El Consejo de Estado, la más alta jurisdicción administrativa de Francia, anuló ayer la moratoria que impedía el cultivo del maíz transgénico MON810 del gigante agroquímico estadounidense Monsanto adoptada por el Gobierno francés en 2008 y cuestionada por la Corte de Justicia europea.
«El Consejo de Estado destaca que el Ministerio de Agricultura no pudo justificar su competencia para adoptar los decretos por carecer de pruebas sobre la existencia de un nivel de riesgo particularmente elevado para la salud o el medio ambiente», indicó esa instancia en un comunicado.
«En aplicación de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el Consejo de Estado anula los decretos del Ministerio de Agricultura suspendiendo la cesión y uso de semillas de maíz OGM MON810 y prohibiendo el cultivo de esas variedades», indicó el Consejo de Estado en su resolución.
Sin embargo, tras difundirse el comunicado del Consejo, la ministra de Ecología, Nathalie Kosciusko-Morizet, dijo estar «más decidida y convencida que en 2008 de la necesidad de prohibir el cultivo de Monsanto 810 en Francia». «Estamos estudiando las modalidades jurídicas para mantener la prohibición», dijo.
El 8 de septiembre de 2011, la Corte de Justicia de la Unión Europea había considerado que los Estados «no tienen competencia» para suspender o prohibir el uso o la venta de OGM excepto si «establecen la existencia de un riesgo importante para la salud humana, animal o el medio ambiente».
Esa instancia pidió a Francia que revisara su posición, no por cuestiones de fondo, sino por cuestiones de procedimiento, según el abogado Arnaud Gossement, experto en derecho del medio ambiente.
«Recibimos positivamente» la decisión del Consejo de Estado, afirmó la asociación Iniciativas Biotecnologías Vegetales, que reúne a fabricantes de semillas y de productos fitosanitarios, pues considera que «en período de crisis, es necesario que los agricultores dispongan de todas las herramientas necesarias para su competitividad».
La importación y el cultivo del MON810, variedad de maíz concebida para resistir mejor a la mariposa piral, fue autorizada en la UE en 1998.
Pero desde hace unos años, Estados miembros de la UE -Alemania, Francia, Grecia, Austria, Hungría y Luxemburgo- aplican una cláusula de salvaguarda que les permite prohibir el cultivo de variedades genéticamente modificadas, en particular el MON810, símbolo de la lucha contra los Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
España, en cambio, cultiva decenas de miles de hectáreas de maíz OGM de Monsanto, gigante estadounidense presente en una docena de países de América Latina, entre éstos los mayores productores agrícolas como Brasil y la Argentina. También está en México, Paraguay, Colombia, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Chile, Ecuador y Venezuela.
Tras la decisión de la Corte de Justicia de la UE, el Gobierno francés advirtió que si se anulaba la moratoria, adoptaría una «nueva cláusula de salvaguarda».
«La pelota está del lado del Gobierno que debe prohibir nuevamente el cultivo del MON810 valiéndose de fundamentos jurídicos adaptados», le recordó ayer la organización ecologista Greenpeace.
A cinco meses de las elecciones presidenciales en Francia, Greenpeace se preguntó si el presidente francés «Nicolas Sarkozy está dispuesto a asumir la presencia de OGM en nuestros campos y en nuestra mesa».
«Si el Gobierno no hace lo necesario adoptando una nueva prohibición, corremos el riesgo de que los OGM vuelvan a nuestros campos», advirtió Sylvain Tardy, director de Greenpeace en Francia.
En diciembre de 2009 el Alto Consejo de Biotecnologías (HCB), comité científico multidisciplinario creado por el Gobierno francés para evaluar los riesgos y beneficios de las biotecnologías, había indicado que el MON810 presentaba «más inconvenientes que ventajas».
Monsanto, conocido en el mundo por sus semillas transgénicas de maíz, soja y algodón, y también por sus pesticidas como el herbicida Roundup, un glifosato de amplio espectro considerado peligroso para el medio ambiente por las autoridades europeas, anunció en octubre un beneficio neto anual de 1.610 millones de dólares, superior a sus previsiones.