NOTA DE DISCURSEANDO: Como ustedes saben yo escribí un trabajo que se llama Grecia-Roma a Lagos” que es un análisis que yo hago de los discursos del Presidente Ricardo Lagos y que mediante ese especial discurso llega a una adhesión ciudadana de cerca del 75 % además incluye la totalidada de los discursos, intervenciones, improvisaciones del Presidente. La Publicación de este libro esta pendiente aún en busca de editorial. Saludos Rodrigo González Fernández, www.consultajuridica.blogspot.com
Guardado por David en en su moleskine a las 1:43 pm
Un post a petición de los oyentes de Gran Vía… Ayer en la SER participé en un reto muy divertido. Toni Garrido y Javier Gallego me habían planteado escribir a lo largo del programa un discurso que leerían al final y que dejarían al juicio de los oyentes. La idea era utilizar las mismas herramientas que los políticos para convencer a los oyentes de que no cambiaran de emisora y siguieran el programa regularmente.
Al final el discurso, a juicio de los oyentes y de la gente del programa, no quedó nada mal. Hay que decir que la voz de Toni y sus dotes interpretativas le dieron mucho cuerpo. Y a fin de cuentas la voz y la personalidad del que ha de leer el discurso es uno de los instrumentos con los que uno cuenta y para los que uno escribe, igual que un compositor cuenta al crear con el timbre de los instrumentos y la pericia de su solista.
Al final del programa uno de los oyentes llamó por teléfono para preguntar por bibliografía sobre este tema. La verdad, es que hay poca y mala. Y sobre todo mal orientada, así que le dirigí aquí al blog y le prometí un post al respecto. Éste.
Naturaleza del discurso
Un discurso es una oferta argumentada. Ofrecemos a los demás incorporarse a un compromiso que previamente hemos asumido nosotros.
Construyendo la legitimidad del orador
Por eso en la primera fase de un discurso lo que hacemos es construir la legitimidad del orador para hacer esa oferta. Eso se consigue explicitando los contextos, definiendo la identidad del orador en relación al tema del discurso.
Ayer, dado el tema, opté por un tono muy intimista. Los recuerdos de la vida de Toni se ordenaban como una sucesión de voces y sonidos -por otro lado casi universales, como el latido del corazón de la madre o el primer beso- generando una identificación entre el yo de quien hablaba y el medio que defendía, la radio. Pero hay otras opciones, pensemos en los dos mejores discursos de la Historia: el del día de San Crispín de Shakespeare y el Gettysburg address de Lincoln. La legitimidad se puede construir desde el yo (como el rey Enrique en San Crispín) o desde el acerbo común (el “nuestros padres” de Lincoln).
Los valores
Esta fase acababa en un punto de inflexión cuando Toni decía: “y todo eso hace la radio en la que creo“. A partir de ese momento, en el que aparece la creencia, en el que empiezan a proyectarse los valores, el yo desaparece y es sustituido por un nosotros que progresivamente se irá ensanchando hasta involucrar al que escucha.
El antagonista
El discurso político es una herramienta que pretende alcanzar un compromiso y por tanto definir una identidad sobre él. No existen discursos exclusivamente en positivo, requieren un antagonista. Este antagonista puede ser genérico -la vergüenza y el deshonor en el caso del rey Enrique- o puede personalizarse más o menos claramente -los secesionistas en el discurso de Lincoln. Pero si la unión -que pretendemos ver sellada por el compromiso- aparece es porque hay un obstáculo que individualmente no podemos salvar. El antagonista es o bien el freno o bien la negación de aquellos valores que pretendemos plasmar y viene definido por ellos.
Es más, el antagonista, puede crecer hasta convertirse en una amenaza directa no sólo a nuestros valores, sino al propio nosotros con el que el oyente se ha ido identificando. Ninguna imagen más poderosa, chocante y atroz que la de la sangre cubriendo el campo de batalla en el Gettysburg address.
Reidentificación sobre el antagonista
Así, antes de la propuesta, el orador puede redefinirse ya desde el nosotros gracias a la oposición al antagonista. Es en realidad una reafirmación de los valores expresados antes, pero no sobre lo biográfico o el contexto del orador, sino sobre lo común que le une con su audiencia.
El giro más increible seguramente sea el shakesperiano, cuando Enrique redefine el nosotros de la forma más terrible que jamás se hizo en un discurso: “no quiero morir con quien tema morir conmigo”
En el discurso de ayer opté por un pequeño homenaje personal a Srdja Popovic. Toni decía en el momento álgido de su discurso:
Hay (…) gente a la que les gustaría vernos solos, tal vez, incluso, silenciados.
Pero créanme. Esta apuesta merece la pena.
Merece la pena porque amamos la vida.
Porque hemos decidido amar la vida y la vida no se puede derrotar ni silenciar.
Somos un grupo de fanáticos de la vida que quieren invitarles a disfrutar …
La oferta
Es en ese momento cuando la oferta puede explicitarse. La estructura aquí es muy sencilla y generalmente sigue un esquema relativamente lineal: el orador ofrece un proyecto, una idea, acto seguido liga eso de nuevo con los valores y finalmente, en una frase resume lo que pide a los oyentes.
Recordemos ese genial párrafo final de Lincoln:
It is for us the living, rather, to be dedicated here to the unfinished work which they who fought here have thus far so nobly advanced. It is rather for us to be here dedicated to the great task remaining before us. . .that from these honored dead we take increased devotion to that cause for which they gave the last full measure of devotion. . . that we here highly resolve that these dead shall not have died in vain. . . that this nation, under God, shall have a new birth of freedom. . . and that government of the people. . .by the people. . .for the people. . . shall not perish from the earth.
Comentarios
Existen, evidentemente, muchísimas variantes en la estructura de un discurso.
Seguramente muchos piensen que explicitarlas, explicarlas brevemente como he intentado en este post es un acto de cinismo. No se equivoquen, el discurso político es un contrato entre orador y audiencia sobre unos valores. Su objetivo no es manipular ni embaucar a nadie, al contrario, si hay mentira en el que habla, se constatará precisamente por la diferencia entre los hechos, el programa y el discurso.
El objetivo del discurso es involucrar a una comunidad en un programa, en un conjunto de cosas a hacer. Son los valores y el programa lo que hay que juzgar y el discurso político es el lugar donde ambos se ligan explícitamente. Por eso no puede ser sustituido por los resúmenes en titulares, del mismo modo que no podemos resumir un contrato ni darlo por leído sin haber entendido la letra pequeña.
Más puede pinchar aquí: http://www.deugarte.com/
Saludos www. discurseando.blogspot.com