Ex alcalde de Nueva York habló con María Isabel Rueda de Bogotá y sus claves contra la inseguridad.
Cómo le gusta que lo recuerden mejor: ¿como el hombre del 11/9 o como el alcalde que logró la misión imposible de devolverle la seguridad a Nueva York?
Probablemente como lo segundo, porque era más difícil. Con el terrorismo no tenía otra opción que lidiar con él, casi de una manera impulsiva. Pero reducir el crimen era algo que la gente creía que nunca se podría hacer en la ciudad de Nueva York.
Llegó a ser una de las más inseguras del mundo y hoy es una de las más seguras de los EE. UU. ¡Usted logró reducir el crimen un 65 por ciento y el asesinato en 70 por ciento!
En 30 años de lucha, la conclusión era que no había nada que hacer al respecto. Que el crimen no se podía disminuir, que tampoco la pobreza, la demanda de asistencia social, que no, que no, que no... Yo cambié todas esas cosas. De modo que creo que probablemente prefiero ser recordado por cambiar cosas que otras personas no pudieron cambiar.
Para ello utilizó una serie de políticas que tienen nombres muy curiosos. Por ejemplo, ¿qué fue el Compstat? ¿Se podría aplicar en Bogotá?
Compstat es un programa de computador que mide el crimen todos los días en todas las zonas de la ciudad, para ver en un mapa dónde está aumentando y dónde está disminuyendo y de cuáles tipos de crímenes se trata. Si está ocurriendo un número inusual de robos de residencias, o de robos de vehículos, o de asesinatos, cada una de estas cosas recibe una respuesta diferente de las autoridades. Yo desarrollé ese programa con el jefe de la policía de Nueva York. Desde entonces se ha venido utilizando por 16 años y ha demostrado cada uno de esos años ser exitoso en reducir el crimen. El alcalde Bloomberg lo ha perfeccionado aún más. Algunas veces la reducción ha sido del 2 o el 3 por ciento, otras del 5 o el 6 por ciento, algunos años ha llegado hasta el 12 por ciento.
Otra de sus políticas se llama 'Ventanas rotas'...
Las 'Ventanas rotas' es la filosofía de preocuparnos por las cosas pequeñas, de no dejar que las cosas se salgan de control. Y la forma de traducir esa filosofía es recuperar las calles que estaban en manos de los delincuentes, para no dejarles imponer en ellas condiciones de desorden y temor. Hay que deshacerse de los expendedores de drogas en las calles, de las personas que roban billeteras, carteras, celulares. Logramos hacer que las condiciones de las calles fueran razonablemente seguras, de modo que las personas no tuvieran que temer al salir a caminar. Desde luego, uno no puede eliminar la totalidad del crimen. Hay que hacer un esfuerzo y ver cómo tener el mayor impacto para reducirlo tanto como sea posible.
¿Ese es parte del 'know how' que vino a recomendarle a la candidata Parody para aplicar en Bogotá?
Recomiendo tanto implementar el Compstat como aplicar en Bogotá la filosofía de las 'Ventanas rotas'. He estado familiarizado con Bogotá durante mucho tiempo. Primero desde lejos, cuando era fiscal general de los Estados Unidos en los años 80 y trabajaba en conjunto con la policía de ustedes para capturar y extraditar a los traficantes de drogas. Y después comencé a venir acá a comienzos del 2000. Esta es la tercera vez que vengo a Bogotá. Comparto su preocupación de que los bogotanos tienen grandes problemas. Pero, como una persona de afuera, también veo que han hecho bastantes mejoras. Es una ciudad mejor de lo que era seis o siete años atrás, y un mejor país de lo que era hace veinte o treinta años. Van por este camino y no van a querer entorpecerlo, sino dar el siguiente paso.
Pero la criminalidad sigue siendo el peor problema que tenemos ahora en Bogotá. ¿Qué otros consejos le daría a la candidata que asesora para rescatar a la ciudad?
Creo que la reducción del crimen es una cuestión de voluntad política. Si usted tiene la voluntad política de hacerlo, usted lo puede lograr.
¿Y usted cree que su pupila tiene esa voluntad política?
Claramente, sí. Llevo meses trabajando con ella en el diseño de su plan de seguridad para Bogotá. Y en su campaña se ha comprometido firmemente con eso. Fui elegido alcalde de la ciudad de Nueva York porque los neoyorquinos estaban hastiados con la cantidad de crímenes en la ciudad. Y yo sabía que tenía que tener éxito. Si no lo logro, me habrían tumbado. Así que cuando uno basa su campaña en una premisa determinada, eso es una buena señal de a qué le estará dedicando tiempo si es elegido.
A usted lo tienen catalogado de líder. ¿Cuál es la clave del liderazgo?
Yo creo que liderazgo se define como la capacidad de determinar una dirección. De indicarles a las personas cuál es la dirección que tomaremos, y organizarlas para que avancen en esa dirección. En este caso, establecer la meta de reducir el crimen, recuperar los vecindarios y ver cuáles son todas las cosas necesarias para llevarla a cabo. Mire, hacer eso requiere valentía. Porque es un riesgo. Si usted no marca una dirección, nadie puede hacerlo responsable de haber incumplido nada. Me precedieron muchos alcaldes que no tenían una dirección para la ciudad. De modo que, cuando las cosas iban mal, decían que no había nada que pudieran hacer al respecto. Sube el crimen, 'no hay nada que yo pueda hacer'. Sube el desempleo, 'no hay nada que yo pueda hacer'. Si usted es un líder, usted establece metas y dice 'yo voy a resolver este problema'. Pero ahora lo van a hacer responsable, va a tener que hacerlo, o si no va a ser muy impopular y lo van a sacar del puesto. Un líder es la persona que tiene la valentía, la inteligencia, el carácter para establecer una dirección y decir 'esto es lo que voy a hacer, apóyenme'. Y creo que muchas personas no son capaces de hacer eso. La candidata Parody ya ha establecido la dirección. Estoy aquí para ayudarle a ella con algunas ideas de cómo llegar allá.
No muchas personas han sido reconocidas como héroes en portada de 'Time' como usted, o investidos con el título de caballero, 'Sir Ruddy', por la reina Isabel por su heroísmo. ¿Es usted todavía un hombre modesto?
Sí, seguro, lo soy. Todos esos honores los recibo con mucha humildad, porque pienso que no me pertenecen solamente a mí. Les pertenecen a miles de personas que me ayudaron. Fue su valentía. Yo fui algo así como un símbolo de ello. Cuando fui investido caballero o cuando recibí palabras con motivo del 11 de septiembre, siempre dije que estaba sobre los hombros de gigantes, todas esas personas que hicieron posible que me destacara. Pero no me siento cómodo cuando se dice eso de mí; me siento algo avergonzado.
Pero usted sabe que es una leyenda...
Mire, le digo, estoy muy dispuesto a recibir crédito y reconocimientos por reducir el crimen, reducir las necesidades de asistencia social, crear de nuevo puestos de trabajo para la ciudad de Nueva York. Redujimos en 60 por ciento las necesidades de asistencia, aumentamos el empleo entre un 50 y un 60 por ciento, yo hice todo eso. Me enorgullezco más de esas cosas que por lo del 11 de septiembre. Porque para mí lo del 11 de septiembre fue mucho más grande de lo que yo podía manejar solo. Simplemente en esa oportunidad hice lo mejor que pude y recibí mucha ayuda.
En Colombia hay una iniciativa para penalizar nuevamente y de manera absoluta el aborto. Entiendo que usted es radicalmente antiaborto, pero apoya la libre elección de las mujeres...
Sí. Esta es una decisión moral muy personal para las personas. Algunos creen que el aborto es un pecado y no lo harían. Otras personas creen que el aborto es lo correcto, que la mujer debe tener el derecho de tomar una decisión acerca de su cuerpo y de su futuro. Yo pienso que en una democracia lo mejor que se puede hacer es dejar que esa elección sea una decisión personal y no una decisión del gobierno.
Hablo por Norteamérica, no puedo aconsejar a Colombia sobre algo que en alto grado es una cuestión de tradiciones, de origen y de moral; pero estoy muy seguro de que lo correcto en Norteamérica es dejar que las mujeres tomen ellas mismas esta decisión. Pero esa forma de pensar no se le debería imponer a alguien que practica otra religión, que tiene otra forma de verlo. Por eso creo que la mejor solución es que el gobierno se mantenga al margen de las vidas privadas de las personas.
Por pura curiosidad: ¿es cierta la leyenda de que usted, cuando era Fiscal, ganó 4.125 casos y solamente perdió 25?
Bastante cerca, bastante cerca. Creo que fueron 29.
Alguna vez dijo que es mejor ser respetado que amado. ¿Sigue pensando lo mismo?
Sí, yo pienso eso. Creo que es mejor ser respetado que amado. Porque algunas veces puedes ser amado por todas las razones equivocadas. Porque eres muy fácil, porque las personas piensan cosas de ti que no son ciertas en realidad. Si quieres ser líder, el respeto es mucho más importante que el amor. Y si las personas te respetan, ellas eventualmente te apreciarán.
¿Y cuándo vuelve a Bogotá?
Cuando la candidata Parody me necesite.
MARÍA ISABEL RUEDA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO