Es sabido que producto de la bonanza del cobre el Estado de Chile, ha depositado importantes cantidades de dinero en el extranjero, particularmente en Estados Unidos de Norteamérica y en Europa, a lo que hay que agregar las reservas del Banco Central.
Tales recursos se mantienen, de manera prioritaria, depositados en bancos extranjeros, obteniendo magros intereses, como único beneficio.
Por otro lado, producto de la crisis financiera internacional y de factores asociados al petróleo, se está desarrollando un proceso de inflación, no sólo en Chile, sino que también en la economía general externa, lo cual ha incidido sustancialmente en el aumento de precios de los bienes que se importan y que afectan en forma importante el incremento o aumento del IPC.
Chile está importando bienes desde el exterior, a precios elevados, producto de la inflación externa por ejemplo en petróleo, alimentos, maquinarias-, sin embargo, los dineros depositados en los bancos extranjeros por el Estado de Chile se han estado desvalorizando producto de la misma inflación. Sólo se esta ganando intereses.
Durante parte importante del año pasado y lo que va corrido del presente, a nivel internacional, se viene recomendando a los inversionistas, defenderse de la inflación, no a través de depósitos en bancos, que sólo obtienen intereses, sino que invirtiendo en oro o en los comodities, que son precisamente los bienes que se transan a nivel internacional y que han estado subiendo de precio.
Si el Estado de Chile hubiera invertido parte, y solo parte, de los dineros provenientes de la bonanza del cobre, no en intereses, sino que en activos o bienes como los que hemos señalado en el párrafo anterior, nos e habrían sufrido las desvalorizaciones que están experimentado los dineros depositados en el extranjero.
De esta forma, por un lado Chile está importando inflación y esa inflación incrementa el IPC mensual, pero por otro lado Chile está prestando a los países desarrollados, al sistema financiero internacional los dineros provenientes de la bonanza del cobre, los que progresivamente se vienen desvalorizando como consecuencia de la inflación internacional.
Pero no solo lo anterior, sino que también tales recursos depositados en el extranjero permanecen inmovilizados en los bancos en Estados Unidos y Europa, en el fondo prestados por Chile a los países desarrollados y sin ser empleados en nuestro país para dinamizar la economía; bajo el pretexto que se está ahorrando para el futuro; mientras la actual generación, la gente común y corriente, los consumidores, ven disminuir sus ingresos que son diluidos al incrementarse mensualmente los precios.
La inflación anual promedio es de un 8%, en cifra redondas, pero la inflación de los dos quintiles de inferiores, bordea ya el 15% anual y en materia de alimentos alcanza ya un 23%, lo que significa una pérdida colosal de calidad de vida. Este es otro crimen social.
Las autoridades de gobierno Ministerio de Hacienda-, y el Banco Central de Chile para combatir la inflación están siguiendo únicamente la ortodoxia liberal tradicional, pero se están marginando completamente de la realidad financiera internacional que se desenvuelve en una crisis bastante significativa.
El incremento de las tasas de interés, derivadas de la última resolución del Banco Central, disminuirán aun más el crecimiento de la economía y ya podemos hablar con verdadera certeza de un decrecimiento de la economía, si consideramos el crecimiento anual de la población. Además, si le restamos el PIB asociado al Cobre, el resultado es muy grave, posiblemente crecimiento 0 ó decrecimiento.
El aumento de la tasa de interés decretada por el efecto indicado produce aún más un mayor diferencial con la que existe en Estados Unidos, lo cual tiene negativos efectos y facilita la entrada de capitales especulativos, con lo cual se afecta el precio del dólar y con ello se dispara contra la estrategia exportadora de país. Así, en vez de aprovechar la coyuntura internacional y mejorar la competitividad del país hacemos justamente lo contrario y perdemos esta ventaja comparativa a cambio de un depósito que cada día vale menos y que afecta la estrategia de desarrollo.
Esta falla de política económica de corto plazo se une a otras y viene a agravar el proceso de desarrollo basado en favorecer a las grandes empresas, que siempre se la arreglan, a costa de los demás, lo que ya ocurre por 10 años desde 1998.
Es decir hace 10 años, que vamos errando el camino. Por eso cada día hay más concentración menos familias acumulan la riqueza y se aumenta la brecha en casi irreversible entre 210.000 familias con ahorros a nivel mundial y el resto de los chilenos.
La balcanización económica está a la puerta.