La reducción de las emisiones de gases dañinos sigue siendo la prioridad, dicen los autores del informe.
Muchas propuestas de "ingeniería verde" para reducir el impacto del cambio climático son "técnicamente viables", ha concluido un estudio de la Sociedad Real del Reino Unido (UKRS, por su sigla en inglés).
Los abordajes de la geoingeniería podrían ser efectivos, dicen los autores del informe.
Pero el estudio de la UKRS advierte también que su potencial no debería distraer a los gobiernos de su cometido de reducir las emisiones de los gases que provocan el efecto invernadero.
Estos proyectos de ingeniería a los que se refiere el estudio podrían tanto "eliminar" el dióxido de carbono de la atmósfera, como desviar los rayos solares del planeta.
La geoingeniería y sus consecuencias son el precio que tendremos que pagar por fallar a la hora de prevenir el cambio climático
John Shepherd
Las ideas van desde la instalación de espejos gigantes en el espacio, hasta la creación de enormes esponjas que absorban el CO2 y "limpien" el aire.
Aunque suenen bastante ambiciosos, muchos de estos esquemas tienen mérito potencial, y deberían investigarse más, dice la UKRS.
Los autores del informe añaden que de todas formas la tecnología disponible para estos diseños apenas está en desarrollo, y que persisten lagunas de conocimiento en cuanto a "su eficiencia, costo e impacto ambiental".
Una de las tecnologías considerada demasiado "riesgosa" fue la inyección de hierro en el océano para fomentar el crecimiento y la reproducción de algas, que según los autores podría provocar "daños considerables" a la vida marina y las reservas de agua dulce en los estuarios y las costas.
Ganando tiempo
Rociar las nubes con sal podría ayudar a enfriar el planeta.
El estudio recalca que la ingeniería sólo tendría un impacto limitado en la lucha contra el cambio climático, y que los esfuerzos deben concentrarse en la reducción de emisiones de CO2.
"Los gobiernos deberían hacer esfuerzos renovados para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a sus consecuencias, y en particular ponerse de acuerdo para reducir en un 50% los niveles de emisión de 1990 para 2050, y luego todavía más", dice.
Pero se deberían "investigar y desarrollar más" las opciones de geoingeniería, para descubrir "si los métodos de bajo riesgo pueden estar disponibles si se vuelve necesario reducir el calentamiento en este siglo".
De los dos abordajes básicos de la geoingeniería, los autores prefieren aquellos que eliminan el dióxido de carbono, ya que devolverían el sistema climático a un estadio cercano al pre industrial.
Pero los autores del informe reconocen que hoy por hoy varias de estas opciones son demasiado costosas como para que se puedan implementar a gran escala.
Esto incluye las propuestas de "capturar y almacenar" dióxido de carbono, lo que requiere que el CO2 sea capturado directamente de las plantas de producción energética para ser depositados bajo tierra.
Otra desventaja es que las propuestas actuales funcionan muy lentamente, de forma que llevaría décadas quitar suficientes volúmenes de dióxido de carbono como para reducir el aumento de temperaturas.
De las técnicas de eliminación de CO2 estudiadas por la UKRS, tres son las que tienen mayor potencial:
1. La captura de CO2 del aire: Éste sería el método ideal, ya que revierte de forma efectiva la causa del cambio climático.
2. Clima mejorado: Su objetivo es modificar las reacciones naturales del CO2 del aire a través de la manipulación de rocas y minerales. Fue identificado como una opción para el largo plazo.
3. Administración de tierras y reforestación: El estudio concluyó que la gestión del uso de las tierras podría desempeñar un papel menor pero efectivo a la hora de reducir las concentraciones de CO2 en la atmósfera.
La captura y almacenamiento subterráneo de CO2 sigue siendo una opción demasiado cara.
Los métodos de "gestión de radiación solar" no quitan el Co2 de la atmósfera, y de acuerdo a algunos modelos, podrían resultar ineficientes porque altrerarían los patrones de lluvias y tormentas, dice el informe.
Pero los expertos sostienen que no deberían cerrárseles las puertas a estos enfoques, ya que podrían ser una forma rápida de reducir el aumento de temperaturas.
Algunas de las sugerencias incluyen la instalación de un espejo gigante en la Luna, la creación de un paraguas enorme de tejidos de aluminio superfino, o arrojar enjambres de pequeños espejos al espacio: un millón por minuto durante los próximos 30 años.
El estudio señala que varias de estas propuestas supondrían un enorme esfuerzo logístico, y que podría llevar décadas implementarlas.
Pero si fuese necesario tomar medidas drásticas de forma inmediata, tres técnicas serían las más viables y eficientes:
1. Aerosoles estratosféricos: Varias erupciones volcánicas han demostrado en el pasado que este método podría ser efectivo.
2. Métodos basados en el espacio: Fueron clasificados como métodos con potencial a largo plazo, pero sólo si se remedian sus problemas de implementación y mantenimiento.
En la reducción del CO2 atmosférico la reforestación podría desempeñar un papel, aunque menor.
3. Nubes de sal: Se rociarían las nubes con sal marina para volverlas más reflectivas.
El informe resaltó la falta de marcos legales para el desarrollo internacional de propuestas de este tipo.
"Los mayores desafíos para la implementación exitosa de proyectos de geoingeniería son temas sociales, éticos, legales y políticos, relacionados con los gobiernos, más que los problemas científicos específicos", dice el informe.
Sus autores sugieren que un organismo internacional competente, como la Comisión de Naciones Unidas para el desarrollo Sustentable, establezca mecanismos para determinar quién podría ser responsable de llevar a cabo investigaciones que podrían acarrear riesgos y beneficios globales.
El profesor John Shepherd, investigador de la Universidad de Southampton, presidió el estudio de la UKRS.
Dijo que es una "verdad innegable que a menos que tengamos éxito en la reducción del CO2, nos encaminamos hacia un futuro climático muy incómodo y desafiante".
"La geoingeniería y sus consecuencias son el precio que tendremos que pagar por fallar a la hora de prevenir el cambio climático", agregó.