Por Evelyn Matthei, senadora por la Región de Coquimbo
Hace algún tiempo atrás en una entrevista con el Diario Financiero y después también con la Radio Bío-Bío hablé sobre el tema de las universidades privadas que por ley no deben tener fin de lucro, pero que, sin embargo, el fin de lucro está ahí a vista y paciencia de todo el mundo y nadie hace nada al respecto.
Producto de esas entrevistas he recibido una avalancha de e-mails de gente denunciando diversas situaciones. Y una de las personas que se me acercó es el jurista, Luis Eduardo Silva, que es Investigador de Docencia Jurídica, y con el cual hemos conversado acerca de la formación de abogados en nuestro país.
Yo quisiera remontarme a cómo surgen estos abogados, señor Presidente, que se forman en dos años y medio.
Los acuerdos de Bolonia, en sesiones que fueron en la misma Universidad de Bolonia, hubo unos acuerdos que en el fondo tenían por sentido llegar a un protocolo que permitiera a los profesionales europeos desplazarse sin dificultad de un país al otro.
En esos acuerdos de Bolonia hubo un énfasis muy fuerte en acortar los pregrados y darle mucho mayor énfasis a los posgrados. Ahora, todo esto se basaba, básicamente, en una educación media muy sólida.
Entonces, España empezó a liderar estos cambios. Lo hizo en forma no muy rigurosa y de hecho ha tenido costos en su calidad académica. Pero desde estos cambios que introdujo España se colgaron en Chile diversas universidades para formar lo que se llaman Programas Especiales de Titulación (PET), en que ofrece a personas con un título previo un segundo título en un período de dos años y medio.
Y así surgen entonces los abogados de dos años y medio. O sea, usted ponía haber tenido un título en veterinaria, o en dentística, o en computación, pero permitía no es cierto con dos años y medio obtener el título de abogado.
El Colegio de Abogados, en el año 2003, publicó su preocupación y rechazo en una muy amplia inserción, y también la Corte Suprema, presidida entonces por don Marcos Aburto, expresó su molestia o su disentimiento acerca de estos programas de abogados en dos años.
¿Por qué surge esto?. Porque en Chile, al contrario que en el sistema europeo, las autonomías que se otorgaron a las universidades se dieron en forma abierta, es decir, usted obtenía la autonomía y la obtenía para cualquier actividad académica que quisiera hacer de ahí para adelante.
En Europa, en cambio, las autonomías son sectoriales: usted presenta el proyecto universitario que tiene en el minuto en que pide la autonomía, y en ese momento le dan la autonomía, pero solamente respecto de lo que está haciendo en ese minuto. Si usted quiere ampliarlo a más carreras, a más sedes, a más universidades, tiene que volver a pedir otras autonomías para lo nuevo.
En Chile, en cambio, sucede, por ejemplo, que la UNIAC nace y obtiene la autonomía con un proyecto en el ámbito de las comunicaciones de televisión, de radio o de escenografía, y después hace una escuela de derecho.
La recientemente creada Universidad Pedro de Valdivia es conocida por su pregrado, por sus preuniversitarios. Resulta que ahora da clases de Medicina.
La Academia de Humanismo Cristiano convalida sin programa, solo con certificado de concentración de notas, los cinco años de la carrera de Derecho y otorga la licenciatura en Derecho a través de un curso de 11 meses. ¡Once meses y casi 2 millones! Porque eso es lo único que importa, Presidente, los dos millones de pesos que tienen que pagar.
Entonces, por ejemplo, hay personas que han egresado hace 10 años o más de alguna universidad. Hay personas que han fracasado 3, 5, 7, 15 veces -no sé cuántas veces se puede fracasar- en el examen de grado en Derecho, pero se van a esta universidad de la Academia de Humanismo Cristiano, pagan naturalmente los 2 millones de pesos, fíjense que les emiten un certificado de Habilitado en Derecho -jius postulandi- que lo faculta a litigar y a actuar en tribunales como si fueran alumnos regulares de quinto año. Y después, con unos cursitos de 11 meses, en tres ramos, le dan el título.
Pero, además, ahora se está dando otro tráfico de contenido y de crédito académico. Fíjese, Presidente, que
Quería decir, en primer lugar, que los PET los están haciendo la UCINF (la Universidad de la Ciencia y la Informática), la UNIAC, y quiero decir, por ejemplo, que ni en Estados Unidos siquiera hay tanta libertad en esta materia. Porque ahí, cualquier persona, para poder ejercer tiene que dar el examen. Sin el bar exame usted no puede hacer nada, no puede litigar.
Pero, ahora hay un nuevo tráfico, que es el tráfico de convalidaciones entre universidades. Por ejemplo, usted hace uno o dos años en una universidad equis, supóngase en la Universidad Diego Portales, que es una buena universidad, que hay que entrar con un buen puntaje, etcétera. Pero después, entonces, quiere sacar el título un poquito más rápido y, entonces, de ahí se va a la Universidad Pedro de Valdivia y le digo: "Mire, yo tengo dos años con buenas notas en la Diego Portales". Entonces, esa Universidad le convalida todo el tercer año, da dos o tres exámenes de preguntas relevantes, no más; diez preguntas sobre un ramo que nadie sabe, además, si se han puesto de acuerdo antes, y salta de segundo a tercero y medio o a cuarto año de Derecho. ¡Así, no más es!
Y ahora encontraron otro negocio. La UCINF y la Academia de Humanismo Cristiano descubrieron que en Chile -como le decía- existe un ejército de egresados sin recibirse. Entonces, se pueden haber egresado en 1968, uno lleva el certificado de notas o, por ejemplo, puede haber salido de la Mariscal Sucre, o de la Del Real, o de La República, que han quebrado, pagan casi 2 millones de pesos y a uno le hacen egresar a través de su universidad con un curso que dura siete meses. Tres de esos meses se preocupan de ver temas de derechos humanos. Y lo presentan a uno como si hubiera hecho 5 años en la Universidad Academia Humanismo Cristiano.
Esto es un escándalo. Es un escándalo de marca mayor. Porque resulta, que en el ejercicio de la carrera de Derecho hay un tema que tiene que ver con la credibilidad pública, señor Presidente, tiene que ver con la fe pública.
Uno puede poner en manos de un abogado que a lo mejor no sabe nada, puede poner todo su patrimonio y puede poner también la libertad suya, de un pariente o de alguien contra el cual está litigando.
Y resulta, que cuando usted contrata a una persona que tiene colgado el título de abogado, usted no tiene por qué estar preguntando de qué universidad salió, qué cursos hizo, qué notas obtuvo. Usted supone que si en Chile, que se supone que es un país serio, usted tiene el título de Abogado es porque tiene algunos conocimientos básicos. Y resulta que aquí, en Chile, están obteniendo el título de abogado gente que de Derecho no tiene idea; no tiene idea.
Quiero señalar que hace muy poco tiempo atrás la Corte Suprema emitió un instructivo. No lo llamaron autoacordado, porque no podría ser autoacordado, porque estaría metiéndose en lo que es la autonomía universitaria. Pero, la verdad, es que no tiene por qué ser la Corte Suprema la que a través de instructivos o autoacordados que son un poco, se está estirando un poco la ley, pero la Corte Suprema está abordando un tema que nosotros como legisladores debiéramos abordar.
Resulta que la Corte Suprema es la que entrega los títulos y no puede estar arriesgándose a entregarle títulos a gente que es absolutamente ignorante del Derecho. Entonces, la Corte Suprema ha hecho lo único que ha podido hacer: ver qué puede hacer con tal de resguardar la parte que a ella le cabe en el otorgamiento de un título a una persona que va a tener la fe pública, justamente, porque ella le ha entregado el título.
Entonces, creo que ha llegado el momento de poner orden. Ya pusimos orden, por ejemplo, en Medicina. En Medicina para usted ejercer y poder acercarse a pacientes va a tener que dar un examen nacional de conocimientos de Medicina, tanto para los médicos que egresen de universidades chilenas, como para médicos extranjeros o médicos chilenos que hayan estudiado en el extranjero y que quieran ejercer en Chile.
Y yo creo que hay que avanzar también, en materia del Derecho y Pedagogía porque es una vergüenza que con asistir a clases un día sábado en la mañana una vez al mes, o una vez cada dos meses se obtenga el título de Profesor. Por eso es que tenemos los resultados que tenemos en materia pedagógica, con un 40 por ciento de los niños que no entienden lo que leen en cuarto básico.