Cuando se habla de I+D+I (Investigación, Desarrollo e Innovación), enseguida nos colocamos una bata blanca en la cabeza. Esa Santísima Trinidad, que todo el mundo invoca como la solución a la crisis, como catalizadora de un salto en la productividad empresarial, y por ende, como una garantía de competitividad, esta asociada a la Ciencia y Tecnología. Y si apuramos más, a la búsqueda de nuevos inventos, de nuevas soluciones técnicas a grandes problemas, etc. Todo ello huele a laboratorio, a centro tecnológico
Esta claro que me parece algo necesario, imprescindible, diría yo. Sobre todo si se logra que el esfuerzo parta de las propias empresas, de la propia sociedad civil, y si se evita que se acabe convirtiendo en la v. 2.0 de la teta pública (la v. 1.0 es la Formación Continua), el maná publico para determinadas organizaciones empresariales, para hábiles supervivientes de la moqueta y el pasilleo. Nada que objetar, por tanto, a que las empresas interioricen esta concepción del I+D+I (aunque en un próximo post haré algunos matices más). Pero creo que no basta, que es necesario algo más.
No se si poder calificarla como I+D+I complementaria o alternativa. Pero sin duda, ese algo existe, y nos jugamos una buena parte de nuestras opciones competitivas en interiorizar su necesidad, en sistematizar sla producción de la misma. ¿De qué hablo?
De lo que Sergio Montoro, en La Pastilla Roja, califica como Economía Repostera. Cito a continuación.
En España prestamos poca atención a los acabados y la presentación.
En España hay productos magníficos de todo tipo, que no se venden proporcionalmente bien en consonancia con su alta calidad debido a que están toscamente acabados y pobremente presentados.
Alguno dirá que no me invente nuevas categorías, que aquí se esta hablando de diseño. Otros creerán que estaría más próxima a la tan traída y llevada Calidad. Probablemente tengan razón. Creo que es un poco de aquello, un poco de esto, y también de marketing, de sensibilidad, de
Diría también que una actitud de respeto hacia el producto y hacia el cliente, que impregna a toda la empresa. Algo que hace que todos remen con el objetivo de hacer el producto sumamente deseable por el cliente, imponiéndose a la competencia, y que acaba superando las expectativas creadas. Casi nada. Si me pongo snob vendría a ser una cool I+D+I.
¿Ejemplos? Muchos, ahí tenemos el caso de Apple. Es posible que muchos invoquen la superioridad tecnológica de Apple frente a otros para explicar su supervivencia, ante múltiples amenazas. Yo no lo veo así. Creo que de haber sido sólo eso, seguramente habría resultado barrida hace tiempo. Creo que Apple, y sobre todo sus nuevos productos, venden imagen, venden moda, un hig tech way of life, ciertamente minimalista, que en ocasiones roza el Zen. Y es curioso como en el Zen, en su estética, se halla un punto de encuentro con otros grandes monstruos competitivos. Me refiero a las empresas japonesas. Todo el mundo habla sobre sus costes, el el just in time, la tecnología, como sus herramientas para triunfar. Sin duda, pero cualquiera que les conozca de cerca sabrá que son sumamente exigentes en materia estética o de calidad. Numerosos productos que en España se venden sin problemas en los Hiper jamás serían vendidos en Tokio, por no transmitir una imagen limpia, depurada
matizando a Sergio diría que esos productos toscos es posible que se vendan en España, pero con mucha más dificultad en países altamente desarrollados.
Las formas, por mucho que en España se hayan minusvalorado, son muy importantes.
Vía | La Pastilla Roja
En El Blog Salmón | El absurdo I+D de Gillette, Líderes mundiales en I+D
Foto | kafka4prez