La actriz Daryl Hannah ha sido arrestada en tres ocasiones por actos de desobediencia civil.
La desobediencia civil es una forma de protesta utilizada por grupos activistas para llamar la atención pública hacia su causa, ya sea moral, social o política.
El método está inspirado en gran parte en la postura no violenta del líder independentista indio Mahatma Gandhi y, a través de las épocas, ha sido clave en la lucha por los derechos civiles, el movimiento antinuclear y la defensa del medioambiente.
Como es principalmente una manera de ganar publicidad, los eventos tiene más impacto si en él participan los famosos y célebres.
Tal fue el caso, a finales del mes pasado, cuando la glamourosa actriz hollywoodense Daryl Hannah fue arrestada frente a la Casa Blanca en Washington por ocupar ilegalmente un espacio público en protesta contra el plan de construir un oleoducto desde Canadá hasta el Golfo de México.
No es la primera vez que Hannah es protagonista de un acto de desobediencia civil. La actriz, una conocida defensora del medio ambiente, ya ha sido llevada en esposas en dos ocasiones anteriores.
Motivos
Isabel Castillo arriesga ser deportada por su activismo.
Aunque un acto de este tipo constituye una violación relativamente leve de la ley, la participación en ellos tiene sus riesgos, pues implican un enfrentamiento con las autoridades y un proceso legal. Pero el trato no es el mismo para todos.
En Estados Unidos, la desobediencia civil ha estado asociada con los movimientos hippies y estudiantiles de los años 60 que protestaban particularmente contra la guerra de Vietnam, derechos de las minorías y otras quejas contra el gobierno institucional.
En este país está profundamente arraigado el concepto básico que la autoridad del gobierno deriva del pueblo y que si sus leyes son injustas o destructivas, el pueblo tiene el derecho y deber de alterar o abolir dicho gobierno.
Esa idea es la que motiva a los activistas que arriesgan ser arrestados, servidos con una orden de comparecencia y emitidos con un prontuario policial.
También los motiva que los medios estén presentes.
"Cuando ya no funcionan las avenidas establecidas, como las llamadas telefónicas, envío de cartas y faxes y visitas a los legisladores, llega el momento de intensificar las acciones"
Isabel Castillo, activista indocumentada
"Sería absurdo hacer un acto de desobediencia civil si las cámaras no están allí", expresó a BBC Mundo Isabel Castillo, cofundadora de la Alianza Nacional de Jóvenes Inmigrantes.
De niña, Castillo fue traída por sus padres como indocumentada a Estados Unidos. Ella hace campaña para lograr la aprobación de la ley conocida como el Dream Act, que normalizaría la residencia de centenares de miles de jóvenes entraron ilegalmente al país, pero se destacan en sus estudios y muestran buen carácter.
"Cuando ya no funcionan las avenidas establecidas, como las llamadas telefónicas, envío de cartas y faxes y visitas a los legisladores, llega el momento de intensificar las acciones", declaró.
Arresto, proceso y juicio
Durante una protesta, Isabel Castillo y otros manifestantes ocuparon pacíficamente los corredores del Capitolio frente a la oficina del senador demócrata Harry Reid para pedir la promoción del Dream Act en la Cámara Alta.
Sucedió lo mismo que con Daryl Hannah.
"Nos anuncian que estamos bajo arresto, nos leen nuestros derechos, nos esposan y nos llevan a la cárcel", describió Castillo de su experiencia. "Nos quitan todo, nos procesan, toman huellas y nos llevan frente a un magistrado".
"La efectividad de una desobediencia civil depende del contexto político, cómo la cubren los medios, la cobertura y hacia quién está dirigida la acción"
La joven dice que el trato de la policía algunas veces suele ser más rudo que cuando se trata de una celebridad. De hecho, el congresista Luis Gutiérrez, que también ha participado en estas protestas, fue tratado con mucho respeto durante su arresto.
"Ciertamente hay un sentido de mucha más discreción cuando se trata de alguien conocido y los ojos de los medios están atentos", comentó David Bennion, abogado de una ONG que trabaja con indocumentados y asesora a activistas que piensan participar en desobediencia civil.
También depende de las fuerzas del orden. "Si estas están acostumbradas a este tipo de actividades, como en la capital, la tendencia es a tomar las cosas con más calma", dijo.
Expediente
La desobediencia civil pacífica está inspirada en el activismo de Mahatma Gandhi.
En estados donde hay sentimientos antiinmigrantes más intensos, la respuesta puede ser más fuerte e intimidante, indicó el abogado a la BBC. Las circunstancias también pueden determinar los cargos, las penas y las fianzas que se imponen a los arrestados.
"A mi me impusieron una fianza de US$2.000, mientras que alguien que había robado un carro solo tuvo que poner US$400 para salir libre", indicó Isabel Castillo.
Pero ahí no terminan las cosas. Los acusados son citados a comparecer a juicio, después del cual pueden terminar en la cárcel o ser multados.
Así queden exonerados, tendrán para siempre un expediente policial que tendrán que cargar el resto de sus vidas. Pero eso no le preocupa a Isabel.
"Estoy orgullosa de explicar tengo este expediente. Yo no robé ni nada de eso. Exigí simplemente el derecho al sueño americano, a la educación y a ser tratada como ser humano", resaltó.
Añadió también que lograron que al día siguiente senador Reid anunciara que propondría la votación en torno al Dream Act, que aún debe ser aprobado por el Senado.
Impacto
"La efectividad de una desobediencia civil depende del contexto político, cómo la cubren los medios, la cobertura y hacia quién está dirigida la acción", señaló el abogado Bennion,"pero hay ramificaciones".
Cuando se trata de activistas indocumentados también intervienen los agentes de inmigración, quienes pueden iniciar un proceso de deportación de los arrestados.
"Yo no robé ni nada de eso. Exigí simplemente el derecho al sueño americano, a la educación y a ser tratada como ser humano"
Isabel Castillo, activista indocumentada
Sin embargo, en este caso, los casos fueron derogados.
Bennion cree que se debe mucho a la simpatía pública que han logrado estos jóvenes que luchan por quedarse en el país.
También el hecho que estos activistas habían perdido el miedo y no temían revelar sus nombres ni su situación públicamente, así estuvieran arriesgando sus futuros, sus vidas y las de sus hijos.
"Eso tuvo mucho impacto. Tanto entre el público, los políticos y aún los policías. No podían entender por qué estaban tomando ese riesgo", concluyó el abogado.