
Creo que hay un riesgo razonable de que tengamos otro episodio, con muy serias consecuencias. Ciertamente, todavía no hemos salido del atolladero. Hay cierta posibilidad de que nos abramos paso en forma confusa, no hacia una pronta recuperación sólida, sino más bien hacia un estancamiento al estilo japonés.
En Estados Unidos, que conozco más de cerca, tenemos problemas en el sector del comercio de bienes raíces, en nuestro sector inmobiliario non-subprime, en nuestras tarjetas de crédito, en nuestro sector asegurador, en nuestros créditos comerciales. Tenemos una larga serie de problemas que estarán sobre el tapete en los próximos meses. Debemos atravesar todas esas dificultades. Pero una de las razones por las que no podemos estar seguros es que nuestros bancos tienen un sistema de cuentas muy malo. Con gran falta de transparencia. Y se esfuerzan por hacernos difícil evaluar hacia dónde van las cosas. Por eso permanecemos en una situación de inseguridad.
En cuanto a la otra pregunta, sobre si es probable que salgamos de la crisis y volvamos a actuar como si nada hubiera ocurrido, creo que a los bancos les gustaría que volviéramos a un mundo como el previo al 2007. La cosa es que eso no es muy probable. Al fin y al cabo, en Estados Unidos y Gran Bretaña el sector financiero estaba inflado. Confundimos medios con fines. Y creo que en el futuro se andará con más cautela.
Pero tenemos que admitir que el sector financiero ha hecho un trabajo notable para resistir algunas de las reformas regulatorias requeridas. No es una sorpresa, considerando los montos de las contribuciones a las campañas y la cantidad de trabajo de lobby que han hecho; cinco lobbyistas por congresista, según ciertos estudios.
Así, el riesgo real es a mi juicio que las cosas queden peor que antes de la crisis. La razón es que la forma en que acometimos el rescate de los bancos y la restructuración de nuestro sistema financiero ha conducido a que los bancos que eran demasiado grandes como para permitir su quiebra, se vuelven aún más grandes.
Sí, los bancos serán regañados por un tiempo, serán un poco más cuidadosos por un tiempo pero, a menos que hagamos claras reformas regulatorias, dentro de pocos años todo esto será un recuerdo y volveremos a lo de antes. Esa es una preocupación muy seria.
Autor: Michael Knigge