(Jesús Bastante).- El Salón de Actos del Colegio Mayor Chaminade acogió esta tarde la presentación de "Cuidar la vida. Cuestiones Bioéticas", el primer libro deJuan Masia, sj en la colección Religión Digital que edita Herder. Casi un centenar de amigos y "fieles" de Masiá se congregaron en el Chaminade, en un ambiente festivo y celebrativo. Pues estábamos de celebración.
"Todos estamos cualificados para hablar de ética", señaló, indicando que "este libro surge de conversaciones sobre estos temas que están inacabados y que todos queremos seguir planteando. La bioética nació como conversación, a dos niveles: académica y de sobremesa, cívica". De hecho, uno de los primeros títulos que pensó fue "sobremesas de bioética". "El futuro de la vida está en nuestras manos".
Temas como el aborto, la eutanasia, los trasplantes, los confines de la vida, en definitiva, son algunos de los asuntos abordados en esta conversación. Masiá recordó en su intervención a Javier Gafo, fundador de la cátedra de Bioética de Comillas, y Francesc Abel, del Instituto Borja de Bioética, recientemente fallecido. "Buena bioética, siempre con debate".
Este libro está escrito para "un público plural, dialogante, creyentes o no creyentes sin fanatismos. Un público en búsqueda de unas respuestas que no están dadas todavía por completo"
"Debemos esforzarnos por comunicar en perspectivas muy diversas", apuntó Masiá, quien aseguró que no quería poner adjetivos a la ética. "La ética no es laica o religiosa, es ética. Eso sí, que no tenga que recelar la secularidad ni se comprometa la religiosidad en estos temas, pero que también la religiosidad sepa proponer criterios sin imponer recetas".
En cuanto al modo de pensar la ética, Juan Masiá reclamó "que no le quitemos al arco iris todos los colores. Porque con el blanco y negro nos encontramos con una ética de código de barras, que sólo te permite o te prohíbe, y que a veces te prohíbe pensar". "Si lo que buscan son soluciones, vayan a la tienda de enfrente", recalcó.
Masiá insisió en el tono propositivo, constructivo y optimista del libro, señalando a los hombres como criaturas "cocreadoras", que entiendan que "tanto el nacer como el morir son procesos, y hay que acompañar ese proceso". "En temas como el aborto y la eutanasia, el problema es cómo acompañamos estos procesos con respeto a la dignidad de cada persona".
En el último capítulo, el dedicado a la moral sexual, Masiá apuntó que "la Iglesia en temas de sexualidad se mete en una piscina donde se ahoga". En este punto, el jesuita habló de lo procreativo, lo placentero y lo personal.
Masiá mostró su preocupación por no ser antimagisterio, pero recalcó que "hacer Teología no es hacer clones de las encíclicas papales". "No hay que confundir la discrepancia con la disidencia, porque no está prohibido pensar y lo normal es que haya discusión. Que la ideologización política o religiosa de los temas bioéticos no nos impide hablar de ciertos temas". En este punto hizo suyas las palabras de los maestros de Salamanca, desde Francisco de Vitoria a Suárez. "No confundan el delito con el pecado", reclamó.
Finalmente, el teólogo jesuita habló de la globalización de la justicia como algo esencial para el futuro de la Humanidad, y también de la moral. "El tema del aborto y la eutanasia son problemas sociales. Pero también son bioéticos los problemas del agua".
Arrancó el acto Eulalia Tort, en representación de Raimund Herder, a cuya editorial pertenece esta colección. Tort destacó que Herder no es una editorial católica, pero sí una editorial de católicas y para los católicos, con un catálogo donde se encuentran autores de la talla de Benedicto XVI o Karl Rahner. Y, ahora también, Juan Masiá.
Por su parte, el director de Religión Digital, José Manuel Vidal, reivindicó el papel de nuestra página en la información religiosa de España y del mundo. "Libertad y profesionalidad aunque a unos les produzca urticaria", señaló Vidal, "como los libros de Juan Masiá".
"Buscamos a quienes tengan algo que decir", apuntó el director de RD, quien destacó que Juan Masiá "es una autoridad, y un profeta de frontera, que sabe unir lo mejor de Oriente y de Occidente, el Zen y San Ignacio y desde esos principios y fundamentos ilumina la bioética que es su especialidad".
"El libro es una gozada, en el fondo y en la forma, indispensable para adentrar en los temas tan candentes de la bioética. Para pasar a una ética dialogante y pluralista", concluyó.